miércoles, 4 de julio de 2012

Padre coraje, padre chantaje


Y un poco al hilo del post anterior, no sé si todo el mundo sabe lo que es el “Síndrome de Münchausen por poderes”. Este trastorno, muy peligroso NO PARA QUIEN LO PADECE sino para quienes están a su alrededor, consiste en provocar daños de diversa gravedad a los propios familiares, especialmente a los hijos pequeños, con el objeto de llamar la atención del personal médico, y de hacer el papel frente al resto de la sociedad de persona abnegada que se desvive por su familia frente a la adversidad. Y un matiz muy importante: los Münchausen CREEN REALMENTE que están protegiendo y cuidando a su familia, no son conscientes de ser ELLOS la causa directa del daño y el sufrimiento de sus familiares.

En 1992, Isabel Padilla, natural de Murcia, fue condenada a 89 años de cárcel por haber asesinado a su marido y a dos de sus hijos, administrándoles fármacos en la comida. Isabel era considerada por todo el vecindario una madre y esposa ejemplar y abnegada, que cuidaba de los suyos con amor y no desfallecía frente al calvario que estaba pasando su familia, viéndoles enfermar y morir a todos uno detrás de otro. Las sospechas de un médico, las investigaciones y su diagnóstico, salvaron la vida de su hija pequeña. Veinte años después, Isabel desde la cárcel sigue sin entender qué hace allí, sigue llorando a los suyos y sigue pensando que hizo todo lo que pudo por ellos,

En el año 2000, médicos de diversos hospitales de Gran Bretaña decidieron instalar cámaras en las habitaciones de niños que sufrían recurrentemente accidentes o enfermedades de gravedad, y lo que vieron les dejó horrorizados. Los padres y madres que más se desvivían por sus hijos, los que  más rápidamente los llevaban a Urgencias cuando tenían algún problema, los que se mostraban más preocupados y cariacontecidos por la salud de sus retoños, en cuanto se quedaban a solas con ellos les provocaban lesiones o les hacían ingerir productos tóxicos. Llamaban urgentemente al médico (en plan “¡¡rápido, rápido, un médico por favor!! como en las películas) crisis de llanto, crisis de histeria, probablemente inventaban alguna historia fantástica sobre lo que le había pasado al niño y los médicos se volvían locos, por eso instalaron las cámaras. Fácil es imaginar cómo se les quedó el cuerpo cuando vieron a esos mismos padres fracturando un brazo a sus hijos, o haciéndoles ingerir matarratas. De pasta de moniato.

El síndrome de Münchausen sólo se denomina así cuando existen lesiones físicas, es muy poco común (afortunadamente) y suelen padecerlo mujeres. Pero hay algo que me preocupa más, porque lo estoy viendo mucho últimamente, y que sería una especie de Münchausen en el plano psicológico, sin provocar heridas físicas pero capaz de abrir tremendas brechas en la mente y en el alma, y de no dejarlas cicatrizar durante años. 


Yo en realidad a la psicología soy una recién llegada y una aprendiz sin título todavía, así que lo que puedo haber aprendido académicamente aún es poco, pero en la terapia floral no soy tan novata, además de estar perfectamente titulada, y desde luego como aguda observadora tengo cuarenta y dos años de provechosa experiencia. Por otra parte, he trabajado en un centro educativo, y también en mi trabajo actual tengo la ocasión de ver a menudo a padres con niños. Y les he visto, he visto muchas veces a esos padres terribles, tantas que a veces los detecto con un simple vistazo y me dan muchísimo miedo. No son padres con la lógica preocupación de cualquiera frente a los peligros y sufrimientos que pueda vivir su hijo en la vida, ni siquiera son simplemente padres sobreprotectores. Son padres que inventan o CREAN ELLOS MISMOS situaciones peligrosas, agobiantes, dañinas para sus hijos, se ponen automáticamente la etiqueta de “padre coraje”, luchan por su retoño a capa y espada y acto seguido le espetan: “¿ves hijo, cuánto te quiero y todo lo que hago por ti?”

He visto a un pequeño instrumentista de once años en la consulta de un psiquiatra para superar el miedo escénico. Me dieron ganas de gritar, ¡por favor, a los once años no se tiene miedo escénico! A no ser que te lo hayan metido con calzador, que es exactamente lo que había hecho el paranoico de su padre, dando por sentado que su hijo iba a ser el mejor concertista del mundo. Para luego gastarse un dineral en el psiquiatra.

He visto a un niño de nueve años terminar sus deberes a las once menos cuarto de la noche, después de haberse levantado a las siete de la mañana y sin haber jugado en todo el día, porque estudia el colegio, dos idiomas, deporte y música. Su madre está empeñada en que tenga un buen futuro, aun a costa de su niñez.

He visto a un adolescente que tras comentar en casa que tenía mucho cariño a uno de sus profesores, fue apartado inmediatamente de las clases de ese profesor porque los padres decidieron que “le tocaba, no era normal y podía ser un pederasta”. Por más que el chaval lo negó y lo negó, no hubo nada que hacer, y no volvió a ver a su profesor. Por supuesto los padres jamás denunciaron unos abusos que jamás existieron. Ésta es otra característica muy interesante de los “padres chantaje”, los celos patológicos de cualquier relación que su hijo pueda establecer con otro adulto. No lo soportan, hasta el punto de INVENTARSE Y CREERSE cualquier fantasía que se les ocurra, y cuanto más escabrosa mejor, para romper esa relación.

He visto a un chico de quince años planear su futuro, toda su vida laboral en base a cómo  podría devolver a sus padres todo el dinero que se estaban gastando en su educación. Además a éste le dije que se olvidara de eso, que esa obligación era de sus padres, no suya y que él no tenía por qué devolverles ningún dinero, con darles las gracias bastaba. Me miró como si hubiera visto un fantasma.

 Y es que realmente las técnicas de los “padres chantaje” son las mismas que las de los mafiosos y de los maltratadores domésticos, básicamente consisten en hacer creer a la otra persona lo de “no eres nada sin mí”, “dependes de mí”, “así me lo agradeces con todo lo que yo hago por ti”, en hacer sentir al otro tan miserable y tan culpable que prácticamente no tenga otra cosa en la cabeza más que satisfacer al eterno insatisfecho, que siempre le pedirá más. Y hay que añadir una diferencia importante: los mafiosos y los maltratadores son ilegales, se les puede denunciar y con un poco de suerte la ley les condena. A los padres chantaje no; para que un padre sea condenado por maltratar a su hijo ha de haber lesiones físicas y graves, si no, la ley siempre protege y ampara al padre. Y no, no me vale el rollo de “tú no lo entiendes porque no eres madre”. Aquí estamos hablando de maltratar a criaturas que no pueden defenderse y a quienes la ley no permite ayudar. Eso lo entiendo muy bien, yo y cualquiera que tenga dos dedos de frente, sea madre o no. Así que menos tonterías y excusas absurdas, que el tema es muy serio.




Y esto no se acaba. Primero porque eres menor, luego porque tienes que acabar la carrera, luego porque estás en el paro y no tienes dinero, luego porque te busqué un trabajo, luego porque yo te compré un piso, luego porque te cuido a los niños y luego porque soy viejo y me tienes que cuidar, el chantaje dura TODA LA VIDA, y cuando el padre muere ya es tarde, al hijo ya no le queda vida. Los hijos de “padres chantaje” llenan las consultas de psiquiatras, psicólogos y terapeutas de todo tipo, pero no suelen durar mucho en terapia. Evidentemente quien tiene un problema es el padre, pero quien llega a la consulta como paciente ¡ES EL HIJO! Cualquier buen terapeuta identifica la situación al primer vistazo, y la situación es muy delicada y se puede hacer muy poco. En fin, no voy a entrar en técnicas de psicoterapia, pero como el padre se dé cuenta de que el problema es él y no su hijo antes de estar preparado para asumirlo (y tardan mucho en estar preparados, o no lo están nunca porque es algo que evidentemente no quieren asumir), se coge el cabreo del siglo, se larga de allí con su hijo, y un paciente que necesitaba ayuda queda más solo y desamparado que nunca. 

Quizá pruebe otros terapeutas, pero tiene tendencia a llegar rápidamente a la conclusión inequívoca de todos los padres chantaje: “tú no necesitas terapia hijo, me tienes a mí, habla conmigo, confía en mí”. Y quien dice terapia dice ese amigo, esa novia, ese viaje, estudiar eso, incluso ese trabajo. “Ya me tienes a mí y yo puedo mantenerte, ¿para qué quieres trabajar? confía en mí, hijo, confía en mí”.

Una vez un amigo mío me dio una definición de los padres chantaje que se creen padres coraje: “son los típicos que crían al hijo perfecto, listo, estudioso, que se saca dos  o tres carreras, que nunca ha dado un problema, que consigue un buen trabajo, que tiene una vida estupenda y que se suicida antes de cumplir los treinta”. Creo que no hay una definición más acertada.

3 comentarios:

  1. ¿Entraría dentro de esa definición las madres que educan a sus hijos para que crean que las mujeres son como diosas, cuando en realidad a las mujeres les gustan los cabrones?

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  2. Antes que nada, disculpas por el tiempo que hace que no entro por aquí. No os cuento el lío que llevo, así que simplemente disculpas con retraso y por adelantado, que me espera un veranito de aupa.

    Torpe Mán, el caso que planteas estaría dentro de esa definición siempre que hubiera de por medio un chantaje emocional que impidiera al hijo tomar sus propias decisiones, como todo, es cuestión de grados.

    De todas formas, en algo así creo que no deberías generalizar. Las mujeres no son diosas, son seres humanos, y muchas de ellas es cierto que se pirran por los cabrones más malnacidos que te puedas encontrar. Eso debe de joder mucho cuando uno es un buen chico y se ve rechazado para que la tia que le mola se vaya con un hijoputa, lo admito, pero hay muchas mujeres que ven un hijoputa y salen corriendo en dirección contraria. A algunas nos gustan las buenas personas.

    Por otra parte, también hay hombres a los que les gustan las tías que les amargan la vida, y en cuanto se libran de una, se lían con otra que les amarga la vida aún más, así que yo diría que hay gente para todo. No te preocupes, con la experiencia, l@s ves venir y aprendes a evitarl@s.

    Un abrazo y suerte.

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