viernes, 22 de agosto de 2014

Ciegos, sordos, mudos I


Estamos ciegos, no lo vemos venir y nos acabará comiendo el monstruo. El conflicto Israel-Hamás se está convirtiendo en la Tercera Guerra Mundial. La gran nación árabe (que no es nada, pero se supone que une a todos los países árabes) toma partido por Hamás poniendo como excusa a la población civil palestina; gran parte de occidente (que tampoco es nada, pero se supone que une a todos los países con una economía y una civilización más avanzada) toma partido por Israel sin poner ninguna excusa. Israel tiene un poderío comercial y económico que lo sitúa claramente en el bando occidental, pero lo que me sorprende, lo que me flipa de verdad es que en todo occidente, y hablando en concreto de España, resulta que es más progre, más guay y parece ser que más de entendidos ¡¡DEFENDER A HÁMAS Y CRITICAR A ISRAEL!!! Pero ¿qué nos pasa? y no, no vale como excusa la población palestina; yo también defiendo y compadezco a la población civil palestina, que está siendo masacrada por su propio gobierno “democrático”, por ese gobierno al que ellos votaron y que ahora les está utilizando como escudos humanos, haciendo imposible que las Fuerzas de Defensa de Israel, por más fuerzas que sean y más que se esfuercen, limiten al mínimo las bajas civiles.




Los judíos pueden hablar en contra del gobierno de Israel, puede decir que no les gusta lo que hace, pueden manifestarse con su opinión, sea cual sea. Quienes no somos judíos en España también tenemos ese derecho puesto que vivimos en una sociedad democrática donde hay libertad de expresión. Los palestinos no pueden. A los palestinos les toca aguantar al gobierno de Hamás sin chistar bajo pena de muerte sin juicio, que así se las gastan los hamases. Sí, han ganado unas elecciones como Hitler las ganó en su día, pero no sólo en eso consiste la democracia: la democracia también significa que existan una serie de derechos que los palestinos de a pie no tienen; la democracia también significa que la prioridad de un gobierno sea su gente, y no el sacrificio de su gente.

Israel está bombardeando en la franja de Gaza arsenales de armas pertenecientes a Hamás, objetivos militares que Hamás ha colocado en edificios civiles, incluyendo hospitales, escuelas e incluso casas privadas. Pero claro está, el malo de la película es Israel, que no tiene otra faena que hacer más que bombardear hospitales.

Israel está alertando a la población civil palestina por radio, mediante octavillas y con disparos de aviso cuando se va a producir un bombardeo para que abandonen la zona, puesto que su objetivo es destruir las armas de Hamás, no a la población de Gaza. Los combatientes de Hamás “recomiendan” a la población que no se vaya de sus casas y que defiendan su causa a costa de sus vidas. Y los métodos de “recomendación” y “persuasión” de los terroristas musulmanes, pues como que no hace mucha falta explicarlos, ya los conocemos todos.





Israel ha destruido unos 30 túneles de cuatro kilómetros de largo, y cuyo coste se estima en tres millones de dólares cada uno, que los combatientes de Hamás habían construido para poder infiltrarse en Israel y atacar el país. Hamás había invertido todo ese dinero en una infraestructura modernísima y carísima, que por supuesto ha resultado completamente inútil, puesto que el ejército de Israel los ha descubierto y destruido. Treinta por tres, noventa, imaginemos lo que se podría haber conseguido en una zona empobrecida como la franja de Gaza con noventa millones de dólares si se hubieran invertido en infraestructuras civiles, educación, sanidad y servicios para la población civil. Pero no. Misiles y túneles. Que por cierto, han costado la vida a muchos de los palestinos que trabajaron en ellos, incluyendo 163 niños, porque Hamás los ha asesinado, al más puro estilo faraón egipcio, para prevenir que pudieran chivarse a Israel de la localización de los túneles.

Israel dispone de drones y otros dispositivos aéreos para localizar con asombrosa precisión los arsenales de misiles ocultados por Hamás en casi todas las ciudades de la franja de Gaza, como ya se ha dicho siempre en edificios civiles. Israel puede por tanto calcular con exactitud dónde van a caer sus misiles y hasta dónde va a dañar su onda expansiva, y eso es exactamente lo que está haciendo, con el objetivo de que las víctimas civiles sean las menos posibles. El otro día vi un vídeo, en el que un misil israelí destruía un edificio adosado a una mezquita dejando ésta intacta, pero no sé qué pasa que no puedo subirlo aquí.

Hamás está haciendo pasar por civiles a sus combatientes. Para empezar, ellos son la fuente de información de las bajas en la franja de Gaza, con lo cual ya de entrada muy de fiar no es esa información. Pero vale, vamos a dar por cierto que ha habido desde el inicio del conflicto los 1800 muertos que todo el mundo da por ciertos. Para Hamás todos son civiles, no ha muerto un solo combatiente de los suyos. Y yo, que no he estado allí ni los conozco ni los he contado, me huelo la jugada a tres kilómetros y medio, y por supuesto no soy la única. Los combatientes de Hamás sólo se ponen sus uniformes para desfilar, grabarse en vídeo y alardear de metralletas, en realidad no son un ejército sino una panda de terroristas, con lo cual está claro que les conviene más ir de paisano. Cuando alguien muere y su foto sale en los periódicos, ¿quién puede saber si es un civil o no? Además, si seguimos respetando las estadísticas “oficiales”, la mayoría de los muertos son varones jóvenes, lo cual no es representativo de la población civil palestina. Si todos los muertos fueran civiles, cada segmento de la población sería proporcional al total, y no lo es. Y eso sin tener en cuenta, que los combatientes de Hamás, también son en muchas ocasiones mujeres, niños y ancianos.
Y dentro de la tragedia que supone esta guerra he encontrado algo divertido: una foto de un presunto niño palestino muerto. No podemos negar que haya habido víctimas civiles, eso está claro, pero me parece a mí que si todos los muertos son como éste, de los 1800 habría que restar algunos.

 


“Israel defiende a sus civiles con misiles, Hamás defiende a sus misiles con civiles” 
 
La frase está ya muy oída y muy dicha, pero cada vez se vuelve más cierta. Israel y su gente aman la vida. Han sobrevivido a todo lo que les ha caído encima a lo largo de la historia, que no ha sido poco; cuando les dieron un trozo de desierto para construir su país, en muy poco tiempo hicieron de él un vergel, un país próspero repleto de bellezas turísticas y no sólo autosuficiente, sino también exportador de productos a otros países. Sí, lo sé, con la ayuda de sus amiguitos de EEUU, pero recordemos que esa ayuda es mutua, no podemos negar el mérito de Israel por sí mismo.

Gran parte de los palestinos, como buenos musulmanes radicales, aman la muerte




Cuando les dieron un trozo de desierto para construir su país, se dedicaron a tratar de destruir el estado de Israel, en vez de construir el suyo propio. El islam si se toma en serio es la religión de la muerte, la destrucción y el desastre, y desgraciadamente los palestinos se la toman muy en serio. La mayoría ha votado a Hamás para que ganara unas elecciones y les gobernara; arman a sus niños con metralletas y les inculcan el odio a Israel y a occidente desde que nacen; se fotografían con una metralleta en la mano y un bebé en la otra; se inmolan voluntariamente en nombre de Alá y por supuesto nunca fueron capaces de cultivar ni una patata, ¿para qué? Viven de las ayudas de otros países sobre todo ¡oh sorpresa! de Israel. Porque sí, Israel ha impuesto un bloqueo a la franja de Gaza (sólo en su propia frontera, no en la egipcia, con la cual también linda la franja) para que no se les cuelen terroristas, pero sigue enviando ayuda humanitaria a Gaza, y respeta el alto el fuego cuando han de entrar ambulancias y médicos para ayudar en lo posible a la población civil. Igualitos que Hamás. Y quiero recalcar de nuevo y alzar la voz en nombre de todos aquellos palestinos que están en contra de las atrocidades de su gobierno, pero les toca callar y aguantarse. No es justo meterlos en el mismo saco que a los demás, aunque los otros sean mayoría. Es más, muchos árabes de origen palestino y musulmanes son ciudadanos israelíes. Viven en Israel, ellos se portan bien e Israel se porta bien con ellos, ningún problema. Recordemos que en todo el estado de Israel conviven musulmanes, judíos y cristianos con sus respectivos edificios religiosos. Vamos a ver, ¿cuántas iglesias y sinagogas hay en la franja de Gaza…? ¿puede ser que ninguna? Pues ya está todo dicho.

Para finalizar esta primera parte, aquí una madre palestina explicando para qué educa a sus hijos, aquí mis lectores. Una vez hechas las presentaciones, juzguen ustedes mismos


 

Esto es real, dicho por gente real que presta su imagen a una cámara y no se le cae la cara de vergüenza. Pero estamos CIEGOS y no lo vemos.

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