martes, 25 de noviembre de 2014

¿Se puede?

Pues no sé yo si se puede o no se puede, habrá que verlo… en fin, que ya tocaba darle un repasito al político de moda, al Mesías del siglo XXI, al politólogo guapetón que está revolucionando las redes sociales, las ciencias sociales, las políticas sociales y las hormonas sociales de féminas y gays de todo el territorio patrio.

Empecemos por el principio y por lo importante: la verdad es que está razonablemente bueno. En realidad para ser político está muy, pero que muy bueno, a ver, comparémoslo si no con Rajoy, Aznar, Rubalcaba, Sánchez Gordillo… vamos que no hay color, que un poco de frescura entre tanto carcamal apetece y mucho. Además es un tío culto, leído, que sabe hablar muy bien, y eso también se echaba de menos en la política española después de tanto relaxing café con leche y similares. Y luego está ese puntito de soberbia que me pone muchísimo, ese nombrar cada dos por tres sus matrículas de honor, ese verse ya coronado como presidente del gobierno… digamos que lo que le falta de ortodoncia le sobra de autoestima y eso me gusta. A mí los que van de humildes me dan mucho miedito, aún no he conocido a ninguno que sea la excepción al “dime de qué presumes y te diré de qué careces”. Vamos, que el muchacho con esa sonrisa destartalada, ese pelazo y ese palique que Dios le ha dado seduce al más pintado y a la más pintada. Confieso sin pudor que si me pilla hace unos años hubiera estado como loca enviándole flores y cartas de amor, pero mira, nos hacemos mayores, ya no tenemos el cuerpo para flores y cartitas y nos dedicamos a hablar de política. C´est la vie.




Además, no sé si el Mesías guapo llegará a gobernar o no, pero como político, politólogo y cienciólogo de las políticas hay dos cosas que está haciendo estupendamente:

1- Ilusionar a la gente joven y no tan joven a quien la política al uso tenía ya completamente desilusionada.

y 2- Acojonar a los que de momento nos llevan años gobernando, de un color y de otro, que también hacía mucha falta. Se acabó el bipartidismo, el coleguismo entre políticos de signo contrario, el “qué más da quien mande si todos son iguales”. Ahora hay gente que piensa distinto, que quiere hacer las cosas de forma distinta, que no son cuatro gatos por muy perroflautas que sean y que a los gobiernos de toda la vida les están poniendo los huevos de corbata. Y me parece muy bien. O se gobierna honradamente o se acaba el chollito, que las alternativas vienen pisando fuerte, y bien fuerte. Así que bravo, bravo por la aparición, o más bien irrupción de Pablo Iglesias en el panorama político español.

Y ahora, cómo no, vamos a darle un poco de cerita que si no, no tiene gracia. Y desde luego no es oro todo lo que reluce y hay cerita que dar.


Pablo Iglesias
 A ver Pablo, querido, cuando te preguntan de dónde vas a sacar la renta básica que prometes para todos los españoles y empiezas con tu deliciosa voz “como decía Fulanito…” para a continuación citar a tres filósofos, diez políticos históricos, siete economistas, tres escritores, Carlos Marx y algún antiguo secretario de Chávez, estás demostrando que tienes una cultura y un saber envidiables, que todas tus matrículas de honor están justificadas, que da gusto escucharte y sobre todo, que no tienes ni puta idea de dónde va a salir esa renta básica que puedes prometer y prometes. Y más o menos así funcionas en cuanto alguien te pide explicaciones serias acerca de todas esas cosas justas, maravillosas y utópicas que piensas hacer cuando gobiernes y que no podrás hacer el día que te veas con el percal entre las manos, ya lo verás. Porque la politología es estupenda, pero en la práctica y uso cotidiano de la política hay que tener una mano izquierda que tú no tienes, y manda güevos que no tengas mano izquierda con lo comunissssssssta que eres. Perdón por el chiste malo.

No puedes amenazar a los ricos con que van a pagar más impuestos, porque si resulta que un día ganas las elecciones, al minuto siguiente ya están todos en Suiza o en las Islas Caimán, con toda su caradura y su riqueza. No puedes amenazar a las multinacionales con que sólo pagan el uno por cien de impuestos y tú las vas a poner en su sitio, porque al día siguiente se han ido a China, o a Bulgaria, y tú te has quedado sin el uno por cien (que viniendo de una multinacional, es mucha pasta) y con unos cuantos miles de parados más en España. No Pablo, no, esas cosas no se dicen y menos así, esas cosas SE HACEN con mucha vaselina y mucha delicadeza, sin ofender a nadie, sin que ningún rico tenga la sensación de que le están quitando lo suyo. Pero para eso hay que tener mucha experiencia, paciencia y savoir faire, hay que estar curtido en mil batallas políticas y tú no lo estás. Tú vendes incienso, un incienso delicioso que mola, que da gusto aspirar pero que se desvanece en el aire y en un tris deja de existir. Y eso en política, Pablo, es muy peligroso, que nos arruinas el país con una caída de pestañas y aquí de guapo no come nadie. Bueno, tú igual sí y algunos más también, pero no el 99% de los españolitos que al fin y al cabo somos los remeros que hacemos avanzar esta galera por los mares del sur. Así que cuidadín podemistas: frente a las promesas incumplidas de unos no valen las promesas incumplibles de otros, que nos quedamos igual que estábamos o peor.

 Ahora que los carcas te han birlado una de tus reivindicaciones más aplaudidas, el absurdo reconocimiento del absurdo estado inexistente de palestina (véase post anterior, que me repito), ahora que te han arrebatado ese as en la manga del populismo, me extraña que nadie te pregunte por otra de tus proposiciones aún más absurda y esperpéntica que la anterior: eliminar la valla de Melilla y los CIE. O sea, que venga quien quiera y que se quede, bienvenidos seáis hermanos, donde come uno comen siete millones, nada de papeles ni tonterías de ricos, aquí los brazos abiertos, y las piernas, y las vallas. Pero vamos a ver Pablo, ¿tú te has parado a pensar lo que puede suponer eso, unido a la promesa de una renta básica? Yo te lo diré: que la valla de Melilla se traslade a los Pirineos, y seamos los españoles quienes intentemos saltarla en manadas y los franceses nos frían a leches sin humanidad ni proporcionalidad, que ellos ya tienen bastante allí con lo que tienen. Hombrededios, una cosa es no tratar como animales a los seres humanos por más que muchos se estén comportando peor que animales, y otra es ponerle a todo el que venga un pisito en Chamartín. Que no hay pisitos Pablo y de donde no hay no se puede sacar; que estamos con el agua al cuello, y sintiéndolo en el alma por quien está peor aquí ya no se puede ayudar a nadie; que si la galera es para veinte y suben diez mil por mucho que queramos remar nos vamos a pique, nosotros y ellos. Mejor hagamos que España salga a flote, que aquí se pueda vivir y a ser posible vivir bien, y después si acaso ya hablamos de derechos Y OBLIGACIONES de los que quieran venir de fuera, ¿no te parece?

Por otra parte vives en la era de internet, de la globalización y del todo está en Youtube, y claro, tus adversarios políticos están al quite y duermen con un ojo abierto por si acaso, y cómo no, te están haciendo pagar ciertas cosas. Yo entiendo que cuando eras sólo un profesor buenorro que daba clase de políticas en la Complutense y hacía babear a las/los alumnas/os; cuando tu mayor éxito era salir en la tele con programa propio, pues te podías permitir ciertos lujos expresivos y ciertos comentarios políticamente incorrectos. 

Iglesias y algunos de sus admirados
Pero ahora eres un aspirante a presidente del gobierno, y comprenderás que tus simpatías por los presos de ETA, por el presidente del chándal y su corruptísimo gobierno, por los Castro brothers y algunos más del mismo palo; tu comunismo radical al que ahora no paras de echarle suavizante; la historia aquella de que te pegaste con uno que era de clase social más baja que la tuya… pues no caigan bien no ya a tus adversarios políticos, sino a cualquier españolito de a pie con dos dedos de frente. Y te las estás viendo negras para justificar, matizar y recomentar todas esas palabras que dijiste en su momento con la boca grande y que dejan poco margen a la duda y mucho a la controversia, puesto que están grabadas en vídeo y circulando por internet. Experiencia y previsión de futuro, Pablo, imprescindible para un político, ese savoir faire del que te hablaba antes y que a ti te queda lejos, muy lejos…


Y tus muletillas ¡ay! me encantan. Son una muestra más de que tu bello y elaborado discurso se acaba en cuanto le soplas los cimientos, pero me encantan. Repasemos algunas de ellas:

“Yo no te he interrumpido a ti”. Ésta la pongo la primera porque es verdad, aunque alguna vez se te haya ido de las manos y de la boca, no sueles interrumpir a tus contertulios, esperas tu turno y dices lo que tengas que decir. Y eso está muy bien, porque hace que un debate tuyo con los del “Gato al agua”, en vez de parecerse al “Sálvame” sea escuchable e interesantísimo, con opiniones muy distintas pero bien expresadas y respetadas por el contrario. Una gozada, oye.

Pablo versus Federico

“Y no lo digo yo, lo dice…” me gusta especialmente porque la digo yo, o sea, que muchas veces cuando digo algo luego digo “y no lo digo yo, lo dice Fulanito”, que da más peso a cualquier argumentación y queda muy bien.

“La casta”, ¡ay! la casta. Qué castizo estás, chico. Y sí, la casta existe y me temo que seguirá existiendo, sólo espero que sepas torearlos y no te conviertas en uno de ellos si llegas al poder. Porque creo que aunque algo iluso, eres sincero, y porque como te conviertas en casta y te cortes el pelo, a mí se me congelan las hormonas y prefiero tenerlas efervescentes ¡qué coño! y más por un político, que es algo totalmente nuevo para mí. Una experiencia increíble. Bueno, en resumen, que sigue dando caña a la casta que yo también les tengo mucha manía, pero no te pases y no los cabrees demasiado, que entre tú y ellos nos arruináis el país y lo acabamos pagando los descastados de siempre.

“Democracia viene del griego, demos y cratos”
Uissss ¡cómo me pones cuando te pones culto! Pues sí, cada vez que se te llena la boca de “democracia” y de “los que somos demócratas” sacas a relucir tu casta de político (¡ay no, casta no, corrige Zenia, corrige!) digooooo… tu flema y buen hablar (mejor así ;-) de político y quedas divinamente. El problema viene cuando alguien te dice que la bandera de España es democrática y te mosqueas porque a ti la que te gusta es la republicana; cuando alguien te dice que Fidel Castro no es democrático y te  mosqueas porque a ti el tipo te cae bien; cuando exiges que se adelanten las elecciones porque te conviene políticamente, pero obvias que las elecciones se celebran, democráticamente, cada cuatro años, y es decisión unilateral del gobierno democrático adelantarlas si le da la gana; cuando hablas de los escraches y el derecho a la protesta y los calificas de “jarabe democrático” a la vez que se están viendo vídeos de protestas violentísimas en las que se insulta, se amenaza y se llama “asesino” y “terrorista” al gobierno que los españoles han elegido democráticamente, por poco que a ti te guste. Lo siento Pablo, ni la democracia, ni el demos, ni el cratos son perfectos, y ser democrático también es envainársela cuando la mayoría de nuestros compatriotas ha votado algo que no nos gusta y nos toca las narices.

Felipe VI
“Si Felipe de Borbón quiere ser Jefe del Estado, que se presente a unas elecciones”. Ahhhhhh no, eso sí que no, con mi Felipe de mi vida no te metas, que ya puestos está igual de bueno o más que tú y yo por mi Bombón, digoooo por mi Borbón MA-TO. A ver, para empezar léete un poquito la Constitución que parece mentira, Pablo, hijo: “La forma política del estado español es la monarquía parlamentaria” Titulo Preliminar, Artículo Uno, en toda la boca. Y más democrático que nuestra Constitución no hay nada en el mundo. “El Rey es el Jefe del Estado… asume la más alta representación del Estado Español… y ejerce las funciones que le atribuyen expresamente la Constitución y las leyes.” Título III, Artículo 56. O sea, que el Jefe del Estado en España es una figura representativa, siempre al servicio de las leyes democráticas, no un Jefe de Gobierno como es en otros países, que no tiene nada que ver una cosa con la otra. Vamos, que no hay que presentarse a unas elecciones para ello, Felipe VI es legítimamente el Jefe del Estado Español, y no lo digo yo ;-), lo dice la Constitución Española. Democracia, democracia y democracia, te guste o no te guste. A mí la verdad es que me parece muy bien que haya una figura representativa del Estado que no dependa de su gobierno, y por supuesto si la hay se le debe pagar por su trabajo la cantidad que en su día cada año decide el Parlamento y queda establecida en los Presupuestos Generales del Estado. Democracia, democracia y más democracia. Por lo demás y ya entrando en lo personal, Felipe VI no es un señor que un día se despertó y era rey como le pasó a su padre; Felipe VI es un hombre que desde bien pequeño supo que iba a ser rey, asumió esa responsabilidad con sus ventajas e inconvenientes y se preparó a conciencia para ello. No sé si te gana o le ganas en matrículas de honor, pero también tiene dos licenciaturas, másteres, doctorados y una formación en política y relaciones internacionales impresionante, más que sobrada para el cargo que desempeña. 

¿Es guapo o no es guapo nuestro rey?
 Y al contrario que tú, Pablo, tiene muchísima experiencia y sabe lo que se hace. Su larguísima trayectoria como Príncipe de Asturias ha sido intachable, y también lo está siendo su todavía corta trayectoria como Felipe VI, Rey de España. Aissss, que se me cae la baba de decirlo. Y encima está bueno, el jodío. Y además ¡qué coño! las féminas y féminos que ya tenemos una edad lo vimos desfilar como abanderado en los JJOO de Barcelona y ya está dicho todo, frente a esa maravillosa e inolvidable imagen ya podéis venir tú y tu melena y tu verbo florido veintidós años después que no hay color, no te empeñes. Así que viva la monarquía parlamentaria, viva Felipe VI, vivalrey y vivaspaña. Si te gusta, bien, y si no, jarabe democrático ;-)

Y con esto queda casi todo dicho. Aún no sé a quien votaré en las próximas elecciones pero seguramente no votaré a Podemos. Y no porque no me gusten sus ideas, que sus ideas me encantan, sino porque veo completamente utópico que se puedan llevar a la práctica casi todas ellas. Aún así, si ganan las elecciones les daré mi enhorabuena y mi voto de confianza, y pondré una velita a Tutatis para que sean un buen gobierno y hagan avanzar España un poquito, que falta nos hace a todos. Si no ganan, que seamos serios es lo más probable, creo que harán una oposición magnífica y que pondrán las pilas a quien sea que gobierne, y creo o quiero creer que su presencia en el panorama político español hará que más de uno se lo piense antes de gobernar para su bolsillo y no para los ciudadanos.

Así que bienvenido sea Pablo Iglesias, bienvenido sea el nuevo panorama político español, respetadme al Rey y a la Benemérita y que los dioses repartan suerte en las próximas elecciones, y ya puestos en la Lotería también, ¡qué narices! "Antonio… ;-)"

PD: vídeo para nostálgicos. Hay que esperar 16 minutos y medio con publicidad incluida, pero vale la pena. Lo sé, soy una cursi, pero lloré en su momento y he vuelto a llorar al verlo, después de tantos años.



https://www.youtube.com/watch?v=tVTrVEN_KrQ

jueves, 20 de noviembre de 2014

El mío es el Tibet

Ale, pues venga, ya somos modernos y nos hemos unido a la moda europea de reconocer palestina como un estado libre, sin exigirles antes que dejen de matar ni nada, ¿para qué, qué más da? Aquí a modernos y a solidarios no nos gana nadie.

Bueno, pues yo ahora quiero exigir el reconocimiento del Tibet como Estado.
El Dalai Lama, líder espiritual budista.
Resulta que el Tibet sí fue un estado independiente, desde tiempos milenarios hasta 1959. El Tibet, aislado del mundo en medio del Himalaya, tenía lengua y cultura propias, bandera, religión, templos, estructura política, todo ello con miles de años de tradición. Resulta que en 1959 fue no sólo ocupado, sino invadido militarmente y devastado por el ejército de la China comunista, que obligó a sus habitantes, los tibetanos que llevaban siglos allí, a irse al exilio o a quedarse en sus tierras bajo gobierno chino, renunciando a su religión y adaptándose la la cultura china en detrimento de la tibetana, la suya propia. La injusticia y la humillación más tremenda que tuvo que sufrir jamás un pueblo.

Pero claro, había algunos factores de importancia:
  1. El invasor era una gran potencia comunista
  2. En el Tibet no hay petróleo
  3. Los pacíficos tibetanos no se dedicaron a matar inocentes para defender su causa, que es la manera más imbécil y cruel de defender una causa, pero parece ser que funciona, porque mira a los “palestinos” si les está yendo bien…

Y claro, bajo esos tres preceptos la cosa cambia. La reacción inmediata de las grandes potencias políticas, de los solidarios, de los luchadores por las causas justas, de los oenegistas, de los izquierdistas del pueblo de toda la vida, fue….¡¡¡TACHÁÁÁÁNNNN! Quedarse callados como putas, y así llevan más de sesenta años. Los únicos no tibetanos que han abierto la boca al respecto, que yo sepa, fueron en su día los Mecano, con su preciosa canción “Aidalai”.


Por otro lado, Palestina empezó a ser tal cuando los romanos la conquistaron, la convirtieron en provincia romana y la denominaron así. Pero eso fue en la época del Imperio Romano, unos 3000 años después de que en esas tierras hubiera nacido y crecido la religión judía, la más antigua de las tres principales monoteístas (judaísmo, cristianismo, islam). También bajo el Imperio Romano nació, vivió y murió Jesucristo, y cuando siglos después se inventó el cristianismo, también esos lugares fueron considerados santos para la nueva religión, puesto que Jesucristo había protagonizado los momentos más importantes de su vida y de su muerte, en ellos. Y luego en el siglo VI, unos 500 años después de la muerte de Cristo nació Mahoma en La Meca, y se inventó el islam y tanto él como sus esbirros se dedicaron a expandirlo a golpe de cimitarra mientras el profeta escribía el Corán, una especie de blog a la antigua donde justificaba todas las atrocidades que cometía, e instaba a sus seguidores a imitarle. Y así llegaron a lo que hoy es Oriente Medio y conquistaron la antigua región de Palestina, donde se acabó lo que se daba. Mientras cristianos y judíos habían logrado convivir relativamente en paz durante siglos, el ejército musulmán muy en su línea decapitó, violó, expolió, incendió, arrasó… y se quedó.
Luego llegaron las cruzadas, y los refortalecidos cristianos intentaron reconquistar su Tierra Santa, pero aunque hicieron algo de pupa, a la larga no pudieron con el feroz criminal Saladino y la cosa quedó en un batiburrillo de pueblos, etnias y religiones viviendo en la tierra de las antiguas tribus de Israel y dándose de leches cada dos por tres. Y muchos judíos tuvieron que irse de su tierra por esta situación y acabaron expandiéndose por Europa y América, lo que se conoce como diáspora, y luego todo el mundo les puteó a base de bien en las dos guerras mundiales, especialmente en la segunda, cuando los nazis y sus incondicionales amiguitos musulmanes se propusieron exterminarlos. Por suerte los nazis perdieron la guerra, aunque sus incondicionales amiguitos musulmanes salieron bien parados contándole al mundo aquello de que “nosotros también somos víctimas” y “no les ajuntábamos tanto” y “la nuestra es la religión de la paz” y en fin, todas esas cosas a las que ya nos tienen más que acostumbrados.

De la manita, tales para cuales...
Y entonces, los que habían ganado la guerra decidieron, con muy buen criterio, restituir a los judíos sus tierras, las de toda la vida y resarcirles en parte de todo el daño que habían sufrido en la guerra en la que estuvieron a punto de ser exterminados. Y como no podía ser perfecto, aunque la intención era muy buena, en el paso siguiente empezaron las cosas a torcerse. En vez de coger todo el territorio de la antigua Palestina y crear ahí un estado judío, permitiendo a la gente de otras etnias y religiones que ya vivían ahí quedarse en sus casas, pues como veían que con los musulmanes estaría complicado y no querían enviarlos a alguno de los más de sesenta estados islámicos que ya existían, decidieron dividir el territorio en dos estados, uno árabe y uno judío. Que aunque a mi parecer era injusto con los judíos, pues bueno, tampoco era tan mala solución, y así se hizo. Los judíos aceptaron encantados tener un estado propio y no pusieron problema a que en parte de la antigua Palestina se constituyera otro estado árabe-islámico, uno más. También se comprometieron a aceptar y mantener las distintas religiones que existían en el que ya era su territorio, incluida la islámica, y a dar la ciudadanía israelí de pleno derecho a todos los que vivían allí fuera cual fuera su religión. Hasta ahí fantástico. Y ahora llega el sorpresón: ¡¡¡los árabes no aceptaron!!!! Ellos no querían un estado, ellos querían todo el territorio que había sido judío hasta que ellos lo invadieron, que según la resolución de la ONU ya constituía el Estado de Israel y que cómo no, consideraban suyo de pleno derecho porque habían edificado cuatro mezquitas, como si no hubiera templos judíos, sinagogas e iglesias cristianas miles de años más antiguas. No. Mío, mío y mío, como los niños pequeños. Además y por supuesto, seguían queriendo exterminar a los judíos, como decía el gran Muftí de Jerusalén “Alá nos ha concedido a los musulmanes el don de terminar lo que Hitler empezó”.

Así que bueno, con esas condiciones la ONU más o menos los mandó a la mierda y el 14 de mayo de 1948 quedó oficialmente constituido el Estado Judío de Israel. El 15 de mayo de 1948, es decir, al día siguiente, los árabes  ya habían convencido a cinco países vecinos (Líbano, Siria, Irak, Egipto y Jordania) para invadir Israel, y ya estaban en ello. Primer incumplimiento flagrante de una resolución de la ONU, con el objeto de destruir un país y exterminar a su población, los mismos tipejos que años después acusarían a gritos a Israel de terrorista y de no obedecer a la ONU cuando construyó un muro, cuando construye casas para su gente en territorio vacío que no es de nadie. Coherencia ante todo.

Y en fin, por no extenderme mucho diré que Israel en diez días creó su propio ejército y en unos meses había ganado la guerra, y entonces dijo “ahora os jodéis, no haber empezado” y se anexionó más territorio del que en principio le había sido asignado por la ONU, que no tuvo más remedio que callar y envainársela.

Y aquí me permito citar un comentario de Leon Chattah, un usuario de Facebook a quien ya considero amigo:

“No es territorio ocupado, es territorio ganado a 5 países árabes que hicieron una incursión que creyeron era un picnic y PERDIERON. No se juega como los chicos que después se devuelven las bolitas... Jugaron a tirar a los Judíos al mar y perdieron. Yo les repetiría como la sabia madre de Al Sheik llorando la perdida de Andalucía, llorando mirándola desde Africa, "no llores como mujer, lo que no supiste defender como hombre" (perdón a los/las feministas). Samaria y Judea pertenecen al Estado Judío de Israel. PUNTO.”

Y eso fue en 1949 y así seguimos, los árabes empiezan una guerra, Israel la gana y otra vez y otra vez, y los tíos no aprenden…. eso sí, en cuanto perdieron la guerra de 1948 se autoproclamaron “pueblo oprimido” y empezaron a llamarse “palestinos” como si los judíos no lo fueran también, como si hasta entonces hubieran estado viviendo en Singapur en vez de en Palestina. Y ya que militarmente los nuevos “palestinos” eran (y son, y serán) incapaces de hacer la "o" con un canuto, pues se dedicaron al terrorismo que se les da mejor y de paso no tienen que dar cuentas a la ONU ni a la Convención de Ginebra ni a nadie, porque como ellos no son un ejército de un país, pues técnicamente no pueden cometer crímenes de guerra, así que a matar niños sin contemplaciones y sin que nadie les diga ni "mu". También por supuesto, empezó la operación lloriqueo, enarbolando su condición de pueblo oprimido y exigiendo a todo aquel que quisiera oírles su derecho a tener un estado propio, ese estado que no tenían la menor intención de crear hasta que no les dieran, ya que ellos no eran capaces de cogerlo por las armas, todo el territorio de Israel. Como es fácil de entender, los israelíes no estaban por la labor… y hasta hoy.

Y hoy queridos, nos hemos desayunado con un atentado en una sinagoga de Jerusalén, cinco muertos y ocho heridos, y nos hemos ido a cenar con la noticia de que el Parlamento Español, que se ve que no tiene otra cosa que hacer, ha votado a favor del reconocimiento del Estado Palestino. Y yo es que flipo. Qué pasa, ¿no se os ha ocurrido antes exigirles que dejen de matar como hacíais con ETA? ¿es que estos son más guapos? Aquí a modernos no nos gana nadie, y como la moda ya la han establecido Suecia, Francia e Inglaterra, pues ale, España detrás como borreguitos. Y nadie se da cuenta de que mientras no sean los propios “palestinos” quienes reconozcan su estado y se dediquen a hacer de los pocos terrenos que les quedan algo útil, es lo mismo reconocer el Estado de Palestina que el Reino de Narnia. O sea, una estupidez supina.

Así que nada, yo he decidido que para pueblo oprimido e injustamente tratado por la historia, ahí está el Tibet. Mientras los palestinos árabes ponen bombas, el Dalai Lama vive exiliado en la India y va por el mundo proclamando su mensaje de paz; mientras el islam insta a matar a los no musulmanes allá donde se les encuentre, el budismo, la religión tibetana, prohíbe matar a otro ser humano bajo cualquier circunstancia; mientras los musulmanes de la franja de Gaza y el West Bank educan a sus hijos en el odio y la obligación de matar judíos, los tibetanos educan a los suyos en la paz y el amor a la humanidad. Así que yo lo tengo, claro, prefiero mil veces utilizar mis escasas fuerzas en defender a los tibetanos. 
Sus vidas sólo importan si los "mata" Israel...
Pero a quien no le caigan bien los tibetanos, tiene más opciones, ¿qué tal exigir un kurdistán para los kurdos? ¿qué tal exigir a Rusia que devuelva Crimea a los ucranianos? ¿qué tal exigir a la ONU que intervenga YA y termine con las sangrientas dictaduras que asolan muchos países del África negra? y no sigo porque no pararía, será que no hay gente oprimida en el mundo. Pero yo tengo muy claro lo que ha pasado en España… y lo que ha pasado ni más ni menos es que nos hemos vuelto a bajar los pantalones frente al terrorismo. Lo cual por una parte me parece muy injusto con la gente que lucha por su causa sin matar a nadie (por ejemplo los tibetanos) y por otra parte me parece un error catastrófico, porque eso no hace que el terrorismo disminuya, al revés, hace que se envalentonen y crean que pueden conseguirlo todo matando a gente inocente. Y nosotros como tontos, poniéndoles la alfombra roja y pensando que a nosotros no nos van a matar porque hemos reconocido en nuestro Parlamento su estado inexistente. De verdad, SOMOS TONTOS.

Y respecto al estado inexistente, me gustaría citar también un estupendo artículo de Beatriz Becerra, diputada al Parlamento Europeo por UPyD, pero como no tiene desperdicio, en vez de citar partes sueltas, pongo el link:

http://www.huffingtonpost.es/beatriz-becerra/es-palestina-un-estado-qu_b_6167516.html

Y muchas cosas más que decir al respecto, pero estoy cansada. De escribir, de vivir en un país de cuyo Parlamento me avergüenzo, de repetir siempre lo mismo, de que la gente no se dé cuenta de la bomba de relojería que estamos creando, de que la culpa de todo siempre la tenga Israel, de que los políticos que pago con mi dinero pierdan el tiempo votando gilipolleces… muy cansada de todo ando últimamente.

Voy a terminar con una anécdota:

hace unos días, en una localidad del corazón de Texas, la comunidad musulmana adquirió un terreno para construir una mezquita. Junto a ese terreno hay una granja, un negocio familiar donde desde hace más de 200 años se crían animales, y esos animales son….¡¡¡cerdos!!! Bueno, pues el piadoso musulmán que había comprado el terreno se acercó un día al granjero texano, y muy condesdenciente él, le informó de la situación y le dio dos opciones: o criar otros animales que no sean considerados impuros por el islam, o marcharse a otra parte, puesto que allí se iba a construir una mezquita y una mezquita no puede estar al lado de una granja de cerdos. El granjero texano, muy parsimonioso él, se ajustó su sombrero, se cargó al hombro su escopeta y parece ser que le dijo al musulmán algo así como: “mi familia lleva aquí doscientos años y yo toda mi vida, siempre hemos criado cerdos y lo vamos a seguir haciendo. Pero con los de la granja tenemos bastante, así que construye lo que te dé la gana, pero no vuelvas a aparecer por aquí porque te meto un tiro y esta noche me hago un jamón con tus patas”. Desde entonces el granjero, todos los viernes (día sagrado y dedicado a la oración para los musulmanes), organiza en su granja carreras de cerdos con apuestas incluidas, y a los cerdos participantes les pone nombres árabes, de manera que los asistentes puedan corear sus nombres y animar a los favoritos: ¡¡¡corre Rashid!!! ¡¡¡venga Mohamed, que tú puedes!!! ¡¡¡remonta Mustafá, remonta!!! y así. Más brutos que un arado, pero con dos cojones estos granjeros de Texas.

Y ahora sí que acabo de verdad, aquí os dejo una foto relacionada con la anécdota anterior:
Es un cartel destinado a los musulmanes que entran en Texas desde México, y dice así:

¡Bienvenidos a Texas!
No te metas con Texas
Nuestros ciudadanos poseen armas legalmente
Si matas a alguien, te mataremos a ti
Nos gustan los tiroteos, es una tradición texana
Tenemos 120 prisiones, disfruta de tu estancia

Lo dicho, más brutos que un arado, pero con dos cojones, estos Texanos.