¡¡¡INJUSTA, PREPOTENTE DE MIERDA!!!. Quizá mañana me reconcilie con la vida, pero hoy todos los insultos que le pueda dedicar son pocos.
Andy Whitfield, mi adorado Spartacus murió ayer en Sidney a los 39 años, tras soportar dieciocho meses de dura enfermedad. ¿Por qué ahora? ¿por qué justo ahora? años y años le había costado a Andy triunfar, los mejores años de su juventud haciendo papeles pequeños y mal pagados, posando como modelo cuando su talento interpretativo le hubiera permitido muchísimo más... hasta que llegó Starz y el papel de Spartacus. Andy se convirtió en el temerario gladiador, valiente y luchador como ninguno, enamorado de su mujer hasta las pestañas, duro y tierno, descarado, incorrecto y adorable. Se convirtió en un esclavo capaz de hincar la rodilla en el suelo y a la vez enviar la más desafiante de las miradas al romano de turno: sumiso en cuerpo por amor a su mujer y rebelde en alma por amor a él mismo y a su libertad. NOS ENAMORÓ A TODOS.
Y dos meses después de estrenarse la serie, cuando Andy disfrutaba de su merecidísimo éxito y se preparaba para rodar la segunda parte, apareció el linfoma No-Hodgkin, maldito sea por siempre.
Andy, como Spartacus, luchó hasta la extenuación e hizo del leit-motiv de Spartacus, “I will kill them all” el suyo propio contra las células cancerosas que le invadían. Luchó durante dieciocho eternos meses y ayer perdió la batalla.
Vashti Whitfield, su esposa y madre de sus dos hijos pequeños, ha declarado que “Andy ha muerto en una soleada mañana de domingo, rodeado de sus seres queridos” y le ha definido como “un joven y hermoso guerrero”. Así le recordaremos siempre.
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