jueves, 10 de mayo de 2012

Otra vez

Tribunal islámico
 
¡Otra vez! De verdad que tenía pensado escribir sobre otro tema, pero es que no me dan un respiro estos malnacidos. De nuevo, otra niña de catorce años, en Marruecos, es obligada a casarse con su violador para salvaguardar el honor de la familia. Lo sé, es inconcebible, inexplicable, impensable, pero es así y no les basta con que hace unos días se suicidara una criatura de dieciséis a la que su violador y marido por obligación, además maltrataba. Claro joder, “con lo fácil que me lo ponen las leyes -debió pensar el tipo- para qué me voy a cortar, dos por uno”. Desde luego el marqués de Sade era una hermanita de la Caridad comparado con el jodido inventor de la sharia y la panda de cerdos, llamados jueces por el islam, que la aplican y que además tienen el recochineo de decir que es una condena para el violador, que le obligan a casarse para que la familia de la víctima no quede deshonrada. Y todo eso en Marruecos, al ladito de España.


Al menos parece ser que esta vez Safae, que así se llama la niña, cuenta con una familia decente y apoyada por una asociación; han denunciado el caso y le han dado publicidad internacional, pasándose el honor y las leyes islámicas por donde hay que pasárselas y preocupándose solamente del bienestar de su hija, que al fin y al cabo es, o debería ser, lo único que importa.  

Por desgracia, esta reacción no es nada habitual en las familias musulmanas. Lo que suele pasar es que frente a una mujer violada, sea uno de sus parientes masculinos quien se encargue de matarla por haber tenido relaciones sexuales sin estar casada o fuera del matrimonio. Con un par. Es fácil imaginar que ninguna mujer denuncia una violación, y que éstas sólo se descubren cuando como consecuencia hay un embarazo. Además, para que un juez admita un caso de violación han de testificar cuatro testigos VARONES, cuatro tíos que se quedaron mirando como violaban a una mujer sin hacer nada por ayudarla, y que luego deciden testificar. Si son tres, no vale; si son veinte mujeres, tampoco.

Así es la sharia o ley islámica, que además no está escrita como tal en ningún sitio, sino que se interpreta por los “sabios” de cada lugar según la “jurisprudencia” anterior, las costumbres o lo que les inspire el Corán. Apañados estamos, o están esas pobres mujeres. Pero claro, como es una costumbre en todo el mundo musulmán no digas ni media palabra en contra, racistaqueeresunaracista, porque las costumbres hay que respetarlas. Perdón pero ¡Y UNA MIERDA! ¡O DOS! ¡O LAS QUE HAGAN FALTA!  ¡Joder! ¿Dónde están ahora todas las feministas a las que se les llena la boca de las palabras “maltratador psicológico” si un vecino español le dice a su mujer que está tonta? ¿dónde están? las quiero a todas en la calle, con sus pancartas y sus gritos manifestándose en contra de estos abusos, del islam, de la sharia, de los imanes y de los puñeteros progenitores que los engendraron a todos (me niego a echar la culpa a las progenitoras que los parieron) porque dentro de nada vamos a tener casos de estos en España, delante de nuestras narices y no vamos a poder hacer NADA.

Víctima de un crimen de honor
Por si todo esto no fuera suficiente, en realidad para que se produzca un “crimen de honor” (se llama así cuando es un miembro de la familia quien mata, o desfigura con ácido a la mujer deshonrada) no hace falta que la mujer haya tenido relaciones sexuales, basta con que lo parezca, como aquello de la mujer del César. Ha habido muchachas golpeadas, quemadas, asesinadas por no mostrar suficiente corrección en el vestir o en el hablar delante de hombres ajenos a la familia; por haber sido sorprendidas a solas con un extraño, aunque éste hubiera entrado en su casa sin consentimiento de ellas; por haber expresado su deseo de casarse con un muchacho del pueblo, cuando su padre había concertado un matrimonio con su primo lejano, 30 años mayor que ella y a quien la chica no había visto nunca; por haber dado un beso, cogido de la mano, salido a cenar a escondidas con un amigo, especialmente si éste es occidental. En casi todos los casos, si se realiza la autopsia, ésta demuestra que la chica era virgen. Nadie pide perdón, nadie se arrepiente, pero es costumbre que la familia exprese su dolor (¡HIPÓCRITAS, MALDITOS HIPÓCRITAS!) llorando a moco tendido en público y diciendo que echan mucho de menos a su hija, pero que era necesario para salvar su honor. Sin comentarios. Bueno sí uno: como diría Wender “ganas de matar aumentando”.

Lapidación de una mujer por infidelidad
En el post anterior hablé mucho del hiyab pero no de su significado. Para las inmigrantes musulmanas en Europa y para las conversas, significa la libertad de vestirse como les dé la gana. En el islam, además de obvios significados relativos a la vestimenta como “velo”, “chal” o “manto”, también representa al himen. El Corán impone a las mujeres tanto el hiyab como la castidad (Suras 24 30-31 y otros) y significa que esa mujer pertenece a su marido, que nadie que no sea su marido puede despojarla del velo (o del himen), que nadie puede siquiera mirar sus encantos al descubierto. 

Mujer con burka
Mientras la mujer es soltera, corresponde a los varones de su familia velar por su virginidad, y por eso imponen desde los siete años a las niñas el uso del velo, y sí, LO IMPONEN, independientemente de que algunas estén de acuerdo con llevarlo. Por eso las mujeres y hombres que luchan por la libertad de la mujer en el mundo islámico, lo consideran con gran acierto un símbolo de sumisión, y para manifestarse se los quitan y los queman o los tiran al mar. Qué valiente hay que ser cuando es un gesto con el que se juegan la vida. Y a mí, qué queréis que os diga, me encantan esas hembras de poderío que se sueltan la melena frente a una mezquita y dicen “aquí estoy yo, mi virginidad es mía y de nadie más”. Si alguna vez las niñas de catorce años dejan de ser obligadas a casarse con sus violadores será gracias a ellas, y no a las Habibas y a los Mustafases del post anterior, así que mi apoyo incondicional lo tengo más que claro. Las costumbres que consisten en violar a niñas ni me gustan ni las respeto, por muy costumbres que sean. Si eso es ser intolerante y racista, yo me apunto donde haya que apuntarse.


5 comentarios:

  1. Nena, te tienes que poner en contacto con Pilar Rahola, porque de este tema habláis clavadito y entre las dos juntáis dos pares de ovarios descomunales.
    En serio, deberías localizarla...
    Besossss

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Además ella ha publicado al menos un libro sobre el tema. Va a ser que sí, que habrá que localizarla y dar guerra juntas. Ahora, que se vayan preparando los imanes y compañía, porque entre la Rahola y yo nos los merendamos de aperitivo. Besos guapa.

      Eliminar
  2. pienso que no solo los países musulmanes deberían cambiar las leyes a favor de la mujer, aquí en mi país Venezuela, años a tras era maltratada y las autoridades y la leyes no la favorecían, siempre el marido ganaba, pero actualmente si un hombre le grita ya es motivo para estar en la cárcel y si le pega el castigo es peor.
    sin embargo muchas mujeres saben que tienen leyes que las protege pero no hacen nada, se dejan maltratar por sus esposos.
    y ni hablar de países de latinoamerica donde la tasa de violaciones en la mujer es alta.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Totalmente de acuerdo. El hecho de que en los países musulmanes el maltrato a la mujer sea habitual y esté defendido por las leyes, no significa que no exista en otros países y que esas malditas leyes no deban ser modificadas.

      Eliminar
  3. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar