Y parecía el chollo del siglo ¿verdad chicos? Pues resulta que no, que incluso para ser follamigo sin compromisos, y sin darle demasiadas vueltas al tema, os lo tenéis que currar un poquito. Sólo un poquito. Ahí van algunas pautas.
1 - Un buen follamigo te quiere, y te quiere porque te valora. ¡Sorpresa! pero ¡aquí estamos hablando de follar, no de amor! Evidentemente, pero es que hay cosas que no están reñidas. Y entendámonos, el follamigo no está enamorado, puede vivir sin ti, no pretende que le invites a casa de tus padres a tomar el té, ni casarse contigo y que seas la madre de sus quintillizos. No. Pero te quiere como se quiere a los amigos, con franqueza, con alegría, desde el corazón, sin dobleces y sin recelos. No es de ésos que van diciendo por ahí que tú eres una guarra y él un machote, después de haber hecho exactamente lo mismo. Cuando habla de ti lo hace con respeto, y posiblemente con cariño. Sabe que una relación de sexo sin convivencia, sin compromisos y en libertad, es lo que desean muchos hombres, y él lo tiene gracias a ti. Eres uno de sus mejores tesoros y está orgulloso y agradecido de que estés en su vida.
2 - Un buen follamigo folla bien. Parece evidente, pero en la práctica no lo es tanto. “Follar bien” quiere decir que los dos os divertís y disfrutáis mucho de vuestros encuentros. Que él se preocupa de tu placer siempre antes que del suyo (del suyo ya te ocuparás tú, que eres una buena follamiga). Que suele tomarse su tiempo, pero de vez en cuando te empotra contra la pared de la ducha como si no hubiera un mañana. Le gusta jugar, tener imaginación, probar cosas nuevas. Nunca te aburres con un buen follamigo, garantizado.
3 - Un buen follamigo te hace sentir deseada. Con él no te sientes sólo un agujero, o una muñeca hinchable, te sientes una mujer hermosa, atrevida y salvaje. Te sientes importante y especial. Cada encuentro con él dispara tu autoestima hasta la estratosfera. El follamigo no te tiene miedo aunque seas una mujer de armas tomar; no le importa si tienes más experiencia que él, o menos; le gusta verte tomar las riendas y hacer cosas que no haría una mujer decente. Te corresponde y te lo agradece. Si un follamigo no se lo monta, de la manera que sea, para hacerte sentir así, se convertirá muy pronto en un ex-follamigo.
4 - Un buen follamigo es un buen amigo. Sabe estar a tu lado. Si un día habéis quedado, y las hormonas te traicionan, y te da la llorera, pues el follamigo te pone el hombro, te pasa los pañuelos y se aguanta las ganas. Sí, es una putada para él, ¡pero para ti más! así que sin reproches. Eso sí, mucho cuidado chicas, un follamigo no es un paño de lágrimas. Puede (y debe) comportarse como tal en un momento puntual, pero las lloreras habituales mejor pasarlas a solas, o con el amigo gay, que entiende mejor esas cosas y no te está abrazando con la chorra tiesa a la vez que piensa “¡mierda! tenía que pasarle esto ahora..” Un exceso de crisis hormonales femeninas, puede llevar de nuevo a que nuestro querido follamigo se convierta en ex-follamigo, y nosotras no queremos eso, así que cuidado.
Y bien, ¿ha quedado más o menos claro? Ser un buen follamigo no es tan fácil, pero puede conseguirse con un poquito de esfuerzo. Vosotros, hombres del mundo, valoraréis si vale la pena el esforzarse o no.