viernes, 31 de marzo de 2023

Nosotras parimos, ellas deciden

 



“Abortar es una cosa chulísima, que lo ha dicho nuestro gobierno feminista y progresista. Mi cuerpo es mío, mi útero es mío y lo que hay dentro de mi útero también es mío, así que aborto lo que me da la gana. Y si mañana quiero alquilar mi útero para que una señora añosa y rica tenga un hijo, pues lo alquilo, me llevo la pasta y a otra cosa mariposa ¿acaso no es mío mi útero y todo lo que contiene?…” ah, no, eso no. Eso es violencia contra las mujeres, que lo dice nuestro gobierno feminista y progresista. En serio, a mí que me lo expliquen.


Por si alguien no conoce a Ana Obregón, es una actriz española de 68 años que recientemente acaba de perder a sus padres y hace unos años perdió a su único hijo, víctima de un cáncer. Y de repente ha saltado a los medios de comunicación porque esta mañana se ha conocido que acaba de tener una hija por gestación subrogada. Y se ha liado parda, como no, welcome to Spain.



Irene Montero, Ministra de Igualdad
Le ha sentado fatal al progrerío que Ana Obregón haya decidido ser madre por segunda vez. Y ya habrán adivinado a estas alturas quienes han sido las primeras en abalanzarse directas a la yugular de Ana y quedarse ahí haciendo sangre, que ya las conocemos. La primera primerísima, nuestra querida Ninistra de Igualdá que ha salido rauda y veloz a decir que "la gestación subrogada es violencia contra las mujeres” sin despeinarse (sin despeinarse más de lo habitual). A partir de ahí el tsunami de críticas e insultos hacia Obregón está siendo imparable, tanto desde redes sociales como desde los medios de comunicación, que como buenos feministas y progresistas no pierden ocasión de machacar a una mujer si se tercia y no es de su pandillita.


Porque sí, según ellos el aborto está genial, extirparse los genitales para cambiar de sexo a los 16 años está genial, pero gestar en tu cuerpo al hijo de otra persona es una aberración machirula y fascista. Da igual que en Miami, donde ha nacido la hija de Ana Obregón, sea perfectamente legal; da igual que ambas mujeres hayan firmado un contrato libre y voluntariamente; da igual todo, es una explotación violenta del cuerpo de la mujer porque lo dicen las feministas y punto en boca.


“Es que las mujeres que alquilan su útero son pobres y necesitadas…” ¡pues mejor para ellas! así tienen la oportunidad de conseguir un dinero con el que puedan dejar de ser pobres y necesitadas, conseguirlo ellas mismas sin depender de nadie y sobre todo hacerlo por su propia voluntad. Cuántas mujeres pobres y necesitadas desearían tener esa oportunidad.

Hay que reconocerle un gran mérito a la Obregón: ha hecho que de un plumazo todos y cada uno de los progres de España se enteren de que hay niños en el tercer mundo deseando ser adoptados, y por lo visto es un crimen traer un nuevo niño al mundo habiendo tantos que ya han nacido y están desamparados. Oiga, estupendo, pues adóptelos usted ¿en serio le vamos a recriminar a cada pareja heterosexual que tiene un hijo, que se atrevan a tener hijos biológicos con la cantidad de niños que hay para adoptar? y no hablemos de las parejas homosexuales, me encantaría que mañana Jorge Javier y su marido decidieran tener un retoño con su material genético utilizando a una madre de alquiler, a ver qué decía la Montero entonces. Porque señores, seamos serios: tener un hijo biológico suele ser la primera opción de cualquiera que desee ser padre o madre y tenga la posibilidad de hacerlo así.


Según la lógica progre, lo que ha hecho la Obregón es “comprar un bebé”. En serio ¿acaso creen que los padres adoptivos no pagan por tener un niño? con la diferencia de que el dinero de Obregón ha ido a parar a una mujer supuestamente necesitada, y en el caso de las adopciones internacionales suele ir a parar a intermediarios y gobiernos corruptos. Eso no quita un ápice de generosidad y altruismo a los padres adoptivos, pero a los demás padres tampoco. A ver si el problema va a ser que como Ana Obregón es una señora de lo más pudiente, ha despertado las iras de una panda de envidiosos patológicos y odiadores profesionales por su poderío económico, y no por su supuesta falta de ética. Me da a mí que por ahí van los tiros.


Señores, en realidad tener hijos es un acto de supremo altruismo y a la vez de supremo egoísmo; igual que no tenerlos, igual que tenerlos cuando, como y con quien uno decida tenerlos. Todas las decisiones que tome un adulto sobre sus hijos no nacidos son altruistas y egoístas a la par ¿hay algo más generoso que regalar a alguien la vida? ¿hay algo más egoísta que hacerlo sin preguntarle? Pues eso.


Estos debates ya existieron en su momento con la inseminación artificial, con los anticonceptivos, con el aborto, con la selección de embriones para evitar enfermedades hereditarias, y seguirán existiendo, somos así. Pero más vale que nos vayamos haciendo el ánimo, hoy en día las mujeres deciden ser madres cada vez a edades más avanzadas y la gestación subrogada como técnica de reproducción asistida será la mejor posibilidad para muchas de ellas, y la utilizarán le guste o no al feminismo.


Ana y su hijo Alex


También se dice se cuenta se rumorea, que el padre biológico de la criatura que acaba de nacer podría ser Alex, el hijo de Ana Obregón fallecido a los 27 años. Parece que es habitual que cuando un paciente terminal está a punto de morir, decida guardar su material genético precisamente para esto, para poder ser padre de manera póstuma y que sus familiares críen a su hijo en el futuro. No sé si es el caso de Obregón, pero si lo fuera ¡OLÉ POR ELLA! Una razón extra para elegir esa modalidad, tener una hija-nieta que se parezca al hijo que has perdido, que lleve sus genes y te lo recuerde cada día.


Así que nada, enhorabuena a Ana Obregón, espero que su nueva hija le traiga toda la felicidad que merece y desea. Y las feministas, meteos en vuestro útero y en vuestros asuntos. Abortad hasta que os canséis, pero dejad en paz a las madres que quieren serlo, sean cuales sean sus circunstancias. Nosotras parimos; dejad ya de intentar decidir por nosotras cuándo, cómo, dónde y si hemos de parir.





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