domingo, 31 de marzo de 2013

La experiencia del profesor

Jo, para una vez que nuestro querido gobierno hace algo bien hecho... ¡va y también se lía parda! Aunque esta vez en mi opinión tienen más razón que un santo, se lie como se lie. Resulta que ahora en España, quien pretenda trabajar como profesor en colegios e institutos públicos, va a tener que aprobar un exámen. Y ya estamos todos poniendo el grito en el cielo, que mira que nos gusta.

Para empezar yo me he quedado a cuadros porque, en mi universo paralelo, estaba convencida de que eso YA era así, de que las bolsas de trabajo del profesorado estaban formadas por gente que había aprobado los exámenes de su oposición, pero sin suficiente nota para obtener una de las plazas. Y no, parece ser que no era requisito indispensable haber aprobado un exámen sobre la materia que pretendes impartir. Y encima va y resulta que alguien entrevista al profesor universitario de Política Educativa Internacional Reijo Laukkanen y publica la entrevista con el titular “Es nefasto elegir a los profesores mediante un exámen” sobre la foto de don Reijo, y qué le has dicho, ale, a rasgarnos las vestiduras a cuatro manos, que encima ha salido de la boca de un experto finlandés... espera, espera un momento, ¿finlandés?.... mmmm, pues sí, ¿qué tiene que ver que sea finlandés?... mmmm ¡¡¡PUES TODO, JOER!!

Profesora en Finlandia
Para empezar, al leer la entrevista constato como era de esperar que Mr. Laukkanen está hablando en todo momento ¡DE FINLANDIA! y sí, opina que es nefasto elegir a los profesores mediante un exámen ¡EN FINLANDIA! y ¿qué tiene Finlandia que no tenga España? pues para seguir, y utilizando las propias palabras del señor Laukkanen:

“Hay una gran demanda entre los estudiantes para ser profesor, para formar parte del profesorado, los alumnos con las mejores calificaciones quieren ser docentes. Además la formación es excelente, realizan estudios durante cinco años y desde hace muchos todos tienen que tener un master.” Pues ale, bajemos a la madre patria a comparar y constatemos que aquí los alumnos con mejores notas no suelen ser los que optan, así en masa por estudiar magisterio. Y la propia formación está muy lejos de ser excelente aunque eso no sea culpa de los alumnos ni de sus notas, véanse los chistecitos sobre magisterio que pululan por facebook, ofensivos y de mal gusto en su mayoría, pero por desgracia muchas veces reflectores de una realidad. En Finlandia los profesores demuestran su valía mientras estudian su carrera, aquí ni de coña.

“En Finlandia no consideramos que haga falta hacer exámenes a los candidatos a una plaza de profesor. Cuando una escuela de algún municipio necesita profesores, se pone un anuncio en el periódico, se presentan candidatos de todo el país a los que se selecciona a través de entrevistas.” Vale, y en España si se decide seleccionar así a los profesores, en dos meses tenemos a la Esteban dando clases de lengua española en la Facultad de Filología, con un sueldo de catedrática hasta que se jubile ¿me entiendes? y lo peor, lo más sangrante, alguien que realmente valga para dar esas clases está poniendo cortados en el bar o limpiando el suelo porque no es famoso ni primo del alcalde.

“En una encuesta entre el profesorado, como razones principales de su satisfacción los docentes señalaron el sentimiento de hacer un trabajo que tiene un sentido social, una finalidad importante. ¿Cree que este tipo de pruebas en sí, ponen en cuestión a los profesionales? Sí, de alguna manera puede pasar, pero repito que en Finlandia serían impensables.” Claro, porque en Finlandia sólo personas con vocación de docentes y además con excelentes calificaciones previas, y además con muchos años de estudios de nivel, puede llegar a ser profesores. En España, y qué pena me da, cualquier tonto puede estar dando clase.

Yo he tenido profesores no sólo tontos sino aberrantes, que me han hecho odiar y en alguna ocasión incluso abandonar la materia que impartían. En el otro extremo y por suerte, también he tenido profesores maravillosos con los que he aprendido mucho más de lo que venía en el temario, y sobre todo he aprendido que aprender es uno de los mayores placeres de la vida. De todos esos profesores, tanto unos como otros, guardo recuerdos muy intensos y me atrevo a asegurar que mucha gente comparte una experiencia así. Por eso pienso que cualquiera que se dedique a la enseñanza no sólo tiene un empleo para ganarse la vida, también tiene en sus manos el futuro de sus alumnos y les está influyendo en todo momento lo quiera o no, y eso me parece un hecho  importantísimo; por eso soy partidaria de que los docentes estén valorados y considerados de acuerdo a la enorme importancia que tiene su labor, pero también de que se les exija al máximo para poder ejercer su profesión.


Mirad, hace unos años un familiar mío se presentó a una oposición para profesor de secundaria. Había muy pocas plazas en su rama, apenas tenía dos años de experiencia docente y el sistema era de concurso-oposición, es decir, la experiencia contaba no sólo como afianzamiento propio en la materia y el hecho de enseñar, sino también como puntos que se sumaban a la nota del examen para configurar la nota final, la que daba acceso, o no, a una plaza en propiedad. Mi familiar no tenía ninguna posibilidad de obtener una de esas plazas debido a su poca experiencia, pero aún así preparó y realizó sus exámenes meticulosamente, tanto que obtuvo en ellos la segunda mejor nota de todos los aspirantes, tanto que al finalizar una de las pruebas un miembro del tribunal al que no conocía de nada, se le acercó y le felicitó por la exposición que había hecho. Y ahora viene lo tremendo, lo aberrante del caso: una de las personas que consiguió su plaza en propiedad, había sacado en ese mismo examen una puntuación de 0'5 sobre diez. Cero con cinco, un muyrequetemuy deficiente en un examen que consistía en... ¡sorpresa! dar una clase. Sí, se sacaba a sorteo un tema y un nivel que correspondiera a la enseñanza secundaria, se daba al aspirante unos minutos en una sala vacía para que pudiera organizar sus ideas, y luego frente al tribunal, daba una clase a hipotéticos alumnos del nivel elegido, que versara sobre el tema que le había correspondido en suerte. El tribunal podía hacer preguntas, y en fin, todas esas cosas. Pues un menda que tenía montones de puntos por experiencia, porque llevaba montones de años dando clases y eso presuntamente tiene un peso, en el momento en que tuvo que dar una clase frente a un tribunal de profesionales, fue calificado con un 0'5. Sobre diez. Más   deficiente, imposible. Pero mira, ganó su plaza, y por ahí andará dando clase hasta los 67 que se jubile, gracias a su gran experiencia como docente. Qué quereis que os diga, sentí mucha pena por mi familiar pero la verdad es que aún sentí más por los alumnos de esa persona en concreto, y por el hecho de que hubiera obtenido su plaza legalmente gracias a que el sistema de acceso sólo valoró su presunta experiencia, me gustaría saber en qué, y no sus conocimientos ni su capacidad de transmitirlos a los alumnos.

La experiencia tiene mucho valor, por supuesto, pero sólo si uno ha sabido aprovecharla. Si un docente ha estado veinte años yendo a trabajar y sin aprender nada acerca de su profesión, es más, olvidando lo que supongo que debió saber cuando empezó, en mi opinión hay otras maneras muy dignas de ganarse la vida y bajo ningún concepto esa persona debería formar parte del sistema educativo. Seguro que en Finlandia no lo haría, habrá que preguntar al profesor Reijo Laukkanen, a ver qué opina.

miércoles, 20 de marzo de 2013

A primera vista

En ocasiones vas tan tranquila por la vida, en uno de esos días en que no das importancia ni a las cosas que la tienen, y Él aparece. Y te mira y Le miras, y en un milisegundo tú lo sabes y Él lo sabe, y aunque hay mucho que hablar ya está todo dicho. No, no es un tipo que te mola, de esos los hay a patadas y les ves todos los días; tampoco es un tío que está bueno, también los hay a patadas y la mayoría ni siquiera te molan; y no, tampoco es un chico que te conviene porque en ese momento no tienes la menor idea de si te conviene o no, y porque es bastante probable que pensándolo bien no te convenga. Pero eso no cambia nada. Él es el Único, el Elegido (gracias Paul Auster), el que sólo mirándote a los ojos ha sido capaz de tocarte el punto G del alma y ni Él ni tú teneis la menor idea de cómo lo ha hecho. Pero ahí está Él, has cruzado el río y has quemado tus naves, tu vida ya no es ni nunca será la que era hace diez minutos y tú lo sabes, y Él lo sabe.

“Y ¿ahora qué?” te preguntas. Porque tus neuronas se han ido de vacaciones, y el resto de tus células están ya vibrando al son de Su ritmo. “Y ¿ahora qué?” porque te estás muriendo de miedo, porque no fuiste tú quien decidió colgarse el paracaídas y subir al avión y abrir la trampilla; porque hace diez minutos no hubieras querido estar ahí, pero ahora que no venga nadie a prestarte una escalera, por tus ovarios que ahora saltas; porque tu yo de hace diez minutos era otra persona y tu yo de ahora quiere saltar, tiene que saltar, necesita saltar. Da igual si te rompes una pierna al caer, o si te rompes la crisma y se acabó, es tu salto, es tu vida, y esa primera mirada no te ha dado otra opción, ni la quieres. Tú lo sabes y Él lo sabe.

El Único, el Elegido por tus entrañas no tiene que preguntarte nada  ni hacerte regalos caros, ni pedirte formalidades, ni teneis que firmar nada en ningún sitio. No hay nada de tu vida anterior que ahora te cueste dejar, tus vísceras han decidido por ti sin pedirte permiso y ya no te importa. El cielo se ha despejado y estás viendo frente a ti un camino  que será duro y tendrá sinsabores, que no sabes a dónde habrá de llevarte, pero que está ahí gritando tu nombre y no hay más caminos, ya tienes muy claro que Ése es el tuyo.

Así son a veces las cosas y así las contamos, a primera vista, porque a veces nuestros ojos aciertan cuando todo alrededor se está equivocando. Y tú lo sabes, y Él lo sabe.

jueves, 14 de marzo de 2013

Hay deshaucios y deshaucios

Igual que hay personas y personas, y no se puede comparar a unos con otros. Por eso me repatean:

1.- Por un lado los bancos y los sucesivos gobiernos, aplicando unas políticas crueles y devastadoras a lo que viene siendo todo el proceso de alquiler o compra de una vivienda, y a la vez de cara a la galería, pretendiendo ayudar a la adquisición de un bien de primera necesidad. Plagiando a Montero González: “Gobierno mío, no me ayudes pero tampoco me jodas”. No vale “ayudar”, no vale “conceder subvenciones” y no pagarlas luego, no vale hacer política con las palabras del artículo 47 de la Constitución Española, pero ignorando su contenido. No vale. (Nota en paréntesis: el susodicho artículo dice que “todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interes general para impedir la especulación.”)


Lo único que vale aquí es aplicar ese artículo con todas las de la ley y nunca mejor dicho, limitar las ganancias de los bancos y de todo el que se dedique al sector de la vivienda, especialmente de quienes se llevan el trozo grande de pastel, y obligar a los bancos a facilitar el pago del dinero que se les debe. Quienes ellos llaman “morosos de buena voluntad”, es decir, gente que ha pagado su hipoteca sin problemas durante años y de repente por las circunstancias laborales, o por que el TAE y su progenitora se han subido a las nubes en dos meses, ahora no pueden pagar, deben tener facilidades para hacerlo. Todas las que sean necesarias y aún a costa del tremendo beneficio que cualquier banco obtiene de conceder préstamos hipotecarios.

2.- Por otro lado me repatea tambien la gente incapaz de entender y asumir que los derechos conllevan obligaciones. La vivienda es un derecho pero eso no significa que sea gratis, ni que tenga que ser gratis, la vivienda si uno la quiere hay que pagarla. A un precio justo, de acuerdo; sin especulación, de acuerdo, pero hay que pagarla porque si uno no la paga, la terminan pagando todos los demás y eso tampoco es justo. De ahí mi repateo estomacal con los perroflautas anti-deshaucios, anti TODOS los deshaucios y vivalavirgenquesolidariosoy.

Y a ver, que conste que en el fondo les entiendo: ellos no trabajan, ni han trabajado nunca, ni piensan trabajar, por lo tanto no han de contribuir con sus impuestos a pagar las viviendas de quienes no las pagan, por lo tanto qué más les da. Pero eso sí, solidarios los cojones, y si no que se lo pregunten al que monta un quiosco de pipas para ganarse la vida y pasa años trabajando catorce horas diarias y hasta el cuello de impuestos, hipotecas y facturas. Que le venga el perroflauta de turno a impedir el deshaucio de los treinta caraduras que viven de las ayudas sociales en el piso de al lado, sin haber pagado jamás un céntimo a la comunidad de vecinos, sin haber pagado jamás el alquiler o la hipoteca, sin haber pagado jamás un impuestito de nada, que ya tienen bastante faena armando fiesta y jarana las veinticuatro horas del día para celebrar que no necesitan trabajar, puesto que nuestros gobiernos son tontos y ellos tienen derechos.

En fin, que me parece una tremenda injusticia tanto la política económica vigente en nuestra querida Spain con respecto a las hipotecas, como la cara dura con que algunos se autoproclaman víctimas de un sistema al que no contribuyen y que nos está devorando a todos, especialmente a quienes sí pagamos nuestras deudas. Señores que esto es España, que aquí por triste que sea a veces hay que echar de una casa a quien no la paga, porque si no aquí no paga ni el tato.

Y no podemos meter a la octogenaria gallega en el mismo saco que el suicida alicantino,  por poner un ejemplo.

En el primer caso, francamente yo iniciaría una investigación al juez y a los dueños del piso por acoso inmobiliario. No me parece muy normal que una inquilina se retrase UNOS DÍAS en el pago de una mensualidad por un valor menor de 200 euros, y la orden de deshaucio vuele rauda y veloz a su buzón y no sea retirada cuando la deuda se subsana,  de hecho se mantenga hasta que un bombero con un par dice que esa puerta no la tira y que él ahí no entra. Y olé mis bomberos del alma, ya que viene a cuento. ;-)

 
En el segundo caso parece ser que el propietario de la vivienda es una persona de economía más bien modesta, que por circunstancias en un momento determinado dispone de una vivienda libre y la alquila para poder pagarla, y aquí un juez tarda CINCO AÑOS en emitir una orden de deshaucio contra un inquilino que sólo pagó la primera mensualidad y además está dejando el piso destrozado.

Qué quereis que os diga, para la anciana STOP DESHAUCIOS, y para el otro menda DESHAUCIO INMEDIATO, porque no son iguales ni se han comportado igual.

lunes, 25 de febrero de 2013

Hablando alemán

 

Todos sabeis cuánto me gusta Alemania y lo poco que entiendo a la gente que se queja de tener que largarse de España para irse allí, ¡yo que pudiera! (y sin poder no lo descarto, que conste). Bueno, el caso es que llevo algún tiempo estudiando alemán y ¡mecagüen la mar, qué difícil es! a mí siempre se me han dado bien los idiomas, en el cole solía sacar buenas notas, y después del cole he aprendido alguna lengua extranjera por mi cuenta,  por afición, y va y resulta que el alemán se me resiste.

Entendámonos, no se me resiste a muerte, voy haciendo progresos, pero aún no he conseguido entender del todo cómo se forman las palabras, cómo se conjugan los verbos, cómo se ordenan las frases. Hay quien dice que ni los propios alemanes lo entienden, pero estoy segura de que lo hacen de una manera mucho más sencilla y eficaz que quienes hablamos lenguas románicas. Para eso son alemanes.

Y los casos, la declinación ¡LAVIRGEN! Recuerdo de cuando estudiaba latín en el instituto, que tan hermosa lengua posee seis casos y muy pocas preposiciones, por eso suena directo y sin florituras. En español no existen los casos y abundan las preposiciones; en inglés más o menos igual, aunque se conserva y se usa a menudo el genitivo llamado sajón (Manu´s black and beautiful eyes;-), en alemán, además de montón de preposiciones, hay cuatro casos. Nominativo, genitivo, dativo y acusativo. Especialmente con estos dos últimos cuando son complemento indirecto y directo respectivamente no hay problema, pero en los complementos circunstanciales son difíciles de colocar, puesto que dependiendo de cada verbo y de cada preposición, y de cada combinación distinta de verbo y preposición, hay que usar un determinado caso que pueden cambiar si la intención del verbo es distinta. Por ejemplo, si el verbo implica movimiento hay que usar una preposición y un caso distintos a si el verbo no implica movimiento, aunque el resto de la frase sea igual. Y cada caso tiene tres géneros en singular (masculino, femenino y neutro) y uno en plural, ¡multiplica y verás cuántas declinaciones te salen! Y en los verbos compuestos se separa la partícula (al principio de la frase) de la raíz del verbo (al final), por lo tanto te enteras de cómo,  cúando, quién, dónde, por qué y con quién alguien está haciendo algo, mucho antes de saber lo que está haciendo. Pero a veces hay excepciones y se invierte el orden de sujeto y predicado, con lo cual ya te has perdido y no te enteras de nada. Y como de esa manera parece ser que los alemanes aún lo encuentran fácil, resulta que el genitivo femenino singular, a veces (por ejemplo en el artículo determinado “der”) es igual que el nominativo plural, y ya lleva rato dándome vueltas la cabeza.

Y luego las consonantes. En alemán hay muchas palabras compuestas, por ejemplo “Schwartzkopffstrasse” que es el nombre de una calle de Berlín. Nótese la secuencia 4 consonantes - 1 vocal - 4 consonantes - 1 vocal - 6 consonantes - 1 vocal - 2 consonantes - 1 vocal. ¡¡Y HAY QUE PRONUNCIARLAS TODAS!! Vamos, que si vas por allí más te vale llevarte un plano, porque si has de preguntar pronunciando bien, la llevas clara.


Cuando llegué este verano al Goethe´s, el primer día nos hacían una prueba de nivel para asignarnos a uno de los grupos. Luego me enteré de que otros compañeros dijeron que no sabían nada de alemán y les pusieron en el grupo de iniciación, pero yo toda chula, ala, a hacer la prueba y que no se diga.

Desarrollo de la prueba: me siento en el pupitre, coloco mis bártulos y me dan una hoja con pequeños textos, tres o cuatro frases en alemán, y detrás de cada uno, algunas preguntas tipo test. Chupao. Lo termino en diez minutos, recojo los bártulos, lo entrego en la mesa y cuando ya me iba me dice la profesora “¡espera espera! vuelve a sentarte que no has terminado”. Y yo “ups”. Me vuelvo a sentar, me trae una hoja en blanco y me dice “ahora tienes que hacer una redacción sobre tu viaje a Berlín, por qué has elegido esta ciudad, cómo has venido, etc, y luego pasarás a la otra sala a hacer una entrevista”. Me quedo a cuadros y la miro poniendo cara de “oiga, ¿todo eso en alemán?”; pero vamos, en seguida me viene a la mente que no debe de ser en ruso y me pongo a la faena. Consigo escribir un folio entero en alemán (yo con tal de soltar palique, hasta en lenguas indescifrables, con un par), lo entrego y paso a la entrevista. Me entrevista un adorable filósofo alemán llamado Otto, (sí, he dicho “adorable” y “filósofo alemán” en la misma frase, no sé ni como he podido), al que parece impresionarle mi visita a Nefertiti que he narrado con todo detalle en la redacción (vease en este mismo blog “En Berlín, en Berlín, viajera de postín II”, agosto 2012). Otto me mira con los ojos muy abiertos y me pregunta varias veces “pero ¿de verdad fuiste a verla nada más llegar a Berlín?” yo le digo que sí, que me gusta mucho todo lo relacionado con el Egipto Antiguo y he leído bastante sobre Nefertiti, quería ir a verla y fui el primer día por si luego no me daba tiempo. El caso es que Otto, que lamentablemente no va a ser mi profesor, corrige mi redacción, me hace la entrevista y me asigna al grupo A2.2, sinceramente, muy por encima de mi nivel de alemán. Debió ser el efecto Nefertiti o que le caí bien, no sé. Menos mal que luego compartí mesa con la maravillosa Anne (¡gracias guapa!) y conseguí aprender algo, porque esa es otra, la profesora como todos los alemanes, hablaba a la velocidad del rayo. Con sus dativos y sus consonantes. Va en serio, creo que la faringe de los alemanes está hecha de un material distinto al nuestro, porque si no, no me explico cómo pueden pronunciar todo eso tan rápidamente ¡incluso los niños pequeños! No me lo explico.

Busto de Nefertiti
Después de volver de Berlín, nos visitó mi familia de Munich, y estuve un ratito hablando con mi cuñado Joachim en alemán. Se me dio mejor de lo que esperaba y me di cuenta de que soy capaz de hablar en alemán si me paro a pensar antes lo que voy a decir, y sobre todo que soy capaz de entender algo si me hablan despacio ¡todo un logro! En un momento determinado le pregunté a Joachim cómo hacían los alemanes para saber exactamente qué preposición va con cada verbo y en qué caso ha de declinarse cada sustantivo, y me contestó “¡Automáticamente!”. Pues va a ser verdad, habré de pasar de memorizar todas esas reglas, normas y excepciones, terminar mi curso de alemán (voy por la lección siebenunddreissigste, en español 37) y empezar a leer como una posesa en la lengua teutona. Empezaré por un Asterix que compré en Munich hace años, y luego ya me paso al Fausto de Goethe y a los aforismos de Nietzsche ;-) Pa chula yo.

PD: “¿Puedo saludar?” “Claro querida, es tu blog” “Pues aprovecho para saludar y enviar muchos besitos a los alemanes que más quiero de toda Alemania: María, Joachim, Adrian, Daniel, Natalia y Luis”

viernes, 8 de febrero de 2013

Matando talibanes

Parece ser que mi querido Harry Windsor, el pelirrojo más sexy del planeta con permiso de Eddie Redmayne, la ha vuelto a liar parda. Pero ¡joer! si es que le van buscando las cosquillas al chaval.


Pues eso, que mi Harry se ha ido a Afganistán de soldado, que dicho sea de paso menudo polvo tiene vestido de soldado, y a la vuelta va y le pregunta el periodista lumbreras de turno, que si ha usado sus armas y ha matado talibanes. Y va Harry y le dice que sí. ¡Oh diosmío, se desata la polémica! ¡El príncipe Harry ha empuñado un arma! ¡El príncipe Harry ha matado! ¡Y encima una vez se fumó un porro y otra se disfrazó de nazi! ¡Qué vergüenza, que ignominia!

Pero “amo a ver”, piltrafilla ¿qué respuesta esperabas? ¿algo así como “las armas ¡qué dices, si son de juguete! y con los talibanes me iba de fiesta a vestirnos de nazis, que en el fondo son buenos chicos y todo”... ¿algo así? Me da a mí que no te has enterado aún de que el príncipe, y todos los demás soldados estaban en una guerra, y tanto empuñar armas como matar, son cosas que suelen hacerse en una guerra. Dime que la guerra es injusta, dime que el ejército británico no debía estar allí, dime que la población civil de Afganistán está entre dos fuegos sufriendo las consecuencias, dime todo eso y estaremos de acuerdo; pero no me vengas con que a la guerra se va a repartir caramelos, porque manda güebs tú también, cinco años de periodismo para acabar siendo tan torpe. Dedícate a entrevistar a la Esteban y similares, anda, que tú no vales para esto. ¿Por cierto, te paraste a pensar lo que es un talibán? ¿te paraste a pensar que las mujeres afganas se suicidaban a miles cuando los talibanes tomaron Kabul, porque lo preferían antes que caer en sus manos? Pues piensa un poquito, anda, te irá bien.

A Harry le gusta el ejército, y yo que siempre he despotricado de la vida militar y de los ejércitos, será que me hago mayor pero va y resulta que le comprendo. Le comprendo porque en la vida civil, a los doce años vio morir a su madre acosada y avasallada por periodistas, que después del accidente y mientras ella y sus acompañantes agonizaban, se limitaron a hacerle fotos en vez de ayudar. Le comprendo porque toda su vida acaba siendo publicada y criticada, haga lo que haga por íntimo que sea. Le comprendo porque su padre, el feo y tímido Carlos, ha conseguido a los sesenta años casarse con quien siempre quiso casarse, y ha jurado públicamente que sus hijos se casarán con la persona a la que amen; y si no fuera así, quizá Harry se habría visto abocado a una vida conyugal tan desgraciada como la de sus padres. Y le comprendo sobre todo porque me pone muy cachonda, y eso me hace sentir una gran empatía hacia él.

Harry se siente a gusto en el ejército porque es el único sitio donde él es simplemente Harry. No es príncipe, no es el nieto de la reina, no es el hijo y hermano de futuros reyes, no es alguien especial, no tiene privilegios, nadie le distingue del resto. Si hay que hacer maniobras de noche, las hace; si hay que comer rancho-bazofia durante días, lo come; si hay que pasarse una pista americana, la pasa; si se salta alguna norma, lo arrestan, y si hay que ir a matar talibanes, pues va y los mata. Exactamente igual que otros miles de soldados. Cuando hace años tuvo que volver de Irak a regañadientes, tras filtrarse a la maldita prensa su presencia allí y su posición, sólo lo hizo al entender que podía ser especialmente objeto de atentados, y poner con ello en peligro (más aún) la vida de sus compañeros. Y se quejó, amargamente y con razón, de que le quitaran lo único que le hacía feliz. Al final ha vuelto. Al igual que su padre, se ha rebelado y ha conseguido dedicarse en la vida a lo que le gusta hacer, que dada su posición no es fácil. Diana estaría muy orgullosa de él, y sus miles de fans, sin ninguna duda también lo estamos.

jueves, 17 de enero de 2013

De reinas y reinonas

Hoy ha caído en mis manos el último (y creo que nunca mejor dicho) libro de Pilar Urbano sobre la reina Sofía, sí, aquel en el que decía que respeta a los gays pero “¿por qué tienen que estar orgullosos de ser gays y subirse en una carroza...?” y “que se unan pero que no le llamen matrimonio” y en fin, todo eso. No he leído el libro entero, pero ojeándolo he buscado esas palabras impresas y efectivamente, ahí estaban.

La reina Sofía
Vaya por delante que la reina Sofía me cae bien, muy bien, ella y sus hijos. No así su marido, no así su yerno, ni su ex yerno, ni su nuera, pero ella y sus hijos me gustan, sobre todo ella. Siempre me ha parecido una persona que sabe estar en su sitio y por eso no me creo, ni me he creído nunca que dijera esas palabras a una periodista con la intención de que salieran publicadas en un libro. Aunque por supuesto, estoy segura de que algo así es lo que piensa de los gays, ya lo dijo muy sabiamente en su programa Ángel Martín: “¿qué esperabais? ¿que la reina quisiera ver a Felipe casado con Jesús Vázquez?” Pues eso, que a una persona de cierta edad, que fue princesa y que lleva casi cincuenta años siendo reina de España, no le pega estar enarbolando la bandera arco iris, para qué nos vamos a engañar; pero publicar lo de las carrozas me parece más bien una jugarreta sucia de la periodista que se autoproclama “amiga” de la reina, para vender un libro que tampoco iba a ser un best-seller sin algo de polémica.

Porque doña Sofía es una mujer inteligente y sabe perfectamente cuales son sus privilegios, que los tiene, pero también cuales son sus obligaciones. Los miembros de la familia real son los únicos españoles que no tienen derecho al voto salvo en un referéndum, ni derecho a la libertad de expresión. No pueden decir públicamente lo que piensan, tienen que decir lo que deben decir y punto. Forma parte de su trabajo y la reina lo ha hecho muy bien durante muchos años, es más, unas páginas antes se niega a pronunciarse sobre el famoso “¿por qué no te callas?” de su marido, y le dice muy claro a la periodista que no puede comentar eso porque ella no tiene libertad de expresión. Así que por mi parte, un diez a la reina Sofía y un cero a la otra pedorra.

Y dicho esto, tanto a la reina Sofía (qué ilusión me haría que leyera mi blog), como a quienes piensan como ella (esos me dan un poco igual), como a quienes no piensan como ella (bienvenidos sean), como a las Reinonas-Queens (que me leen a centenares ;-), me gustaría decirles un par de cosas:
Con mucho orgullo

1.L@s gays, lesbianas, bisexuales, transexuales, intersexuales, transgénero, queers,  mariliendres, heteros simpatizantes y más que me dejo, no estamos especialmente orgullos@s de ser gays, les, bi, t, i... pero sí estamos MUY ORGULLOS@S de poder serlo públicamente, de no tener que escondernos de nadie, de poder casarnos con quien nos dé la gana (bueno, siempre que la otra parte esté de acuerdo ;-) y de poder abrazar a nuestra pareja fuera de un antro, sea quien sea nuestra pareja y del sexo o género que sea. Y por eso nos subimos a una carroza y celebramos nuestra fiesta, porque la visibilidad de l@s gays, les, bi, t, i... es un gran logro no sólo para nosotros, sino para una sociedad más justa, igualitaria y sin discriminaciones. Por supuesto también hay much@s gays, les, bi, t, i... que no son partidari@s del Orgullo, y nadie les obliga a serlo ni a participar. 

¡Esta va por ti, Sally!
Los demás montamos la carroza, nos soltamos la melena y celebramos haber dado un paso importante hacia la libertad y la no-discriminación en España. ¿Por qué nos subimos a una carroza? porque nos da la gana, porque es nuestro día y porque tenemos derecho a hacerlo, igual que lo tienen los falleros en fallas, los Reyes Magos el cinco de enero, y lo tuvieron los hijos de la reina Sofía el día de sus respectivas bodas.

2.¿Qué es un matrimonio? Básicamente un rito de unión entre dos personas, y a partir de ahí depende.  Cada religión tiene el suyo, algunas etnias como la gitana tienen el suyo, y no sé de ninguna cultura en el mundo que no tenga su propia manera de formalizar una unión, aunque sea mediante un chasquido de dedos. Y ahí por supuesto, cada cual pone sus propias normas. Por ejemplo, la iglesia católica exige que los contrayentes sean hombre y mujer, que estén bautizados, que no hayan contraído antes matrimonio católico o bien que éste haya sido anulado, que hayan realizado los cursillos prematrimoniales y que estén en gracia de dios en el momento de dar el “sí quiero”. Ésas son sus normas, y si uno quiere casarse por la iglesia católica tiene que cumplirlas. 

El matrimonio civil está regido en España por el código civil (valga la redundancia) que esté vigente, y desde el 3 de julio de 2005, el código civil vigente en España dice en su artículo 44: “El matrimonio tendrá los mismos requisitos y efectos cuando ambos contrayentes sean del mismo o de diferente sexo.” Más claro, agua. 


Por supuesto que no tiene nada que ver con el matrimonio católico, ni con el gitano, ni con el balinés, y por supuesto que las personas que practican esos ritos no deberían ofenderse porque otros se casen por un rito diferente que a ellos ni les va ni les viene. Pero siendo serios y llamando a las cosas por su nombre, el matrimonio entre personas del mismo sexo, en España, hoy en día, se llama matrimonio. Por eso lo llamamos así.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Brad se mete a productor

Me cuenta alguien que Brad Pitt se ha metido a productor, se ha gastado una barbaridad de dinero en un tocho película y casi se arruina. Ahí está, con un par (de milloncetes de euros, supongo).


Vamos a ver, Brad, cariño, desde que te dejaste encasquetar seis monstruos por la Angelina, tú no riges bien. Asúmelo, estás bueno tío, muy bueno, y gracias a estar muy bueno eres una estrella de Hollywood, lo demás nos da igual. Ya te has pasado media vida haciendo de feo para demostrar que eres buen actor, y hasta en “Doce monos” estabas pa´ comerte. 
Que sí, Brad, que sí, que eres buen actor, buen productor, buen director, buena persona, un tio inteligente, el padre del siglo, pero nosotros vamos a ver tus películas porque estás para mojar pan y hacer sopas, y de vez en cuando te quitas la camiseta mientras pones esa sonrisa de “oh sí vamos nena, te lo voy a comer todo”. Da igual que te encierres en una habitación con una cámara, te quites la camiseta y pongas la sonrisa de “oh sí vamos nena.......”, y te hayas gastado en la peli entera 30 euros. Iríamos a verla igual, ¿para qué te metes en producciones mastodónticas que te arruinan? ¿es la mala influencia de Angelina? ¡¡Déjala, dale la custodia de todos los niños y vente conmigo!! Yo te haría feliz Brad, y te ayudaría a invertir tu dinero en mejores proyectos.


En fin serafín, un disgusto muy grande tengo, porque además parece ser que ni siquiera sales en la película, así que me temo que ireis a verla tú, Angelina y los seis monstruitos. A ver si aprendes de la experiencia y a la próxima peli nos haces un Fullmonty, que así recuperas siete veces el dinero que has perdido en ésta. Fijo.