miércoles, 26 de octubre de 2022

Krav Maga en Praga


A punto de empezar
 
La primera vez que practiqué Krav Maga, hace años, pensé que debería ser una asignatura obligatoria en los colegios, especialmente para las chicas. Y fue sólo una mini clase entre amigos, en uno de mis voluntariados en Israel.


El Krav Maga es un arte marcial, un sistema basado en técnicas de defensa personal  y desarrollado en Israel. La traducción literal del hebreo es “combate de contacto” y es el sistema que utilizan las Fuerzas de Defensa de Israel, todos los soldados lo aprenden y practican durante su servicio militar. Se trabajan situaciones concretas para reducir a un adversario esté armado o no, pero el Krav Maga es mucho más. No se trata sólo de resolver una situación peligrosa, sino también de evitarla; de saber cuando puedes enfrentarte a alguien y cuando es mejor no hacerlo y salir corriendo; de dejar claro a primera vista, mediante tu actitud y lenguaje corporal, que es mejor no meterse contigo. Krav Maga es defensa personal, arte marcial, psicología y toda una actitud frente a la vida. Una actitud, dicho sea de paso, de lo más israelí.


Miedo con sabiduría, de Kfir itzhaki

La primera vez que vi a Kfir Itzhaki fue en un video de facebook: alguien lo compartió, lo escuché y quedé impresionada. En plena fiebre de adulación a la pequeña Tamimi, él la llamaba “mujer” (en vez de niña) y “terrorista” (en vez pobrecita palestina oprimida), con un par y con la cara bien alta. Qué valiente. A partir de ahí le contacté en facebook y fue el principio de una hermosa amistad. Hoy Kfir es mi terapeuta (un terapeuta muuuuuy bueno) y de alguna manera también mi ángel de la guarda. Es un hombre que te contagia su seguridad en sí mismo, su fortaleza, su amor por la vida y por la gente; es como la esencia de Israel concentrada en una sola persona. Su experiencia de vida es impresionante y para conocerla mejor recomiendo alguna de las conferencias que imparte por todo el mundo, pero como resumen baste decir que sirvió en el ejército en Duvdevan, una unidad de élite dedicada al contraterrorismo y por descontado es un gran experto en Krav Maga y otras artes marciales. Además ha escrito un libro, “Miedo con sabiduría” en el que habla de cómo hacer del miedo nuestro aliado, un libro que se está vendiendo de maravilla en Israel y se encuentra en proceso de traducción al inglés. Muy impaciente estoy por leerlo enterito, y a ver si con un poco de suerte y algo más de tiempo podemos disfrutarlo también en español.
 
 
 
El Moldava de noche
Hace unos meses, estábamos un día yo y mis inseguridades conversando con Kfir cuando me dijo: “voy a hacer en octubre un seminario en Praga, ven”. Y yo dije “vale, iré”. Lo cierto es que para viajar me lo pienso poco, pero además no había mucho que pensar, tenía la espinita clavada del último seminario en Valencia que no quise hacer porque no me encontraba en forma y necesitaba sacármela cuanto antes, así que llamé a la agencia de viajes y compré un billete a Praga de inmediato. He de decir que una vez allí a mis inseguridades las envié a pasear por el Moldava e hice todo el seminario como una campeona, y aunque me resultó duro físicamente (la verdad es que no estoy en forma, no nos engañemos) sólo tuve que parar y descansar después de un ejercicio especialmente intenso, lo demás lo hice todo sin grandes problemas. Así que de maravilla, feliz cual perdiz, orgullosa de mí misma, de mi trabajo y del de mi terapeuta.


Y ya puestos a volar a Praga, como el Krav Maga sólo me iba a ocupar dos días, decidí tomarme otros cuatro de vacaciones para conocer la ciudad y fue una magnífica decisión. Praga es preciosa, la típica ciudad centroeuropea con su bellísima arquitectura a la vista allá donde te encuentres. Sin duda el alma de la ciudad es su río, el Moldava. Un río enorme, muy ancho, lleno de vida y de belleza, que hace imprescindible un paseo en barco si te encuentras en la ciudad. Yo me di dos, uno de día y otro de noche. El compositor checo Bedrich Smetana supo interpretar el Moldava como nadie cuando compuso el poema sinfónico que lleva su nombre, y que forma parte de su obra “Mi tierra”.


Wine not?
Praga es además una ciudad segura, lo había leído en todas las guías que consulté y también me lo dijeron el taxista que me recogió en el aeropuerto y la dueña del apartamento donde me alojaba. Por la noche se ven muchas mujeres solas paseando o haciendo deporte, familias con niños, grupos de amigos y policías patrullando. La ciudad ideal para llegar a casa sola y borracha sin problemas (Irene…) Yo llegué sola todas las noches y una de ellas casi borracha, porque volviendo de un concierto paré a tomar una copa en un bar de vinos que había visto el día anterior, y me encontré con un camarero muy simpático que me estuvo hablando de las variedades de vinos que hacen en Chequia mientras yo me tomaba un blanco semidulce, y luego me convenció para tomar otro… es que el bar es un sitio precioso con vistas al río, que se llama “Wine not?”, igual por eso me dejé convencer. O porque el vino estaba delicioso, que también puede ser.


Cementerio judío
Praga tiene una importante comunidad judía, varias sinagogas y todo un barrio donde encuentras carteles en hebreo, restaurantes kosher y tiendas donde puedes comprar un collar con la estrella de David. La sinagoga española es una auténtica belleza, y en ella hay un pequeño museo dedicado a las víctimas checas del holocausto. En otra sinagoga, la Pinkas, están escritos en las paredes los nombres de todas esas víctimas por orden alfabético, con fecha de nacimiento y lugar de procedencia. Impresiona, impresiona mucho. Al lado se encuentra el cementerio judío que es un remanso de paz, con sus tumbas sobre las que se depositan piedras, igual que en Israel.


Otra de mis salidas nocturnas fue para ver una representación de teatro negro, un espectáculo que nació en Praga y sigue siendo parada imprescindible en la ciudad. Este género fue fundado por Jiri Srnec, y hay un teatro que lleva su nombre y que ofrece una  función casi todas las noches. Es un teatro diminuto, familiar, estás cerquísima de los actores y desde luego vale la pena acercarse a ver la representación.

Teatro negro
 
Así que a grandes rasgos este es el resumen de mi viaje a Chequia: Krav Maga, teatro negro, vino blanco, paseos por el Moldava y horas de conversación con mi admirado Kfir. Una auténtica gozada.









No hay comentarios:

Publicar un comentario