miércoles, 20 de mayo de 2015

Hablemos de ablación

Según la OMS, 150 millones de mujeres y niñas han sido sometidas en el mundo a la mutilación genital. Y parece ser que 500.000 de ellas en Europa, aunque es un dato incierto ya que es difícil obtener estadísticas sobre el tema, debido sobre todo a la reticencia de muchos inmigrantes a que un blanquito europeo, y mucho menos una blanquita europea, ponga en duda su cultura y les diga cómo tienen que vivir. Acabo de  conocer estos datos leyendo un libro sobre el tema, y como ya me he tirado de los pelos, pues ahora me pongo a escribir. Así que antes de seguir:
Tres formas de mutilación, de menos a más salvaje

"Estimado Sr. Inmigrante, estimada Sra. Inmigrante:
bienvenidos a Europa. Me alegro sinceramente de que hayan llegado ustedes sanos y salvos, y hayan tenido la suerte de no perecer en el mar o en el desierto, como han perecido muchos de sus compatriotas. Espero que tengan aquí la oportunidad de llevar una vida digna y feliz, de conseguir un trabajo y una vivienda, de que sus hijos estén siempre alimentados y escolarizados. Por mi parte me comprometo como europea a facilitarles la labor en la medida que esté en mi mano, a luchar contra la discriminación que pudieran sufrir y a procurar que su estancia en mi país sea lo más agradable posible. La mala noticia es que sí, por supuesto que les voy a decir cómo tienen que vivir, y afortunadamente cualquier gobierno europeo también. Ahí va: han elegido ustedes vivir en un país europeo, y aquí en Europa pueden ustedes vestirse como quieran siempre que su vestidura no suponga una amenaza para la seguridad de otros ciudadanos (como por ejemplo si pretenden llevar el rostro cubierto), pueden ustedes comer y beber lo que quieran, pueden tener la ideología política que quieran y profesar la religión que quieran, pero también van a tener algunas obligaciones. Aquí en Europa tienen ustedes que trabajar y aportar parte de sus ingresos al erario público. También tienen ustedes que no cometer delitos, o afrontar la responsabilidad penal si los cometieran. Deben respetar los derechos humanos y cumplir las leyes europeas, así como las propias del país donde residan. Y ante todo y sobre todo, sea cual sea su cultura, sus costumbres y su ideología, tienen ustedes LA SACROSANTA OBLIGACIÓN de dejar en paz los genitales de sus hijas, y también de velar por que NADIE, repito NADIE, ponga un dedo encima de sus retoñas con la intención de mutilarlas. Ni aquí, ni en su país ni en ningún sitio. No vale repetir la historia de
“es que hemos ido de vacaciones, hemos dejado a la niña con la abuela y nos la ha devuelto sin clítoris y con la vagina cosida, nosotros ¡qué íbamos a saber!” No vale y no cuela. Ustedes son los responsables de mantener la integridad física y moral de su hija, y me importa un carajo que en su pueblo sea la costumbre practicar la ablación a las niñas. Debo recordarles que sus hijas son ciudadanas europeas porque ustedes lo han decidido así, y como ciudadanas europeas sus hijas tienen derecho a que nadie mutile su cuerpo en nombre de ninguna tradición. Desgraciadamente muchas niñas en otros continentes no tienen ese derecho, pero sus hijas sí. Así que cuidadito. Traigan a Europa su gastronomía, su música, su folklore, estaremos encantados de recibir y compartir todo eso, pero dejen en su país la salvaje costumbre de torturar a las niñas de esa manera. Ni aquí ni allí, ESO NO SE HACE. Y dicho esto, de nuevo, bienvenidos a Europa. Aprovechen esta oportunidad por la que tanto han luchado y no la caguen mutilando a sus niñas, porque lo pagarán muy caro."

Cómo no, en cuanto sale a la palestra el tema de la mutilación genital femenina, aparece algún musulmán indignado, o musulmana indignada, o multiculturalista tolerante indignado, bramando que se culpa al islam de la ablación cuando es algo que no tiene que ver con la religión y que ni siquiera es una costumbre islámica. Es cierto que no es una costumbre islámica, ya existía muchos siglos antes de que existiera el islam, pero el islam la adoptó y la asimiló con gran alegría, y hoy en día existen muy pocos no musulmanes que la practiquen. Es cierto que no se nombra para nada en el Corán, pero sí en otros textos islámicos que, aunque de dudosa procedencia, son proclamados dogma de fe por muchos imanes, arrimando el ascua a su sardina con tal de putear un poco más a las mujeres. Y se culpa al islam no porque inventara la ablación, sino porque es la única  de las grandes religiones que permite y alienta semejante barbaridad.


Si buscamos un poco nos encontramos con lo de siempre: montones de versiones del verdadero islam para que así cada musulmán pueda elegir cómodamente la que más le conviene en cada momento. Por ejemplo, en occidente responden a las críticas diciendo que el verdadero islam no tiene nada que ver con la ablación, que tal práctica  no aparece en el Corán y que muchos imanes no la recomiendan (aunque tampoco hablen en su contra); pero sin embargo en varias corrientes islámicas se considera un deber de todo musulmán practicar la ablación a sus hijas, en países de mayoría musulmana la han sufrido hasta el 99% de las niñas y desde luego hay muchos imanes que sí la recomiendan y no dudan en predicar sus virtudes desde los púlpitos de mezquitas de todo el mundo. Incluso desde nuestra civilizada y multiculturalista Europa y para muestra un botón. A continuación leamos las sabias palabras de un imán de origen somalí que ejerce en Cataluña, pronunciadas sin ningún pudor en la España del siglo XXI:

“Las mujeres sometidas a la ablación son mucho más fecundas y pueden tener menos problemas a la hora de concebir hijos, ¿por qué si no tienen las africanas más hijos que las europeas?”
“Las mujeres no sometidas a la ablación sienten la necesidad de yacer siempre con un hombre, cuando el marido se va a trabajar, tienen que irse  a la cama con algún otro porque no pueden resistirse. Nuestras mujeres, en cambio, son fieles y reservadas. Conviven con frecuencia en familias muy numerosas, pero ya puede haber diez hombres en la casa, que ellas permanecerán fieles porque están circuncidadas.”
“¿Por qué cree usted que hay en España tantas mujeres maltratadas e incluso asesinadas por sus maridos? La razón es la infidelidad de las mujeres. No pueden hacer nada para remediarlo, ésa es la propia naturaleza de las mujeres cuando no han sido sometidas a la ablación. Han de estar siempre, siempre, siempre con un hombre. Por eso mutilamos a nuestras mujeres, Para que sean  más puras.”
(texto extraído del libro “Niñas del desierto” de Waris Dirie)

Sin comentarios, que me enciendo y me muerden los tolerantes, sin comentarios.


Y luego está el tema de las mujeres europeas que se someten voluntariamente a la extirpación del clítoris. Sí, han leído bien. Europeas. Voluntariamente. Dan ganas de yo que sé qué, a ellas y a los cirujanos que lo consienten y realizan la operación.

Por una parte parece que está de moda reducir el tamaño del clítoris y los labios menores por una cuestión estética. ¿Estética, en serio? ¿es que eso se va enseñando por ahí alegremente? A ver, me parece que cuando alguien ve los genitales de una mujer en una situación íntima, es porque siente cierto aprecio o interés por esa mujer, no sé yo hasta qué punto la estética genital va a ser un factor tan determinante como para pasar por un quirófano, una anestesia y un postoperatorio que no me quiero ni imaginar.

Pero hay otra situación más escandalosa aún: la de la mujer europea que planea casarse con un hombre cuya “cultura” sólo considera “puras” a las mujeres sometidas a la ablación e infibulación genital, y como la susodicha posiblemente no sea virgen porque posiblemente haya tenido relaciones con su futuro esposo porque posiblemente él haya insistido hasta tenerlas, pues el maromo quiere respetar sus tradiciones que no son las tradiciones de ella, y exige para pasar por el altar la “purificación” de la novia. Hay que ser gilipollas. Y de verdad que me resulta un auténtico dilema decidir quién es más gilipollas de los dos, si él o ella. Para empezar no entiendo qué clase de estúpida femenina hace algo así a su propio cuerpo presuntamente por amor. No bonita, amor es lo que te falta, y mucho, por ti misma, que es  el amor más básico de todos. ¿En serio crees que ese tío te quiere si te pide que te extirpes el clítoris y te sutures quirúrgicamente la vagina para que él pueda “desvirgarte”? ¿le pedirías tú a él que por amor se extirpara los testículos y parte del pene antes de la boda? ¿lo aceptaría él? ¿sería respetable si fuera una cuestión cultural y una costumbre en tu país? En serio, tontalaba, que te va a costar un ojo la operación, vas a padecer dolores indescriptibles, no volverás a tener un orgasmo en tu vida, y en seis meses vas a estar en alguna comisaría llorando porque tu hombre te ha pegado. No esperes que un hombre así no te pegue y te humille a las primeras de cambio, no seas imbécil y mándalo a la mierda ahora que aún estás a tiempo.


Tampoco entiendo qué clase de estúpido masculino prefiere que su mujer esté incapacitada anatómicamente para disfrutar del sexo. Sí machote, desde luego que te va a ser fiel, malditas las ganas que le van a quedar de ir por ahí a darse una alegría, pero no sé si te diste cuenta de que tampoco va a tener esas alegrías contigo. Igual es que no sabes lo que te estás perdiendo. Igual es que con tal de asegurarte la fidelidad de tu esposa prefieres renunciar a sentir la excitación de una mujer entre tus brazos cuando la estás besando; prefieres renunciar a oírla gemir de placer bajo tus caricias; prefieres renunciar a disfrutar de contemplarla cuando tiene un orgasmo; prefieres renunciar a que un día llegues a casa y te reciba desnuda con una copa de vino en la mano; prefieres renunciar a su placer, que si realmente la amaras debería ser para ti tan importante o más que el tuyo. Si realmente la amaras, a tu presunta “cultura” le podrían dar por donde más le duela, y a quienes la defienden a costa del sufrimiento de las mujeres, también. La realidad es que no la amas, que sólo la consideras una posesión más como la tele o el coche. La realidad es que además de imbécil eres un cobarde que no merece ni el suelo que pisa, y muchísimo menos el amor  y la atención de ninguna mujer del planeta.

Por mi parte y pese a mis opiniones, lo que cada uno haga con su cuerpo es cosa suya y él o ella que lo disfrute o que lo sufra, ya se apañará. Ahora bien, al que me toque a una niña de cinco años en mi país, en mi civilización, al que se atreva a ponerle un dedo encima a una criatura para mutilar sus genitales sea cual sea el pretexto, espero que las leyes y los jueces y los políticos lo envíen a la cárcel para toda su vida, ni multiculturalidad ni leches, a la cárcel o que se hubiera quedado en su país. Y en cualquier caso, que no se ponga delante de mí porque lo engancho y se la corto. Sí, se la corto. A rodajitas, a ver si le gusta. Y que no proteste porque ésa es la respetable costumbre en mi cultura, acabo de inaugurarla.

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