lunes, 25 de agosto de 2014

Ciegos, sordos, mudos III

Y ya la última moda es que a alguna gente le ha dado por boicotear a Israel, y no sólo en plan privado pensando “no voy a comprar productos israelíes”, sino muy en su estilo Sánchez Gordillo, entrando en supermercados y tirando al suelo los productos importados de Israel. Y el colmo, algún lumbreras ha decidido en los propios supermercados retirar los productos “kosher”, especialmente preparados para aquellos que profesan la religión judía, según ellos por miedo a los manifestantes pro palestinos.  Que deben ser bastante más violentos y desagradables que los manifestantes pro Israel, ya que nadie ha retirado de ningún supermercado los productos “halal”, destinados a gente de religión musulmana,  por miedo a los manifestantes judíos. 

Varias cosas que decir a esto:

He visto una foto, que no he podido colgar aquí (mierda de incompatibilidad de formatos) de una mujer con un cartel que dice: 

"Cualquier idiota puede boicotear un supermercado. Israel es líder en el desarrollo de medicamentos contra el cáncer, parkinson y muchos otros. Dejemos que los idiotas boicoteen eso"
Más claro, agua.
 
Y como me gusta ayudar a la gente, estemos o no de acuerdo, a todos los que quieran boicotear a Israel, a los judíos y a sus productos comerciales, aquí les adjunto una serie de normas para que lo hagan bien hecho. Las cosas a medias no molan ¿verdad?
  1. Deja de usar Facebook YA. Su creador, Mark Zuckerberg, es judío. Deja de usar también ordenadores con procesadores Intel Pentium y Celeron, así como cualquier sistema operativo de Windows. No, no es propaganda para Apple, es que toda esa tecnología fue desarrollada en Israel. Y esto incluye los antivirus y el algoritmo utilizado para enviar e-mails.
  2. No vayas jamás a un psicoanalista, ni tomes una aspirina, ni te administres insulina si eres diabético. El inventor del psicoanálisis (Sigmund Freud), el de la aspirina (Spiro) y el de la forma de administrar insulina (Karl Landsteiner) eran judíos.
  3. A partir de ahora deberás coser tu ropa a mano, ya que el inventor de la máquina de coser, Isaac Singer, era judío. Y por supuesto nada de llevar vaqueros Levi´s ni ropa de Calvin Klein, Ralph Lauren o Donna Karan. Todos ellos son judíos.
  4. No utilices micrófonos, ni teléfonos (fijos o móviles) ni máquinas calculadoras, todo eso fue inventado por judíos (Emil Berliner, Philip Reiss y Abraham Stern respectivamente)
  5. Enciende siempre con encendedor, las cerillas de fósforo las inventó el judío Sanson Valobra.
  6. ¡Boicotea Google y condénate al Internet Explorer! Los creadores de Goggle, Larry Page y Sergei Brin, son ¡adivinaste! judíos.
  7. Renuncia a los videojuegos SEGA, a los helados Haagen-Dazs, a los donuts, y a las marcas de maquillaje Esteé Lauder y Helena Rubinstein.
  8. Deja de ver películas de la Metro Goldwin Mayer, Universal Studios, Columbia Pictures, Warner Bross o Miramax, así como el canal Fox. Todos sus dueños son judíos.
  9. Y hablando de cine y artes varias, limítate a Bardem y Penélope Cruz. Se acabaron las películas de Spielberg, Oliver Stone, Kubrick o Roman Polanski. Y nada, ni el trailer, donde salgan los actores Wynona Ryder, Sarah Jessica Parker, Natalie Portman, Harrison Ford, David Duchovny, Paul Newman, Woody Allen, Dustin Hoffman o Kirk Douglas. Por supuesto ni se te ocurra escuchar música de Barbra Streisand, Billy Joel, Leonard Cohen, Paul Simon, Art Garfunkel o Lenny Kravitz, judíos todos ellos.
  10. Si eres católico, renuncia a tu religión YA. Jesucristo era judío, y también la Virgen María y los doce Apóstoles.
  11. Si te va más la filosofía, la literatura o la ciencia, borra de tu mapa mental a Durkheim, Spinoza, Strauss, Franz Kafka, Albert Einstein o Ana Frank. Todos eran judíos. Y si lo tuyo es el cómic se acabaron Batman y Spiderman, ya que el creador de Marvel Comics, Max Fleischer era judío.
  12. No tomes medicamentos genéricos, ya que pueden haber sido desarrollados por Israelí Teva Pharmaceuticals, la mayor empresa de medicamentos genéricos del mundo. Y sin hablar de genéricos, si tienes cáncer, VIH, diabetes, esclerosis múltiple, parkinson, enfermedades hepáticas, mieloma, Alzheimer, epilepsia o tumor cerebral, mira bien lo que tomas, ya que la mayoría de los tratamientos para estas enfermedades, incluyendo láseres para cirugías, son tratamientos patentados por el Instituto Weizmann, de Israel.
  13. No utilices tarjetas de crédito o débito, es muy probable que su sistema de seguridad sea israelí.

Bien, y ahora para contentar a todos, vamos a dar algunas normas por si algún judío o simpatizante quiere sumarse a los boicots mundiales boicoteando productos palestinos. Ahí van:
  1. No se puede. Los palestinos jamás fueron capaces de producir NADA.

Nos consideramos democráticos, tenemos derecho a la libertad de expresión pero estamos MUDOS  y callamos… o no, en vez de callar, nos manifestamos en contra del único país democrático de Oriente Medio, a la vez que a favor de quienes quieren exterminarnos. Desde luego es la peor forma de estar MUDO.

sábado, 23 de agosto de 2014

Ciegos, sordos, mudos II


Supongo que a nadie le viene de nuevo el concepto del Islam como religión que venera la muerte, la propia y especialmente la ajena. Lo que no sé es si todo el mundo tiene claro cuáles son las intenciones de los líderes islámicos, intenciones que ya dejó muy claras en su momento uno de los más salvajes de ellos, Osama Bin Laden: “algún día toda la tierra será musulmana, por las buenas o por las malas”. Ale pues.



Los musulmanes no saben vivir en mayoría respetando a las minorías. Cuando son ellos la minoría, en países occidentales normalmente, se dedican a quejarse de que son discriminados, a putear a sus mujeres, a despotricar de las desvergonzadas costumbres occidentales y a lloriquear y pedir subvenciones para crear centros culturales islámicos, subvenciones que nosotros les damos sin rechistar, no sea que nos tachen de racistas y eso sí que no. Pero en cuanto son mayoría, lo que hacen es crear un estado islámico, imponer el Islam como única religión verdadera y matar al que no esté de acuerdo. Pasó en el Líbano, pasó en Bangladesh, pasó en Sudán, está pasando en el Kurdistán y pasará en Europa. No somos capaces de imaginar lo que van a hacernos esta chusma el día que conquisten “democráticamente” Europa, no somos capaces de imaginarlo. Yo espero no llegar a verlo, pero me temo mucho que nuestros hijos y nietos lo verán, y no será en absoluto bonito de ver. Supongo que se parecerá a lo que están haciendo en el norte de Irak y Siria, donde están exterminando, y eso sí es un genocidio en toda regla, a todo aquel que no sea musulmán. Marcando las puertas de las casas de los cristianos, ahorcando a los yazidíes y a todo aquel que no se convierta inmediatamente al Islam, enterrando viva a la gente, degollando a los niños, ¡qué más da! si no les importan sus propios niños, les van a importar los de los demás.

ISIS, masacrando niños
Y no, no hay Islam moderado. Hay musulmanes que son buenas personas y no ponen bombas ni degüellan a nadie, eso sí, pero el Islam en sí mismo no tiene nada de moderado. Si alguien se molesta en leer el Corán, verá que la obligación de todo musulmán es matar al infiel en cuanto le ponga el ojo encima, y ése es el objetivo de miles de musulmanes repartidos por todo el planeta. Sí, sólo son peligrosos los musulmanes fanáticos, pero son miles y miles y miles los fanáticos. Ahora toca que alguien diga que la Biblia también contiene atrocidades, y que sobre todo el Antiguo Testamento no es precisamente benévolo con el ser humano, ni con las mujeres. Y no seré yo quien le quite la razón, si uno se dedica a leer la Biblia también puede encontrar pasajes aberrantes con respecto a los derechos humanos. ¿Dónde está la diferencia entonces? La diferencia está en que la cultura judeocristiana ha evolucionado, la gente puede creer en la Biblia pero no la interpreta al pie de la letra, los fanáticos cristianos (que más de uno hay también) no van poniendo bombas en aviones saudíes ni en un tren de Pakistán. La diferencia está en que en países de mayoría cristiana, como España, uno puede ser cristiano, musulmán, judío, budista, hinduista, zoroastriano o ateo, que no pasa nada. Y si alguien se mete contigo por tu religión, enarbolas el artículo 14 de nuestra Constitución, ese que dice que todos los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de raza, sexo, RELIGIÓN, etc. y el juez te da la razón inmediatamente. La diferencia está en que los talibanes se cargaron los Budas de Bamiyan y nosotros no nos hemos cargado la mezquita de Córdoba. Ésa es, fundamentalmente, la diferencia entre ellos y nosotros.

Mezquita de Cordoba
Quien se atreve a criticar al Islam, desde dentro o desde fuera, es asesinado u obligado a esconderse de por vida, víctima de una fatwa. Salman Rushdie escribió una especie de fábula onírica (bastante infumable, por cierto), acerca de un profeta medio loco que lo mismo podía interpretarse como una crítica al Islam que como una peli light de Schwarzenegger. Taslima Nasrin denunció las atrocidades cometidas por la mayoría musulmana sobre la minoría hindú en Bangladesh, incluyendo las sufridas por su propia familia y dando datos y cifras alarmantes. Ayaan Hirsi Ali, musulmana de origen somalí, huyó del Islam y sus barbaridades, llegó a Holanda, empezó trabajando como intérprete para inmigrantes y acabó siendo diputada del Parlamento holandés. Escribió un libro titulado “Yo acuso” donde denunciaba las atroces costumbres de la cultura musulmana en su país de origen y exigía a los musulmanes una autocrítica en vez de una fe ciega, afirmando que sería algo beneficioso sobre todo para el propio Islam. Su amigo Teo Van Gogh filmó un pequeño documental llamado “Sumisión” en el que se atrevía a denunciar la terrible esclavitud que sufren muchas mujeres musulmanas por partida doble, por parte de su religión y por parte de sus maridos. Ibn Warraq, ex musulmán de origen pakistaní, siguiendo la magnífica línea de Bertrand Russell escribió un libro llamado “Por qué no soy musulmán”, en el que repasa y critica el Corán de cabo a rabo, y da explicación a algunos términos como “sharia”, “yihad” “burka”, “hiyab”, “fatwa”, “dhimmies” o “jizya”, términos mucho menos inocentes de lo que parecen, y que son de obligada aplicación y lo más normal del mundo en los países de mayoría musulmana. Oriana Fallaci escribió en los años 70 “Inshallah”, una magnífica novela acerca de cómo los palestinos musulmanes destruyeron el Líbano, un país hasta entonces rico y próspero. Tras los atentados del 11 de septiembre escribió su trilogía “La rabia y el orgullo”, “La fuerza de la razón” y “El Apocalipsis”, analizando la situación internacional con respecto al terrorismo musulmán, y lanzando durísimas críticas al Islam y a los blandengues occidentales que lo apoyan y lo defienden.


Asesinato de Teo Van Gogh

 Todos ellos han sido objeto de “fatwas” (persecuciones a muerte) por parte de las autoridades islámicas, y todo buen musulmán está obligado a matarles si les encuentra. El único que ha sufrido tan cruel destino, que yo sepa, ha sido Teo Van Gogh, degollado en plena calle por un musulmán holandés de segunda generación, supermoderado y superintegrado, quien por cierto en el juicio no sólo se burló cruelmente y amenazó a la familia de Teo, sino que dejó en ridículo a sus propios correligionarios, que después de que matara a Teo empezaron como no, a lloriquear al gobierno y a quien quisiera escucharles que estaban en contra de los atentados, que lamentaban esa muerte, que el verdadero Islam no era eso, que ellos eran pacíficos y moderados, etc. Muhammad Bouyeri, que así se llamaba el fulano asesino, dijo que lo había hecho porque era un buen musulmán, y se dedicó a citar las suras del Corán que había seguido al pie de la letra al asesinar de manera tan sádica a Teo Van Gogh. No sé qué cara se les debió quedar a los imanes holandeses cuando oyeron esas declaraciones dejándoles como lo que son, unos auténticos mentirosos e hipócritas.

Recientemente se ha constituido el llamado ISIS, el Estado Islámico de Irak y el Levante que pretende abarcar en principio zonas del norte de Irak y Siria (aunque ni soñarlo que se detendrán ahí) y que se está estrenando con las mayores atrocidades cometidas jamás contra cualquier población en cualquier parte del mundo. Los nazis a su lado eran angelitos de la guarda. Ya he comentado antes algunas de sus hazañas, y cómo están sometiendo a un genocidio, o un éxodo en el mejor de los casos a todas las minorías religiosas, pero si acaso mejor documento con fotos.




Y me fastidia mucho, sí señor, que tengamos los presuntos 1800 “civiles asesinados” por Israel en Gaza hasta en la sopa (con todo el respeto a los que realmente fueran población civil), con sus manifestaciones en ciudades y en redes sociales, con progres culturetas (hola Bardem) llenándose la boca de la palabra “genocidio” siempre con respecto a Israel, incluso con agresiones a ciudadanos y turistas judíos como las recientemente acontecidas en Tarragona; me fastidia mucho esto y que a la vez estemos ignorando a las casi 200.000 personas que han exterminado u obligado a marcharse de sus casas los terroristas musulmanes del nuevo ISIS. 

 Qué pasa, si no son palestinos nos la pela ¿no?, si no podemos echar la culpa y acusar de genocida a Israel o a EEUU nos la pela ¿no? Somos unos hipócritas de tomo y lomo y nos la pela ¿no?

Pues bien, Bardem y compañía, ahora viene la mala, malísima noticia: detrás de ellos vamos nosotros. El “estado genocida” de Israel está parando los pies a una de tantas organizaciones terroristas musulmanas que tratan de destruirlo y exterminar a sus ciudadanos, pero ellos saben y nosotros deberíamos saber que si algún día lo consiguen no pararán ahí. 


No quieren sólo a Israel, quieren toda la tierra, que lo están diciendo, que lo están repitiendo, que los tenemos en nuestra Europa invadiéndola “pacífica y democráticamente” exigiendo sus derechos de ciudadanos, los mismos derechos que nos quitarán a los no musulmanes en cuanto sean mayoría. Gracias a nuestra tolerancia y a nuestra democracia, gracias a que nos acojona apoyar a Israel y criticar a un moro, que aquí somos buenos, oenegistas y tolerantes. Idiotas, lo que somos es idiotas, y nos vamos a dar cuenta demasiado tarde, cuando ya no haya remedio si es que a día de hoy aún lo hay. Los tenemos en Europa, en América y en todo occidente, nos invaden con sus cinco llamadas a la oración y sus Allah Akbar, pero estamos SORDOS y no les oímos.

viernes, 22 de agosto de 2014

Ciegos, sordos, mudos I


Estamos ciegos, no lo vemos venir y nos acabará comiendo el monstruo. El conflicto Israel-Hamás se está convirtiendo en la Tercera Guerra Mundial. La gran nación árabe (que no es nada, pero se supone que une a todos los países árabes) toma partido por Hamás poniendo como excusa a la población civil palestina; gran parte de occidente (que tampoco es nada, pero se supone que une a todos los países con una economía y una civilización más avanzada) toma partido por Israel sin poner ninguna excusa. Israel tiene un poderío comercial y económico que lo sitúa claramente en el bando occidental, pero lo que me sorprende, lo que me flipa de verdad es que en todo occidente, y hablando en concreto de España, resulta que es más progre, más guay y parece ser que más de entendidos ¡¡DEFENDER A HÁMAS Y CRITICAR A ISRAEL!!! Pero ¿qué nos pasa? y no, no vale como excusa la población palestina; yo también defiendo y compadezco a la población civil palestina, que está siendo masacrada por su propio gobierno “democrático”, por ese gobierno al que ellos votaron y que ahora les está utilizando como escudos humanos, haciendo imposible que las Fuerzas de Defensa de Israel, por más fuerzas que sean y más que se esfuercen, limiten al mínimo las bajas civiles.




Los judíos pueden hablar en contra del gobierno de Israel, puede decir que no les gusta lo que hace, pueden manifestarse con su opinión, sea cual sea. Quienes no somos judíos en España también tenemos ese derecho puesto que vivimos en una sociedad democrática donde hay libertad de expresión. Los palestinos no pueden. A los palestinos les toca aguantar al gobierno de Hamás sin chistar bajo pena de muerte sin juicio, que así se las gastan los hamases. Sí, han ganado unas elecciones como Hitler las ganó en su día, pero no sólo en eso consiste la democracia: la democracia también significa que existan una serie de derechos que los palestinos de a pie no tienen; la democracia también significa que la prioridad de un gobierno sea su gente, y no el sacrificio de su gente.

Israel está bombardeando en la franja de Gaza arsenales de armas pertenecientes a Hamás, objetivos militares que Hamás ha colocado en edificios civiles, incluyendo hospitales, escuelas e incluso casas privadas. Pero claro está, el malo de la película es Israel, que no tiene otra faena que hacer más que bombardear hospitales.

Israel está alertando a la población civil palestina por radio, mediante octavillas y con disparos de aviso cuando se va a producir un bombardeo para que abandonen la zona, puesto que su objetivo es destruir las armas de Hamás, no a la población de Gaza. Los combatientes de Hamás “recomiendan” a la población que no se vaya de sus casas y que defiendan su causa a costa de sus vidas. Y los métodos de “recomendación” y “persuasión” de los terroristas musulmanes, pues como que no hace mucha falta explicarlos, ya los conocemos todos.





Israel ha destruido unos 30 túneles de cuatro kilómetros de largo, y cuyo coste se estima en tres millones de dólares cada uno, que los combatientes de Hamás habían construido para poder infiltrarse en Israel y atacar el país. Hamás había invertido todo ese dinero en una infraestructura modernísima y carísima, que por supuesto ha resultado completamente inútil, puesto que el ejército de Israel los ha descubierto y destruido. Treinta por tres, noventa, imaginemos lo que se podría haber conseguido en una zona empobrecida como la franja de Gaza con noventa millones de dólares si se hubieran invertido en infraestructuras civiles, educación, sanidad y servicios para la población civil. Pero no. Misiles y túneles. Que por cierto, han costado la vida a muchos de los palestinos que trabajaron en ellos, incluyendo 163 niños, porque Hamás los ha asesinado, al más puro estilo faraón egipcio, para prevenir que pudieran chivarse a Israel de la localización de los túneles.

Israel dispone de drones y otros dispositivos aéreos para localizar con asombrosa precisión los arsenales de misiles ocultados por Hamás en casi todas las ciudades de la franja de Gaza, como ya se ha dicho siempre en edificios civiles. Israel puede por tanto calcular con exactitud dónde van a caer sus misiles y hasta dónde va a dañar su onda expansiva, y eso es exactamente lo que está haciendo, con el objetivo de que las víctimas civiles sean las menos posibles. El otro día vi un vídeo, en el que un misil israelí destruía un edificio adosado a una mezquita dejando ésta intacta, pero no sé qué pasa que no puedo subirlo aquí.

Hamás está haciendo pasar por civiles a sus combatientes. Para empezar, ellos son la fuente de información de las bajas en la franja de Gaza, con lo cual ya de entrada muy de fiar no es esa información. Pero vale, vamos a dar por cierto que ha habido desde el inicio del conflicto los 1800 muertos que todo el mundo da por ciertos. Para Hamás todos son civiles, no ha muerto un solo combatiente de los suyos. Y yo, que no he estado allí ni los conozco ni los he contado, me huelo la jugada a tres kilómetros y medio, y por supuesto no soy la única. Los combatientes de Hamás sólo se ponen sus uniformes para desfilar, grabarse en vídeo y alardear de metralletas, en realidad no son un ejército sino una panda de terroristas, con lo cual está claro que les conviene más ir de paisano. Cuando alguien muere y su foto sale en los periódicos, ¿quién puede saber si es un civil o no? Además, si seguimos respetando las estadísticas “oficiales”, la mayoría de los muertos son varones jóvenes, lo cual no es representativo de la población civil palestina. Si todos los muertos fueran civiles, cada segmento de la población sería proporcional al total, y no lo es. Y eso sin tener en cuenta, que los combatientes de Hamás, también son en muchas ocasiones mujeres, niños y ancianos.
Y dentro de la tragedia que supone esta guerra he encontrado algo divertido: una foto de un presunto niño palestino muerto. No podemos negar que haya habido víctimas civiles, eso está claro, pero me parece a mí que si todos los muertos son como éste, de los 1800 habría que restar algunos.

 


“Israel defiende a sus civiles con misiles, Hamás defiende a sus misiles con civiles” 
 
La frase está ya muy oída y muy dicha, pero cada vez se vuelve más cierta. Israel y su gente aman la vida. Han sobrevivido a todo lo que les ha caído encima a lo largo de la historia, que no ha sido poco; cuando les dieron un trozo de desierto para construir su país, en muy poco tiempo hicieron de él un vergel, un país próspero repleto de bellezas turísticas y no sólo autosuficiente, sino también exportador de productos a otros países. Sí, lo sé, con la ayuda de sus amiguitos de EEUU, pero recordemos que esa ayuda es mutua, no podemos negar el mérito de Israel por sí mismo.

Gran parte de los palestinos, como buenos musulmanes radicales, aman la muerte




Cuando les dieron un trozo de desierto para construir su país, se dedicaron a tratar de destruir el estado de Israel, en vez de construir el suyo propio. El islam si se toma en serio es la religión de la muerte, la destrucción y el desastre, y desgraciadamente los palestinos se la toman muy en serio. La mayoría ha votado a Hamás para que ganara unas elecciones y les gobernara; arman a sus niños con metralletas y les inculcan el odio a Israel y a occidente desde que nacen; se fotografían con una metralleta en la mano y un bebé en la otra; se inmolan voluntariamente en nombre de Alá y por supuesto nunca fueron capaces de cultivar ni una patata, ¿para qué? Viven de las ayudas de otros países sobre todo ¡oh sorpresa! de Israel. Porque sí, Israel ha impuesto un bloqueo a la franja de Gaza (sólo en su propia frontera, no en la egipcia, con la cual también linda la franja) para que no se les cuelen terroristas, pero sigue enviando ayuda humanitaria a Gaza, y respeta el alto el fuego cuando han de entrar ambulancias y médicos para ayudar en lo posible a la población civil. Igualitos que Hamás. Y quiero recalcar de nuevo y alzar la voz en nombre de todos aquellos palestinos que están en contra de las atrocidades de su gobierno, pero les toca callar y aguantarse. No es justo meterlos en el mismo saco que a los demás, aunque los otros sean mayoría. Es más, muchos árabes de origen palestino y musulmanes son ciudadanos israelíes. Viven en Israel, ellos se portan bien e Israel se porta bien con ellos, ningún problema. Recordemos que en todo el estado de Israel conviven musulmanes, judíos y cristianos con sus respectivos edificios religiosos. Vamos a ver, ¿cuántas iglesias y sinagogas hay en la franja de Gaza…? ¿puede ser que ninguna? Pues ya está todo dicho.

Para finalizar esta primera parte, aquí una madre palestina explicando para qué educa a sus hijos, aquí mis lectores. Una vez hechas las presentaciones, juzguen ustedes mismos


 

Esto es real, dicho por gente real que presta su imagen a una cámara y no se le cae la cara de vergüenza. Pero estamos CIEGOS y no lo vemos.