Por cierto, cuando sus superiores se enteraron..... ellos sí, se comportaron como buenos militares y castigaron a Petrov por haber desobedecido las órdenes. Había salvado de una hecatombe a la humanidad, pero eso es lo de menos, una orden es una orden y hay que obedecerla. Increíble, pero cierto. Menos mal que veintitrés años después, la ONU se estiró y le puso una medallita a Stanislav Petrov, a la vez que le felicitaba públicamente. Por aquel entonces el ex oficial Petrov ya estaba retirado del ejército. Claro, después de semejante aventura, cualquiera no se retira.
sábado, 5 de noviembre de 2011
Amigo Petrov
Por cierto, cuando sus superiores se enteraron..... ellos sí, se comportaron como buenos militares y castigaron a Petrov por haber desobedecido las órdenes. Había salvado de una hecatombe a la humanidad, pero eso es lo de menos, una orden es una orden y hay que obedecerla. Increíble, pero cierto. Menos mal que veintitrés años después, la ONU se estiró y le puso una medallita a Stanislav Petrov, a la vez que le felicitaba públicamente. Por aquel entonces el ex oficial Petrov ya estaba retirado del ejército. Claro, después de semejante aventura, cualquiera no se retira.
sábado, 22 de octubre de 2011
País de ninis, gorrones y quejicas
domingo, 2 de octubre de 2011
Súmate a la diversidad
Año 2004. Mientras en España se aprueba la reforma legal que permite el matrimonio entre personas del mismo sexo, en la ciudad de Mashad, al nordeste de Irán, Mahmoud Asgari y Ayaz Marhoni son detenidos y acusados de homosexualidad. Son torturados y confiesan su crimen tras recibir 228 latigazos. Permanecen en la cárcel 14 largos meses hasta que finalmente son condenados a muerte y ejecutados en la horca. En el momento de su muerte Mahmoud tenía 15 años y Ayaz, 17.
No son los únicos. Miles de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales han sido asesinados debido a su condición sexual, o bien por las autoridades y las leyes de sus países, o bien por una sociedad que no les ha dejado vivir siendo diferentes al resto.
Por ellos estamos hoy aquí, por todos ellos lanzamos hoy este grito para decir que seguimos luchando, que mientras una sola persona en cualquier parte del mundo, sea discriminada por su orientación sexual, estaremos diciendo “BASTA YA”, como dijo aquel valiente, aquella noche en Stonewall Inn.
Somos afortunados nosotros, muy afortunados por haber nacido en nuestra época y en nuestra civilización. Es por eso que en este momento, celebrando la gran fiesta de la diversidad y del orgullo LGTB, desde el colectivo Independence Gay te pedimos que te sumes a la diversidad, sea cual sea tu origen, profesión y orientación sexual.
Es diverso quien ha nacido en otro país, y ha salido de su tierra buscando una vida mejor, porque hay quien encontró esa vida al lado de su casa; es diverso quien padece una enfermedad y lucha día a día por superarla, porque hay quien disfruta de buena salud.
También es diverso quien se siente incomprendido, quien trata de encontrar su lugar en el mundo y no siempre lo consigue, porque hay quien se siente cómodo con lo que le ha tocado vivir.
Es diverso quien lucha por su familia, y también quien no tiene una familia por la que luchar.
Es diverso quien gana, es diverso quien pierde, porque quien gana siempre es diverso de quien pierde, y de quien empata.
Es diverso quien se tiñe de rojo, porque otros se tiñen de negro.
Son diversos los altos, los bajos, los delgados y los que tienen sobrepeso. Son diversos los que llevan gafas, los que se hacen tatuajes y los que visten con camisas a cuadros.
TODOS somos diversos unos de otros, y quien no lo sea, por el hecho de no serlo será diverso de todos los demás.
SÚMATE A LA DIVERSIDAD, porque ser diverso consiste simplemente en ser HUMANO."
lunes, 19 de septiembre de 2011
Marcando las diferencias
Si tienes canas las odias, te agobian, te molestan y por supuesto te las tiñes.
Si tienes mechas naturales, que parece lo mismo pero no es igual, las luces con orgullo. Te pones en el pelo un poco de aceite Johnson con flores de Bach, ahí es nada, te atusas la melena y quedan divinas, como brillitos.
Si eres una señora de 40 ya tienes lo que se va llamando “mediana edad”, estás casada con un señor que hace tiempo dejó de gustarte, o que directamente nunca te gustó, y a quien le racionas el sexo una vez por semana siempre que no tengas la regla, si la tienes pasa a la semana siguiente. Y les cuentas a tus amigas en la pelu con tono quejica que él siempre tiene ganas pero que a ti te duele la cabeza. Te vistes y te maquillas como María Teresa Campos y tus dos únicos y fascinantes temas de conversación son:
B- Tus hijos. Lo mal que lo pasaste en sus respectivos partos, situación escolar, manías a la hora de comer o vestirse y anécdotas varias. Además si son pequeños, sueles emplear un tono infantiloide cuando imitas sus gracias que en ellos puede resultar simpático y en ti resulta patético.
Tus frases favoritas son “ya no tengo edad” y “si yo hubiera sabido lo que sé ahora”.
Si eres una mujer de 40, que parece lo mismo pero no es igual, es indiferente que estés soltera o casada, con o sin hijos, sólo te acuestas con hombres que te gustan mucho, y a los que tú les gustas, y se les nota, y te lo demuestran, y se lo curran. Además no te importa ir por la calle cogida de la mano con un hombre de 20 años o con uno de 60, si a ti te gusta él y a él le gustas tú, al resto les pueden ir dando. Por supuesto le vuelves loco y te vuelve loca en la cama, tenga la edad que tenga.
Te vistes como te da la gana, con un puntito sexy, grunge, gótico, desgreñado, elegante o deportivo depende de como tengas el día; y te maquillas, o no, siguiendo el mismo criterio.
Miras a todos los hombres, poniendo especial atención en Hugo Silva y similares aunque no sean tu marido, porque consideras que para eso están, para mirarlos. Eso sí, si tienes marido, pareja o ligue que lo merezca, eres capaz en un arrebato de sorprenderle con una exquisita cena cocinada íntegramente por ti, velitas, jazz, lencería, streptease, sexo salvaje y dos pasajes para un crucero por el Caribe. Todo de golpe.
Haces cosas que se supone que deberías haber hecho a los 20, pero no las hiciste vete a saber por qué. Las haces ahora y punto. Tienes muy claro que tienes edad, y la seguirás teniendo mientras estés viva y el cuerpo aguante. Te consideras joven, y cuando ves a alguna señora de 40 piensas: “por favor, qué mayor es la gente de mi edad”.
Tus frases favoritas son “me la suda” y “a quien no le guste como soy, que no me mire”.
lunes, 12 de septiembre de 2011
Un joven y hermoso guerrero
martes, 6 de septiembre de 2011
Autopsia de un asesino
sábado, 3 de septiembre de 2011
Los pájaros de Hitchcock y de Daphne (Historia, literatura... y cine)
Únicamente diré que jamás leí nada parecido. Que ustedes lo disfruten.
lunes, 29 de agosto de 2011
Disturbios y niños
Y por lo que respecta a las asociaciones “humanitarias”...... digo yo que deberían preocuparse de quienes ven pisoteados sus derechos humanos (ejemplo: Richard Bowes, derecho a la vida) en vez de preocuparse tanto de que quienes pisotean esos derechos a otros sufran castigos tan “duros”. Es más, creo firmemente que alguien que apedrea el escaparate de un comerciante que no le ha hecho nada, debería ser condenado a trabajos forzados durante tiempo indefinido, hasta que genere suficiente dinero para compensar el daño económico que ha causado. Y por supuesto quien apedrea hasta la muerte a otro ser humano que tampoco le ha hecho nada debería ser recluido en la isla de If, a pan y agua de por vida. Ale, ya me salió la vena facha y radical, cual géiser en Islandia. Me joroba mucho que los humanitarios estos no sólo vivan como reyes a costa de mis impuestos, sino que además se permitan criticar el hecho de que las leyes funcionan, al menos en Gran Bretaña. Ya quisiéramos en España algo así.
Y con esto creo que queda suficientemente expresado mi cabreo por hoy. Hasta la próxima, que me temo que será pronto.
domingo, 21 de agosto de 2011
Maldito mes
Además, al ser agosto, los dos turnos trabajamos por la mañana y no me acostumbro a madrugar por obligación, no me acostumbro. A veces me levanto temprano aunque trabaje por las tardes, pero no es lo mismo. Me levanto, me preparo medio litro de té rojo Pu-Ehr, que eso da una energía que no veas, desayuno, me quedo leyendo un ratito y luego ya me pongo a funcionar. Vamos que, aunque me levante temprano, la hora y media que tardo en despertarme la paso tranquila, saludando al nuevo día y cogiendo el ritmillo poco a poco. Eso en el trabajo es imposible, y aunque parezca una chorrada lo estoy pasando francamente mal.
Y luego está el calor, el insoportable calor... ¡¡¡QUIERO QUEDARME A VIVIR EN LA PISCINA!!!! y sí, lo sé, soy muy afortunada por tener piscina en casa (“calidad de vida“ que dice mi ex) tan afortunada que no tengo derecho a pedir más, pero sí pido más: ¡¡¡¡QUE PARE YA ESTE MALDITO CALOR!!!!! Me aplatana, me agobia, me da dolor de piernas, me da hambre, me pone de mal humor, me quita las ganas de hacer cosas. Vengo de trabajar agotada mentalmente y me quedo frita por las tardes, no tengo fuerzas ni para leer. Por supuesto no he estudiado una sola línea en este mes, menos mal que el cuatrimestre que me dejé para septiembre lo llevo bastante bien y me da tiempo de mirarlo todo, que si no me hacía el harakiri YA.
En fin, para que veáis que no es nada nuevo en mí, os dejo este poema, que escribí como su título bien indica en
Agosto,
el fin que se desliza sin mirar
sin siquiera detenerse a pensar en nada.
Abrasando las entrañas de los cuerpos
el siniestro mes reaparece
año a año
vida a vida
eterno ciclo de dolor y miserias
de muerte y podredumbre en las calles.
Agosto en la ciudad
y la soledad se ensaña con los que nos quedamos,
con los que el viento húmedo golpea
sin piedad,
desde el fresco mar que disfrutan otros.
Agosto nos exprime y nos desangra
se queda con la última gota de nuestro aliento.
El azul del cielo,
en agosto,
también nos abandona
y deja paso al rojo incandescente de la ausencia.
Pero esta vez,
agosto,
1994,
va a ser distinto
porque ya no existe un viento capaz de engañar
a este triste habitante del asfalto.
miércoles, 10 de agosto de 2011
Se llamaba Dolores (Historia, literatura y cine IV)
Así comienza la genial novela del genial Vladimir Nabokov, que fue calificada en su día de pornográfica, fue prohibida y vilipendiada, su autor acusado de criminal... vamos que escandalizó y sigue escandalizando a muchos de los que la leen. A mí, para variar me fascina. La gran novela americana escrita por un ruso, jeje, sólo por eso ya me gusta. “Lolita” escandalizó porque es una obra tremendamente escandalosa. La pasión abusurda del cuarentón Humbert por la doceañera Lolita debió ser por sí sola un mazazo en la puritana sociedad de los EEUU, pero no es eso lo más escandaloso de la obra. Dolores Haze no es una pobre niña de la que abusa un pervertido, es en realidad un putoncete adolescente, consciente en todo momento de las (para ella) ridículas ansias de Humbert, y dispuesta a hacer valer sus armas de “minifemme fatale” y aprovecharse cuanto pueda de la situación. Es ella quien maneja los hilos, es ella la que lleva loco al pobre idiota de Humbert, quien come de su mano como un perrito y no vive más que para complacerla en todos sus infantiles caprichos.
Sólo Humbert es capaz de ver algún atractivo sexual en esa pequeña estúpida pagada de sí misma, que desde fuera resulta un personaje no sólo asexual, sino francamente irritante: come chicles con la boca abierta, suele ir sucia y desgreñada, lloriquea y se enfada como un bebé, dice tacos que no vienen nunca a cuento, no para de discutir con su madre, se coge rabietas de niña malcriada, amenaza con abandonar a Humbert o le chantajea vilmente con sus favores sexuales cada vez que se le mete algo en la cabeza y quiere conseguirlo a costa de él. La verdad es que dan ganas de darle dos bofetones, y otros dos de paso al tonto de Humbert, que con ojos bovinos no para de hablar de su piel de melocotón y de sus rizos dorados. Además no tiene el menor escrúpulo en acostarse con el marido de su madre cuando cree que ésta se halla gravemente enferma en un hospital, y tampoco cuando Humbert le comunica que en realidad lleva muerta ya varios días. Para celebrarlo se van los dos de luna de miel a visitar un motel tras otro y a dilapidar la pequeña fortuna de Humbert. De la infortunada Charlotte se olvidan ambos enseguida, su marido y su hija, hasta doscientas páginas más tarde cuando se ven obligados a vender y repartirse su herencia.
miércoles, 27 de julio de 2011
Hambre de buey
“Hambre de buey” es la traducción literal de la palabra “bulimia”. Terrible traducción y terrible enfermedad, sucia, desconocida, infame. Permitidme que hable en femenino... sé que también hay hombres que la padecen, pero la puta bulimia es tan autodestructiva, tan femenina... hambre de buey... las mujeres bulímicas en realidad pocas veces sienten hambre, entendida ésta como la necesidad física de alimento, pero sin embargo su necesidad psicológica de llenar el agujero negro localizado en su estómago es tan inmensa que sí, semejan un buey hambriento e insaciable. A escondidas, siempre a escondidas, es un añadido más a la sinrazón de su delirio. Al contrario que las anoréxicas, que exhiben su delgadez y no pocas se sienten orgullosas de ella, las bulímicas se avergüenzan cada segundo de padecer esta enfermedad que las hace comer sin mesura, y no permiten nunca que nadie presencie un brote. NADIE. NUNCA. Por eso se esconden. Cuando una chica delgada, etérea y frágil se niega a comer en público recibe todas las atenciones, y siempre anda rodeada de admiradores que la cuidan, le insisten para que coma, le acercan la cuchara con amor; los hombres tienen con ella fantasías de princesita necesitada de protección con caballero andante; las mujeres, especialmente las bulímicas, anhelan ser como ella, tan delgada, tan divina, tan el centro del universo. Cuando una chica gorda y zafia se pone a comer sin parar durante horas... literalmente SIN PARAR DURANTE HORAS... (inténtenlo, no es fácil, no se puede hacer sin haber perdido totalmente el control de una misma. Inténtenlo y verán como una persona normal y sana, no puede hacerlo) ...es tan incómodo de ver... es tan molesto... tan desagradable... nadie se acerca a quitarle con amor la cuchara de la boca ¿para qué? ningún caballero desea inmolarse por el amor de una monstrua. Y las bulímicas lo saben, porque bajo capas de grasa también ellas albergan un corazón de princesa frágil y necesitada de cariño, sólo que está tan escondido que nadie es capaz de verlo. Los príncipes desvían la mirada y las ogras bulímicas van al baño a vomitar. A veces el baño es su único amigo, el único lugar donde una bulímica puede sentirse limpia, delgada y etérea durante unos minutos. Antes de volver a comer. Antes de volver a torturarse.
Hablando de vómitos... cómo odian las bulímicas a los ignorantes bienintencionados... malditos gilipollas... cuando una bulímica no puede vomitar y necesita vomitar, suele buscar algo que le ayude alguna técnica, algún truco. Entra en internet y teclea en google “cómo vomitar” y entonces aparecen diez, doce páginas creadas por apóstoles del bien (casi siempre hombres, manda güevos) que han hecho su buena obra del día, se han puesto la medalla y se han largado tan satisfechos, pero que nunca cogerían entre sus apuestos brazos a una mujer gorda y comilona, porque no serían capaces de mirarla a los ojos hundidos en su cara obesa. Pero por internet sí se atreven a dar consejos, no necesitan mirar a los ojos a nadie: “no vomites” “vomitar es malo, no lo hagas” “pide ayuda, estás enferma” “vomitar no es la solución” “así no arreglas nada” “confía tu problema a alguien que te quiera” y lo peor, lo peor, lo peor “eres hermosa tal y como eres”... NO, PANDA DE IDIOTAS, NO, eso vale para las anoréxicas pero no para las bulímicas. Las bulímicas no se ven gordas, ESTÁN gordas, la gente a su alrededor no para de repetirles nunca lo gordas que están. Y claro que serían hermosas si no tuvieran esta enfermedad, pero con la enfermedad no lo son. Porque no consiguen adelgazar por más que vomiten, porque los vómitos y el dolor de estómago les han deformado la cara que se les ha hinchado más aún, porque a veces se les caen los dientes y se les rompen las uñas, porque llorar no adelgaza, porque se han dañado ya las cuerdas vocales y el esófago, porque las rodillas, los tobillos y los codos les duelen como si fueran viejas, porque se les hincha el vientre, porque su hígado deja de funcionar bien, porque cuando se desmayan por una bajada súbita de potasio no hay nadie que las coja galantemente en brazos, y entonces caen y se golpean contra el suelo que está muy frío, muy duro y muy solo. Así que los apóstoles sin fronteras harían mejor dedicándose a salvar a las ballenas o apadrinar niños del tercer mundo, y dejando en paz a las bulímicas. Ellas vomitarán con o sin sus estúpidos consejos y más vale así, porque si no consiguen vomitar se abrirán en canal para sacar de su cuerpo todo lo que han sido capaces de meter en él, mientras el apuesto oenegista del “no vomites” finge no verlas y se larga a hacer voluntariado en favor de los mendigos cojos de Calcuta, que al menos son simpáticos, flacos y agradecidos. Para una bulímica, dejar de vomitar es haberse curado y ello requiere un tratamiento farmacológico y psicológico, requiere tiempo y requiere que sea el momento adecuado. En ocasiones el momento adecuado nunca llega o llega tarde.
Como si no tuvieran bastante con su enfermedad, las bulímicas necesitan hacerse daño, aún más. Suelen cortarse, quemarse o golpearse con furia. Sí, a veces cuando se encierran en el baño no sólo vomitan, sino que se cortan con una cuchilla en los brazos, las piernas o el vientre. El dolor físico y la sangre alivian el otro dolor, el que no alivian los medicamentos ni las palabras bienintencionadas de alguien que no tiene la más mínima idea de lo que siente una bulímica. Sólo la sangre y el dolor. También se queman con cerillas, normalmente en las manos y antebrazos, o se golpean con los puños o con cualquier tipo de objeto. Todo vale cuando todo se ha perdido ¿qué más da? El dolor es su pequeño secreto, sólo ellas pueden entender cúanto alivia ese dolor. Y no, no son comportamientos masoquistas, son comportamientos inevitables cuando se ha perdido el control, son gritos de ayuda desesperados que nadie oye, son cicatrices que le recordarán siempre a la bulímica lo que es y lo que ha sido. Aunque algún día se cure, su cuerpo y su alma estarán siempre llenos de cicatrices para que nunca olvide. Cuando sea capaz de volver a mirarse en un espejo, lo primero que verá serán sus cicatrices. La bulimia a veces desaparece, pero siempre permanece cercana como la espada de Damocles, al acecho para volver a cazar a su presa. Sabe que su presa, aun cuando se haya curado, es tremendamente frágil.
Y sí, la bulimia es una enfermedad mortal, muy mortal. A veces se producen hemorragias internas por los vómitos, y la bulímica se desangra por dentro sin que nadie se dé cuenta, hasta que se desmaya y muere. Otras veces el hígado deja de funcionar totalmente. Otras se pierden tantas sales minerales con el vómito que quien se para es el corazón, y adiós. Pero no suele ser tan fácil ni tan rápido. Las bulímicas mueren por suicidio, normalmente después de varios años de tortura física y mental, después de varios intentos de curación, de varias recaídas, cuando todo lo que se ha ido gestando durante esos años sale a flote en un momento de desesperación. Sí, casi todas las que no consiguen curarse se suicidan, es una enfermedad con la que no se puede vivir, pero no se refleja en las estadísticas porque la verdadera causa del suicidio ha pasado inadvertida durante años a familiares, amigos, profesores... los que van quedando. Dicen que la chica tenía depresión, o que no saben cómo ha podido pasar, que no se lo explican. No saben que la bulimia te conduce de la mano a la muerte desde el primer instante, desde el primer atracón, pero eso ni siquiera la propia enferma lo sabe hasta el final, hasta que se encuentra una vez más a solas cara a cara con su enfermedad y dice BASTA, esa vez dice BASTA YA. Bulimia y vida son incompatibles, se arañan, se arrancan jirones de la enferma la una a la otra hasta que la desgarran, la agotan y la hacen decidirse definitivamente por una de las dos. La bulimia o la vida, porque la bulimia siempre significa la muerte.
domingo, 17 de julio de 2011
¡Bravo Ángel!