“And I´ll dance with you in Vienna
I´ll be wearing the river disguise”
“I bailaré contigo en Viena
llevaré puesto el disfraz de río”
Take this waltz, Leonard Cohen
La conferencia de Kfir, que al fin y al cabo es lo que he venido a hacer en Viena, es en la sede de la comunidad judía que se encuentra en la misma calle de mi hotel. Y como en mis funciones de asistente del conferenciante tengo que ir cargada con una maleta llena de libros, decido el día anterior acercarme a ver si está muy lejos y voy a necesitar ayuda, o me las apaño. Menos de cinco minutos andando. A unos metros veo una policía de guardia en la puerta, e intuyo con tristeza que ése es el lugar. Digo con tristeza porque aunque me alegra que las comunidades judías estén protegidas, no me gusta que tengan que estarlo, me duele que ser judío aún suponga un factor de riesgo en la Europa del siglo XXI. Esa misma protección policial la veré después en los dos Museos Judíos de la Ciudad y en la Embajada de Israel. En las paredes externas de la embajada, están expuestas las fotografías de todos los rehenes que aún quedan secuestrados en Gaza, todo un detalle.
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Monumento a los judíos |
En los dos museos judíos me empapo de la historia de los judíos de la ciudad, y constato una vez más que son el pueblo más válido y productivo que ha surgido nunca de la humanidad. En Viena pasó lo que ha pasado en tantos otros sitios: los judíos llegan huyendo de la violencia que se ejerce contra ellos (basada en la envidia y la codicia ajena, pero eso es otro tema) se instalan, construyen una modesta sinagoga y empiezan a trabajar. Tienen buenas ideas y ningún miedo al riesgo que supone llevarlas a cabo, así que abren negocios, los negocios funcionan, ellos ganan dinero y la ciudad recibe una inyección de riqueza. El efecto judío y el aumento de la riqueza arrastran a otras personas, judías o no, a comenzar sus propios negocios y la calidad de vida crece para todos. Cuando ya se han superado los primeros tiempos de incertidumbre y duro trabajo, cuando los negocios son boyantes y proporcionan beneficios es cuando aparece el justiciero social de turno (nazi, comunista, musulmán, tanto monta monta tanto) que suele ser un vago de siete suelas que no sabe contar hasta cinco pero tiene claro que la riqueza creada por otros debe ser suya, y será él quien la reparta sabia y equitativamente (para información más detallada lease “Rebelión en la granja” de George Orwell. Adjunto post al final del texto). Y cómo no, su primer chivo expiatorio son los judíos. Se inventa cualquier maldad que atribuirles, les expulsa de sus casas, se queda con sus propiedades que no sabe administrar, dilapida el dinero y desaparece el bienestar para todos. Los judíos se van y empiezan de cero en otro sitio, así durante casi 6000 años…
En la parte más antropológica/arqueológica de la investigación que se refleja en los museos, me llama la atención que haya expuestas espinas de pescado. No sé de dónde las sacarían ni recuerdo de qué época eran, pero se utilizaron para analizar las costumbres alimentarias de los antiguos habitantes de Viena y relacionarlas con la calidad de vida, enfermedades, organización sanitaria, etc. No dan puntada sin hilo estos antropólogos.

Pero sin duda, el momentazo más judío de todo este viaje a Viena ha sido sorprendentemente… el Festival de Eurovisión. Previamente, el cabreo de todos los años cuando los boicoteadores pretenden que Israel no participe, que si genocidio, que si pobres palestinos, que si tal y tal. Ninguno parece saber que Turquía participa y los turcos perpetraron un genocidio, uno de verdad, contra los cristianos armenios. Pero claro la historia no es su fuerte, qué van a saber los pobres. Este año se han venido un poco arriba y un periodista británico ha tenido incluso la desfachatez de preguntar a la cantante israelí si era consciente de que su presencia allí les ponía en peligro a todos, con sus dos cojonazos morenos. De verdad ¿quién le dio a éste el carnet? ¿la Complu? señor “periodista”: a ustedes y a nosotros nos está poniendo en peligro el terrorismo musulmán, no la presencia de una chica de veinte años que ha ido a Eurovisión solamente a cantar. Dígaselo usted a su profe de la Complu, venga.
Pero tras estos cabreos a los que me voy acostumbrando y tras la conferencia de Kfir la noche del sábado, llego al hotel hambrienta de información, me meto en internet y le pregunto a google quién ha ganado el Festival de Eurovisión. No hay respuesta. Y yo ¿cómooooorrrrr? miro la hora y pienso “a ver si es que aún no ha terminado”… en efecto, menos mal que en el hotel hay tele, la enciendo y están con las votaciones del público. Yunaited kingdon guayominí, tatatá… y de repente la cámara enfoca al grupo israelí y se les ve alegres, felices, ondeando banderas a más no poder, se oye un aplauso atronador del público, Eden sonríe feliz y yo aprieto los dientes y las manos, a ver cuántos puntos le dan… hasta ese momento Israel tiene 52 puntos y está en el puesto 13, regulín regulinchi. Presentadora: “next we have Israel” “you have received”… (pausa dramática )… ¡¡¡323 puntos!!! ¡¡¡Lavirgen!!! me pongo a saltar en la cama del hotel ¡¡SÍ!! ¡¡SÍ!!! ahí está el voto del público, ahí está la respuesta a tanto boicot y tanta tontería. Israel se pone en cabeza y la alegría de Eden y sus compañeros es increíble, se me saltan las lágrimas. Olé y olé mi Israel.
Finalmente Israel quedó en quinto lugar, una muy buena posición. Inmediatamente se desataron en redes sociales las quejas progres porque el “voto facha” (sí señores, el voto facha, en eurovisión) había dado a Israel un triunfo que no merecía porque genocidio y pobres palestinos y tal y tal. Pero ahí estuvo Eden Golan ondeando la bandera y poniéndose líder.
Yo me enteré días después de que por teléfono puedes emitir solamente un voto, de hecho había votado unos días antes en la semifinal y al llamar por segunda vez no recogía la llamada, pero… PERO si te descargas la aplicación puedes emitir hasta veinte votos. Así que, el año que viene más televoto facha para dar el triunfo a Israel.
https://obsesivaycompulsiva1970.blogspot.com/search?q=rebeli%C3%B3n+en+la+granja
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