martes, 12 de enero de 2016

De norteafricanos, violaciones y feministas

Muy cabreada, cabreadísima ando con el tema de las agresiones sexuales perpetradas en Alemania por varones de apariencia norteafricana-árabe, algunos de ellos presuntos refugiados. Al menos dieciocho de los treinta que la policía alemana identificó en un primer momento, eran solicitantes de asilo. Solicitantes de paguita y casa gratis en Alemania, para que nos entendamos.

Y me cabrea porque me siento como Casandra y no soy la única. Yo lo suelto en este blog, en redes sociales y en conversaciones con mis amigos, pero hay gente mucho más importante que lo lleva diciendo años en cualquier medio de comunicación y aquí ni caso, que si quieres arroz Catalina, hasta que nos pille el toro como ya les ha pillado a esas más de trescientas mujeres residentes en Alemania que salieron a festejar la noche de fin de año y acabaron en una comisaría, denunciando haber sido violadas o abusadas. No me hagan caso a mí, pero por favor lean a Fallaci, a Rahola, a Sartori, a Brigitte Gabriel, a Geert Wilders, a Pérez-Reverte, a Ayaan Hirsi Ali. Ellos no son precisamente fachas, no están en contra de la inmigración, no son racistas ni xenófobos, son simplemente gente que ve el mundo en el que está viviendo, ve lo que ha pasado a lo largo de la historia en países hoy musulmanes y ve lo que está pasando en Occidente. Gente muy sabia que lleva mucho tiempo avisando de lo que se nos viene encima, por favor háganles caso ante de que sean ustedes quienes tengan que ir a una comisaría a denunciar una violación o algo peor.

Juego de palabras entre "refugees" (refugiados) y "rape" (violación). Podría traducirse como "los refugiados violadores no son bienvenidos, ¡fuera de aquí!

Lo que opino del islam y del trato que se da en él a la mujer, ya lo he dejado muy claro en otros posteos y no me voy a extender aquí. Lo que opino de esa gente que viene de otra “cultura” a pretender imponerla en Occidente, también lo he dicho muchas veces. Hoy quiero hablar de quienes lo permiten. De nuestros políticos que lo permiten con sus acciones; de los tolerantes que lo permiten con su actitud benévola hacia gente que no les corresponde en esa benevolencia; del feminismo organizado que lo permite desviando la atención hacia otros objetivos menos comprometidos para ellas; de las buenas personas que lo permiten inconscientemente al pensar que todo el mundo es tan bueno como ellos, y que alguien que sólo busca una vida mejor no puede ser una mala persona. Error. Un error detrás de otro.

 Supongo que todos hemos visto imágenes tomadas con cualquier pretexto en las calles de Teherán, de Ramalah, de Riad, de Mogadiscio, de Bagdad. Sólo se ven hombres. Si hay alguna mujer va completamente tapada y acompañada de varones, porque en su “cultura” la mujer debe estar en casa, salir sólo lo estrictamente necesario para hacer la compra y tal, siempre cubriendo sus encantos incluso aunque no los tenga. La mujer en sí misma, es una provocación sexual para el varón musulmán y en ella está depositada la honra de la familia, por eso los varones son responsables de que sus madres, hermanas e hijas vistan decentemente si tienen que salir a la calle, es decir, que vayan completamente cubiertas y no provocando a otro hombre, que claro está no podría reprimirse. Por eso, si un varón se siente provocado la culpa es de ellas; por eso, si un varón considera que una mujer no va vestida correctamente, considera también que tiene derecho a usarla como quiera; por eso los hombres van en hordas, buscando como alimañas una excusa para desahogar sus instintos más primarios en la primera fémina que, según su especial criterio, les dé ocasión. Y como es fácil de entender, en esas circunstancias muy mala ha de ser una excusa para que no sea buena.

“Como la aguja de una brújula apunta siempre al norte, así el dedo acusador de un hombre encuentra siempre a una mujer.”
 Khaled Hosseini
“Mil soles espléndidos”


Y de repente esas hordas desembarcan en Europa a miles, y aquí damos por sentado que en cuanto pisen suelo europeo van a cambiar automáticamente esa mentalidad que traen de fábrica y que tanto conviene a sus instintos primarios; pensamos que en cuanto crucen la frontera van a asimilar de golpe que aquí quien viola o maltrata a una mujer va a la cárcel; que aquí el que viola no es más macho, es un criminal; que aquí las mujeres que van en minifalda y maquilladas no son prostitutas y aunque lo fueran tampoco tendría nadie derecho a violarlas; que aquí esas mujeres que fueron toqueteadas y violadas en Alemania, trabajan muchas horas para poder pagar con sus impuestos las ayudas sociales a los inmigrantes. Sí, Europa está llena de almas de cántaro dando por sentado que los valores occidentales se asimilan por completo en el momento en que alguien baja de un tren y lee una pancarta en la que pone “Bienvenidos Refugiados”. Y no es así, sobre todo cuando muchos de esos “refugiados” lo que tienen muy asimilado y arraigado es un profundo desprecio por los valores occidentales. El dinero occidental les encanta, pero los valores occidentales los desprecian, con un par.

Refugiados españoles, huyendo a Francia en 1939
Podemos empezar comparando fotos de refugiados, que internet está lleno de ellas. Las fotos de los refugiados que pasaban a Francia en la guerra civil española, por ejemplo, ponen los pelos de punta. Mujeres, hombres y niños famélicos, angustiados, cargados con los cuatro trastos que han podido rescatar de sus hogares, andando en filas durante kilómetros y kilómetros, durante horas y horas, agotados, enfermos, destruidos por la crueldad de la guerra. Espeluznante. Las fotos de los “refugiados” que llegaban a Alemania hace unos meses, también ponen los pelos de punta pero por otra razón. Trenes llenos a rebosar de hombres jóvenes, fuertes, bien vestidos y bien alimentados. Un ejército de guerreros del islam gritando “Allah akbar”, rebosantes de alegría y prepotencia, con sus iPhones y sus palos de selfie, riéndose de los idiotas con las pancartitas de bienvenida, haciendo gestos obscenos a las cámaras. Ni una sola mujer, ni un solo niño entre ellos. ¿Espeluznante? No, lo siguiente.

Presuntos refugiados sirios a su llegada a Europa, 2015
Me van a decir que en todas partes del mundo hay hombres que violan, y van a tener razón. Desgraciadamente, ninguna sociedad se libra de semejante lacra, pero la diferencia es obvia. En las sociedades occidentales, donde las mujeres tienen derechos, el violador es castigado por la ley y repudiado por cualquier ciudadano con dos dedos de frente. En las sociedades donde las mujeres no pueden trabajar ni estudiar, no pueden casarse con quien quieran, han de ir cubiertas de la cabeza a los pies para no provocar sexualmente a los hombres, pueden ser golpeadas si no se portan bien… en esas sociedades la violación es un castigo justo y merecido para aquellas pecadoras que no se atengan a las normas, y no es extraño que además sean castigadas con latigazos, cárcel, o incluso la muerte por las propias leyes de la sociedad en la que viven. Por las propias leyes de su “cultura”.

¿Y las feministas europeas? Las feministas europeas convocan manifestaciones cada vez que una mujer muere asesinada por su pareja masculina; salen en los medios de comunicación hablando del patriarcado que sufrimos y de lo machista que es la sociedad; exigen que en caso de divorcio la mujer se quede con la vivienda y los niños, y el hombre tenga que pagar una pensión para compensar los sufrimientos que ocasiona a la mujer ese cruel patriarcado; se desnudan en público para exigir su derecho al aborto libre y gratuito, “nosotras parimos, nosotras decidimos”; se desnudan en público para romper las figuras de un belén navideño, en protesta por el injusto e indigno trato que procura a la mujer la iglesia católica; se desnudan en público delante de un obispo católico por la misma razón; se niegan a que la ley de violencia de género se convierta en una ley de violencia doméstica, que proteja a todas las víctimas; exigen que cualquier organismo tenga el mismo número de hombres que de mujeres, independientemente de que los unos o las otras estén más o menos capacitados para estar ahí; protestan enérgicamente porque hay mujeres que cobran menos que los hombres por hacer el mismo trabajo… y misteriosamente callan de golpe frente al islam, se quedan mudas cuando esos abusos y algunos peores, por ejemplo violaciones en grupo, son cometidos por musulmanes. En países islámicos o en occidente, da igual, frente al islam, las feministas cremallera en boca.


Que quede claro que comparto muchas de las reivindicaciones que los movimientos feministas expresan con tanto ardor, simplemente me llama mucho la atención la diferencia de intensidad entre las protestas por unos motivos y por otros, cuando a mi criterio, y sin minimizar el daño en ninguno de los dos casos, es mucho más grave sufrir una violación múltiple que una diferencia salarial.

Debo decir también que por supuesto hay excepciones, que sí hay mujeres que han reaccionado a las atrocidades musulmanas aún jugándose la vida con ello, pero a las asociaciones, a los grupos organizados, a todas esas que se manifiestan con tanta energía frente a otras actitudes machistas, no las hemos visto por ninguna parte a raíz de los sucesos de Alemania. Como mucho he leído algún artículo en internet, y de verdad que no me lo podía creer, de alguna femiprogre superliberal tachando de racistas a quienes insisten en recalcar la procedencia de los agresores, diciendo que esos hombres vienen de otra cultura y no tenemos derecho a negarles sus tradiciones, que se utilizan estos hechos, supuestamente aislados según ellas, con objetivos xenófobos para negar la entrada a refugiados sirios, y que lo que fastidia a los fachas de la extrema derecha no es el hecho de que se hayan cometido violaciones masivas, sino que hayan sido cometidas por extranjeros. Vamos, que según esa teoría, las mujeres alemanas están encantadas de que las viole un rubiaco de metro noventa llamado Günter, pero claman de indignación y denuncian si quien las viola es oscuro y se llama Mohamed. Ya lo que me faltaba por oír.

Feministas organizadas, vosotras que calificáis de violación un restregón del compañero de trabajo cerdo que todas hemos tenido alguna vez, ¿os atrevéis a calificar de “expresión de su cultura” las violaciones masivas cometidas por musulmanes? ¿en serio? A mí me cabrearía exactamente igual si los agresores hubieran sido alemanes, pero la realidad es que los Günters no suelen tener esos comportamientos y quienes han violado, quienes han agredido, quienes han maltratado a esas mujeres, eran Mohameds. Y disfrazando la realidad ni convencéis a nadie ni protegéis a ninguna mujer. Os exijo como mujer que os pongáis en tetas en la estación de Colonia, enfrente de una mezquita, en casa de la Merkel en plan escrache para exigirle que modifique su política migratoria, en casa de los imanes esos que con su gran desfachatez, claman desde sus europeos púlpitos que hay que pegar a las mujeres que no se portan bien. Cuando os vea hacer esas cosas, me creeré que de verdad os preocupáis por el bienestar de todas las mujeres, antes no.

Verano en Hungría... y en Alemania --- Nochevieja en Hungría... y en Alemania. ¿Todavía no está claro?

¿Tiene arreglo esto, hay solución a estas alturas? Sí, la hay, pero desde luego exige dejarse ya de buenismo y corrección política, exige actuar con firmeza y con valor.

Para empezar seleccionemos exhaustivamente, uno a uno, a los inmigrantes que queremos en Europa y a los que no queremos. Tolerante oenegista de turno, termina de leer antes de llamarme racista por favor. Sí, tenemos derecho a elegir quien entra y quien no entra en nuestros países igual que elegimos quien viene a cenar a nuestra casa, y el criterio no es la raza, es la sensatez. Dejemos entrar sólo a inmigrantes con su pasaporte, documentados, y previo paso por la base de datos de Interpol. Aquel que tenga antecedentes de terrorismo o de violencia de cualquier tipo, no pasa la frontera y se vuelve por donde ha venido. Mala suerte, haberlo pensado antes. Mi amiga Emi sugiere que se permita entrar sólo a las mujeres refugiadas, lo que quizá también sería una solución, aunque injusta con los varones honrados y buena gente. Ahí lo dejo, por si acaso.

En segundo lugar, devolvamos a sus casas a los chicos malos, con rotundidad y sin complejos. Los asaltantes sexuales de Alemania y de cualquier otro lugar, los que pegan a sus mujeres, los que roban, los que estafan con las ayudas sociales, y por supuesto mis favoritos: los que realizan, o colaboran, o apoyan, o justifican actos de terrorismo. A sus países de una patada en el culo, les guste o no, sea acorde a los derechos humanos o no, sea políticamente correcto o no.

En tercer lugar metamos en la cárcel a los que ya tienen la ciudadanía de algún país europeo, pero siguen haciendo las mismas maldades. A los que predican el yihadismo y captan jóvenes en las mezquitas, a los que se dejan captar, a los imanes que explican como pegar a las mujeres, a los que exigen que en las escuelas (públicas, laicas y gratuitas) de sus hijos se sirva un menú halal, pero a la vez también exigen que no se celebre la Navidad. A la cárcel un buen montón de años, sus propiedades expropiadas y si esos delitos se han cometido en mezquitas o centros culturales (“culturales” qué valor tienen…) islámicos, clausura inmediata y reconversión de la mezquita o centro cultural islámico en un mercadillo, multicine o centro cultural de verdad.

Y el “refugiado” a quien no le guste portarse bien en Europa, siempre tiene la opción de refugiarse en Arabia Saudí. Allí comerá halal, podrá pegar a su mujer, y no verá una teta feminista en su vida, será feliz y nos dejará a los pérfidos y libertinos occidentales vivir en paz en nuestros pérfidos y libertinos países.