viernes, 13 de mayo de 2011

Pobrecito Bin Laden

El otro día, comiendo en el bar intercepté la conversación entre las dos personas que estaban en la mesa de al lado (es lo que tiene comer sola). Uno de ellos, echaba pestes de los norteamericanos, así en general, porque habían matado a una persona inocente y desarmada, además de violar la soberanía de Pakistán. Vamos, que te daba la sensación de que habían matado sin más a un señor con barba que paseaba por la calle... no, señores, no. La prepotencia de los EEUU la conocemos de sobra y no la voy a discutir, pero de ahí a que el pobrecito Bin Laden fuera inocente y desarmado, hay un mundo. El multimillonario Osama Bin Laden, ex amiguísimo de anteriores gobiernos estadounidenses, se ocultaba junto a sus varias esposas, hijos y nietos en un lujoso complejo cerca de la capital de Pakistán, acorazado, fortificado y repleto de soldados de alá armados hasta los dientes y dispuestos a morir matando para defender a su jefe. Si a él no le pillaron en ese momento con el kalashnikov en la mano, fue por casualidad o porque su salud ya no se lo permitía, pero en los vídeos le hemos visto todos, armado de tal guisa y amenazándonos por ser occidentales en vez de musulmanes, algo que ni él ni nosotros hemos elegido. En cuanto a la soberanía de Pakistán... no me imagino yo a los boinas verdes de la CIA diciéndole al gobierno pakistaní: “estimados amigos: vamos a cargarnos a nuestro amiguito común, el superterrorista al que lleváis años ocultando en vuestro país, pero porfa, no se lo digáis, que es una fiesta sorpresa, y si se entera se nos fastidia la misión ultrasecreta...” va a ser que no me los imagino, sobre todo porque antes de que hubieran podido cerrar la boca, el tío Laden se habría esfumado a otro país cuya inviolable soberanía le habría protegido y amparado diez años más, y no, no mola.

Que quede clara una cosa: en esta maldita guerra mundial que es la lucha contra el terrorismo se han hecho, se hacen y lamentablemente se seguirán haciendo canalladas en ambos bandos, no me creo lo de “nosotros somos los buenos y ellos los malos”, pero entre los dos bandos hay diferencias notables, y la primera y más importante es la elección de objetivos. Ni siquiera el cerril de George Bush hijo hubiera sido capaz de estrellar un avión de pasajeros saudí contra La Kaaba de La Meca, sabiendo que mataba instantáneamente a cinco mil civiles; mientras Bin Laden orquestó sin ningún escrúpulo, no sólo los atentados de las torres y el pentágono, sino también los de Madrid, Londres, Kenia, Tanzania, el fallido de Berlín... y tantos otros. Cuando se conocieron las atrocidades cometidas por soldados estadounidenses contra prisioneros de guerra iraquíes en la cárcel de Abu Ghraib, todo occidente montó en cólera y exigió al gobierno de Bush una explicación y un juicio a los culpables, aún a sabiendas de que, de darse la situación a la inversa, los soldados iraquíes no habrían sido más condescendientes con los soldados norteamericanos. Cuando se supo que en Irak, Al Quaeda y compañía decapitaban a sus “enemigos”, es decir, a civiles occidentales que eran secuestrados mientras trabajaban, en muchos países árabes comenzaron a venderse en los mercaditos los vídeos de las decapitaciones....
 
...en fin, que en una guerra “los malos” son todos en realidad, pero aún así hay gobiernos y gobiernos, hay ejércitos y ejércitos, hay pueblos y pueblos. Me atrevo a decir que ni siquiera al día siguiente de los atentados de Madrid, sumidos como estábamos todos los españoles en la rabia y el dolor, hubiéramos jaleado la decapitación de un argelino, egipcio, marroquí o pakistaní cuyo único delito fuera ser musulmán.

Así que me alegro, me alegro de que el ejército de los yuesei haya matado a Bin Laden, y no me dan ninguna lástima ni el pobrecito ni sus allegados. El único pero, la única objeción que pongo, es que me parece muy peligroso que alguien se adjudique el derecho a matar a otro alegremente por muy terrorista que el otro sea, porque ayer fue Bin Laden  y mañana puede ser... cualquiera. Pero hay que reconocer que ésas son cosas que a veces pasan en una guerra, donde no siempre hay tiempo para detenciones y juicios, y recordemos que Bin Laden había declarado la guerra a occidente, incluyéndonos en uno de los bandos a quienes no tenemos especial interés en exterminar al mundo islámico, pero menos aún en dejarnos exterminar por él, que es en última instancia lo que pretenden los fanáticos del islam.

Así que por esta vez, por una vez, enhorabuena y gracias, gobierno de los EEUU. Y a ver si a partir de ahora somos previsores, y ni una muerte así, ni los hechos que la provocaron, se repiten jamás.

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