“Mientras en el fondo del corazón
palpite un alma judía…”
Hatikva, himno oficial de Israel
Confirmada la peor de las noticias. Los hermanitos Bibas fueron asesinados durante su secuestro y mañana el hamas entregará sus cuerpos, junto con el de su madre Shiri y el de Oded Lifshitz, de 84 años.
Los pequeños Bibas ya nunca sabrán cuánto les hemos querido y les queremos, cuánto hemos sufrido y cuánto hemos llorado por ellos. Nunca sabrán que en Israel se han convertido en el símbolo de todos los rehenes y de todas las víctimas del terrorismo.
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No han llegado a vivir cinco años entre los dos y sin embargo han hecho más por su pueblo que todos los políticos ineptos que no vieron venir el 7 de octubre: han conseguido unir en una sola voz la rabia de todo un país y de todos los que amamos a Israel; una sola voz pidiendo a gritos su liberación y llorando su muerte, pero una sola voz que ya no callará nunca. Porque el 7 de octubre marcó un antes y un después, y la ternura de estos dos adorables hermanitos ha conmovido a todo aquel que conserve un poco de humanidad.
No los van a devolver con vida pero tenemos la esperanza de que sean los últimos niños de la Historia asesinados por ser judíos. El 7 de octubre murieron muchos niños de las formas más horribles, y en nombre de todos ellos conservábamos la esperanza de volver a ver a los Bibas, de que tras año y medio en cautividad, en algún intercambio de rehenes por terroristas aparecieran sus dos cabecitas pelirrojas. No será así, mañana volverán a Israel en dos pequeños ataúdes que lo cambiarán todo. Porque el pueblo de Israel y su dolor han dicho basta; porque los políticos y el resto del mundo van a tener que aceptarlo les guste o no, y van a tener que asumir las consecuencias sean las que sean.
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Si quedaba alguna ínfima posibilidad de que los árabes que se hacen llamar palestinos tuvieran un estado, esa posibilidad ha muerto con los Bibas, la han asesinado el hamas y miles de presuntos civiles gazatíes. Ahora Gaza será restituida a Israel, a quien nunca debió ser arrebatada, y será repoblada con judíos, no hay vuelta atrás. Es lo único que se puede hacer por los Bibas y por todas las víctimas de 7 de octubre, y se hará le pese a quien le pese.
Ariel y Kfir nunca vestirán el uniforme de las FDI, pero ya han hecho todo lo que un soldado puede hacer por su país: han muerto por Israel y han cambiado la historia, su muerte atroz no habrá sido en vano.
Descansad en paz, pequeños héroes.
DEP
Z´´L