Jo, para una vez que nuestro querido gobierno hace algo bien hecho... ¡va y también se lía parda! Aunque esta vez en mi opinión tienen más razón que un santo, se lie como se lie. Resulta que ahora en España, quien pretenda trabajar como profesor en colegios e institutos públicos, va a tener que aprobar un exámen. Y ya estamos todos poniendo el grito en el cielo, que mira que nos gusta.
Para empezar yo me he quedado a cuadros porque, en mi universo paralelo, estaba convencida de que eso YA era así, de que las bolsas de trabajo del profesorado estaban formadas por gente que había aprobado los exámenes de su oposición, pero sin suficiente nota para obtener una de las plazas. Y no, parece ser que no era requisito indispensable haber aprobado un exámen sobre la materia que pretendes impartir. Y encima va y resulta que alguien entrevista al profesor universitario de Política Educativa Internacional Reijo Laukkanen y publica la entrevista con el titular “Es nefasto elegir a los profesores mediante un exámen” sobre la foto de don Reijo, y qué le has dicho, ale, a rasgarnos las vestiduras a cuatro manos, que encima ha salido de la boca de un experto finlandés... espera, espera un momento, ¿finlandés?.... mmmm, pues sí, ¿qué tiene que ver que sea finlandés?... mmmm ¡¡¡PUES TODO, JOER!!
Para empezar yo me he quedado a cuadros porque, en mi universo paralelo, estaba convencida de que eso YA era así, de que las bolsas de trabajo del profesorado estaban formadas por gente que había aprobado los exámenes de su oposición, pero sin suficiente nota para obtener una de las plazas. Y no, parece ser que no era requisito indispensable haber aprobado un exámen sobre la materia que pretendes impartir. Y encima va y resulta que alguien entrevista al profesor universitario de Política Educativa Internacional Reijo Laukkanen y publica la entrevista con el titular “Es nefasto elegir a los profesores mediante un exámen” sobre la foto de don Reijo, y qué le has dicho, ale, a rasgarnos las vestiduras a cuatro manos, que encima ha salido de la boca de un experto finlandés... espera, espera un momento, ¿finlandés?.... mmmm, pues sí, ¿qué tiene que ver que sea finlandés?... mmmm ¡¡¡PUES TODO, JOER!!
Profesora en Finlandia |
Para empezar, al leer la entrevista constato como era de esperar que Mr. Laukkanen está hablando en todo momento ¡DE FINLANDIA! y sí, opina que es nefasto elegir a los profesores mediante un exámen ¡EN FINLANDIA! y ¿qué tiene Finlandia que no tenga España? pues para seguir, y utilizando las propias palabras del señor Laukkanen:
“Hay una gran demanda entre los estudiantes para ser profesor, para formar parte del profesorado, los alumnos con las mejores calificaciones quieren ser docentes. Además la formación es excelente, realizan estudios durante cinco años y desde hace muchos todos tienen que tener un master.” Pues ale, bajemos a la madre patria a comparar y constatemos que aquí los alumnos con mejores notas no suelen ser los que optan, así en masa por estudiar magisterio. Y la propia formación está muy lejos de ser excelente aunque eso no sea culpa de los alumnos ni de sus notas, véanse los chistecitos sobre magisterio que pululan por facebook, ofensivos y de mal gusto en su mayoría, pero por desgracia muchas veces reflectores de una realidad. En Finlandia los profesores demuestran su valía mientras estudian su carrera, aquí ni de coña.
“En Finlandia no consideramos que haga falta hacer exámenes a los candidatos a una plaza de profesor. Cuando una escuela de algún municipio necesita profesores, se pone un anuncio en el periódico, se presentan candidatos de todo el país a los que se selecciona a través de entrevistas.” Vale, y en España si se decide seleccionar así a los profesores, en dos meses tenemos a la Esteban dando clases de lengua española en la Facultad de Filología, con un sueldo de catedrática hasta que se jubile ¿me entiendes? y lo peor, lo más sangrante, alguien que realmente valga para dar esas clases está poniendo cortados en el bar o limpiando el suelo porque no es famoso ni primo del alcalde.
“Hay una gran demanda entre los estudiantes para ser profesor, para formar parte del profesorado, los alumnos con las mejores calificaciones quieren ser docentes. Además la formación es excelente, realizan estudios durante cinco años y desde hace muchos todos tienen que tener un master.” Pues ale, bajemos a la madre patria a comparar y constatemos que aquí los alumnos con mejores notas no suelen ser los que optan, así en masa por estudiar magisterio. Y la propia formación está muy lejos de ser excelente aunque eso no sea culpa de los alumnos ni de sus notas, véanse los chistecitos sobre magisterio que pululan por facebook, ofensivos y de mal gusto en su mayoría, pero por desgracia muchas veces reflectores de una realidad. En Finlandia los profesores demuestran su valía mientras estudian su carrera, aquí ni de coña.
“En Finlandia no consideramos que haga falta hacer exámenes a los candidatos a una plaza de profesor. Cuando una escuela de algún municipio necesita profesores, se pone un anuncio en el periódico, se presentan candidatos de todo el país a los que se selecciona a través de entrevistas.” Vale, y en España si se decide seleccionar así a los profesores, en dos meses tenemos a la Esteban dando clases de lengua española en la Facultad de Filología, con un sueldo de catedrática hasta que se jubile ¿me entiendes? y lo peor, lo más sangrante, alguien que realmente valga para dar esas clases está poniendo cortados en el bar o limpiando el suelo porque no es famoso ni primo del alcalde.
“En una encuesta entre el profesorado, como razones principales de su satisfacción los docentes señalaron el sentimiento de hacer un trabajo que tiene un sentido social, una finalidad importante. ¿Cree que este tipo de pruebas en sí, ponen en cuestión a los profesionales? Sí, de alguna manera puede pasar, pero repito que en Finlandia serían impensables.” Claro, porque en Finlandia sólo personas con vocación de docentes y además con excelentes calificaciones previas, y además con muchos años de estudios de nivel, puede llegar a ser profesores. En España, y qué pena me da, cualquier tonto puede estar dando clase.
Yo he tenido profesores no sólo tontos sino aberrantes, que me han hecho odiar y en alguna ocasión incluso abandonar la materia que impartían. En el otro extremo y por suerte, también he tenido profesores maravillosos con los que he aprendido mucho más de lo que venía en el temario, y sobre todo he aprendido que aprender es uno de los mayores placeres de la vida. De todos esos profesores, tanto unos como otros, guardo recuerdos muy intensos y me atrevo a asegurar que mucha gente comparte una experiencia así. Por eso pienso que cualquiera que se dedique a la enseñanza no sólo tiene un empleo para ganarse la vida, también tiene en sus manos el futuro de sus alumnos y les está influyendo en todo momento lo quiera o no, y eso me parece un hecho importantísimo; por eso soy partidaria de que los docentes estén valorados y considerados de acuerdo a la enorme importancia que tiene su labor, pero también de que se les exija al máximo para poder ejercer su profesión.
Yo he tenido profesores no sólo tontos sino aberrantes, que me han hecho odiar y en alguna ocasión incluso abandonar la materia que impartían. En el otro extremo y por suerte, también he tenido profesores maravillosos con los que he aprendido mucho más de lo que venía en el temario, y sobre todo he aprendido que aprender es uno de los mayores placeres de la vida. De todos esos profesores, tanto unos como otros, guardo recuerdos muy intensos y me atrevo a asegurar que mucha gente comparte una experiencia así. Por eso pienso que cualquiera que se dedique a la enseñanza no sólo tiene un empleo para ganarse la vida, también tiene en sus manos el futuro de sus alumnos y les está influyendo en todo momento lo quiera o no, y eso me parece un hecho importantísimo; por eso soy partidaria de que los docentes estén valorados y considerados de acuerdo a la enorme importancia que tiene su labor, pero también de que se les exija al máximo para poder ejercer su profesión.
Mirad, hace unos años un familiar mío se presentó a una oposición para profesor de secundaria. Había muy pocas plazas en su rama, apenas tenía dos años de experiencia docente y el sistema era de concurso-oposición, es decir, la experiencia contaba no sólo como afianzamiento propio en la materia y el hecho de enseñar, sino también como puntos que se sumaban a la nota del examen para configurar la nota final, la que daba acceso, o no, a una plaza en propiedad. Mi familiar no tenía ninguna posibilidad de obtener una de esas plazas debido a su poca experiencia, pero aún así preparó y realizó sus exámenes meticulosamente, tanto que obtuvo en ellos la segunda mejor nota de todos los aspirantes, tanto que al finalizar una de las pruebas un miembro del tribunal al que no conocía de nada, se le acercó y le felicitó por la exposición que había hecho. Y ahora viene lo tremendo, lo aberrante del caso: una de las personas que consiguió su plaza en propiedad, había sacado en ese mismo examen una puntuación de 0'5 sobre diez. Cero con cinco, un muyrequetemuy deficiente en un examen que consistía en... ¡sorpresa! dar una clase. Sí, se sacaba a sorteo un tema y un nivel que correspondiera a la enseñanza secundaria, se daba al aspirante unos minutos en una sala vacía para que pudiera organizar sus ideas, y luego frente al tribunal, daba una clase a hipotéticos alumnos del nivel elegido, que versara sobre el tema que le había correspondido en suerte. El tribunal podía hacer preguntas, y en fin, todas esas cosas. Pues un menda que tenía montones de puntos por experiencia, porque llevaba montones de años dando clases y eso presuntamente tiene un peso, en el momento en que tuvo que dar una clase frente a un tribunal de profesionales, fue calificado con un 0'5. Sobre diez. Más deficiente, imposible. Pero mira, ganó su plaza, y por ahí andará dando clase hasta los 67 que se jubile, gracias a su gran experiencia como docente. Qué quereis que os diga, sentí mucha pena por mi familiar pero la verdad es que aún sentí más por los alumnos de esa persona en concreto, y por el hecho de que hubiera obtenido su plaza legalmente gracias a que el sistema de acceso sólo valoró su presunta experiencia, me gustaría saber en qué, y no sus conocimientos ni su capacidad de transmitirlos a los alumnos.
La experiencia tiene mucho valor, por supuesto, pero sólo si uno ha sabido aprovecharla. Si un docente ha estado veinte años yendo a trabajar y sin aprender nada acerca de su profesión, es más, olvidando lo que supongo que debió saber cuando empezó, en mi opinión hay otras maneras muy dignas de ganarse la vida y bajo ningún concepto esa persona debería formar parte del sistema educativo. Seguro que en Finlandia no lo haría, habrá que preguntar al profesor Reijo Laukkanen, a ver qué opina.
La experiencia tiene mucho valor, por supuesto, pero sólo si uno ha sabido aprovecharla. Si un docente ha estado veinte años yendo a trabajar y sin aprender nada acerca de su profesión, es más, olvidando lo que supongo que debió saber cuando empezó, en mi opinión hay otras maneras muy dignas de ganarse la vida y bajo ningún concepto esa persona debería formar parte del sistema educativo. Seguro que en Finlandia no lo haría, habrá que preguntar al profesor Reijo Laukkanen, a ver qué opina.