viernes, 15 de septiembre de 2023

Eras joven e ignorante


Hoy me enteré de que ha muerto la que fue directora de la biblioteca donde he trabajado casi toda mi vida laboral, y he recordado algo que quiero contar. Al principio no nos llevábamos muy bien. Yo tenía 22 años, era muy entusiasta y trabajadora pero la verdad es que me ponía nerviosa por todo, me agobiaba por todo y en más de una ocasión no supe medir bien mis palabras con ella. Tuvimos desavenencias y alguna que otra discusión, casi siempre por mi culpa. Como dice mi admirado Ángel de la Guarda, “eras joven e ignorante, no hay más”. Pues eso.


Tiempo después estuve en otro centro de trabajo (he estado en la biblio CASI toda mi vida laboral) y me encontré con un jefe que no le deseo a mi peor enemigo. Vamos, ni a ese mismo jefe le deseo un jefe como él. Ahorraré los detalles, suficiente decir que acabamos en el juzgado para que os hagáis una idea. Y entonces empecé a recordar a mi anterior directora y a entender cuanta paciencia tuvo conmigo, y como había intentado ayudarme siempre. A su manera, con sus aciertos y sus errores, pero ahí entendí que realmente había valorado mi trabajo, mi esfuerzo y mi capacidad; y entendí también que con otra actitud por mi parte habríamos tenido una relación mucho más agradable y fructífera. Me dio rabia no haber sido consciente de ello antes.


Un día se lo dije. Nos encontramos en la biblio, a la que he seguido yendo con asiduidad. Qué le voy a hacer, soy adicta a la lectura y entonces no tenía ebook. Nos encontramos y sentí la necesidad de agradecerle todo lo que había hecho siempre por mí sin yo saberlo; le conté como estaba en el otro puesto de trabajo, la manera en que me había tratado el jefe; le conté lo que había sufrido y le pedí disculpas por no haber sabido antes apreciarla como directora ni como ser humano. Su única respuesta fue abrazarme. No dijo nada y me abrazó. Fue un momento entrañable, nos quitamos ambas un peso de encima y nunca volvimos a hablar de ello.


Al enterarme de su muerte me he sentido triste, pero a la vez muy satisfecha de haber hablado con ella aquel día y de haberle dado el agradecimiento que merecía. Hoy, que soy bastante más mayor y bastante menos ignorante, he podido lamentar su muerte sin que mis errores me saltaran de golpe a la cara. He podido recordar con gratitud lo mucho que viví y aprendí en todos esos años, he sentido únicamente la melancolía de despedir a una amiga a quien aprecio y con la que estoy en paz.


No quiero ni pensar cómo estaría sintiéndome ahora si aquella conversación no se hubiera producido nunca. Lo sé, soy una egoísta, ha muerto una persona querida y yo estoy aquí hablando de mis sentimientos. Pero es que necesito decirlo. Poder pensar en ella y decirle “buen viaje Carolina y gracias por todo”, sin resquemores, me ha hecho ser hoy mejor persona. La próxima vez si la hay, no tardaré tantos años en dar ese abrazo a alguien.


2 comentarios:

  1. Una magnifica actitud con una persona,nunca es tarde si la dicha es buena. Ojalá sigas siempre asi, estoy orgullosa de como eres y como escribes, un abrazo fuerte

    ResponderEliminar