lunes, 13 de junio de 2011

Bravi ragazzi

Esto es poner pasión en lo que uno hace y lo demás son tonterías. En dos palabras IM PRESIONANTE. Si fueran rusos en vez de italianos, seguro que ya serían campeones olímpicos, del mundo y de donde haga falta. Por si no lo habéis notado, son mis patinadores favoritos, Federica Faiella y Massimo Scali. ¡¡¡BRAVI  RAGAZZI!!





viernes, 3 de junio de 2011

Leyendas de pasión (Historia, literatura... y cine II)



Empecemos por un clásico, una hermosa película a la que sólo encontré pegas tras leer la novela, y que me tuvo alteradas las hormonas durante meses. La vi en un cine muy pequeño que ya no existe, en la primera sesión de una tarde entre semana, cinco personas más y yo en todo el cine; la vi sentada en la fila número cuatro, sin zapatos y con los pies apoyados en el asiento de delante; me quedé hasta que acabaron todos los créditos y se encendió la luz. Y sólo cuando me echaron del cine, porque al final me echaron, fui consciente de que en realidad no me había derretido, y debía levantarme y marcharme de allí. ¡¡¡DIOSSSSSS!!!!!   ¡¡¡Esas apariciones de Brad Pitt, melena al viento, cabalgando por las llanuras de Calgary!!!   ¡¡¡Esa mano acariciando la mejilla de Julia Ormond que, llorosa, le suplica que no deje a Samuel ir a la guerra!!!   ¡¡¡Ese beso arrebatado cuando ella le persigue por la colina, después de una discusión con Alfred!!!   ¡¡¡Esa sonrisa seguida de un comentario soez al oír que el pánfilo de Samuel le confiesa que aún no se acostó con Susannah, pero que lo hará antes de casarse si ella quiere...!!!   ¡¡¡QUÉ MOMENTAZOS!!!  la verdad es que la película es muy bonita, tiene una banda sonora fantástica, y Brad Pitt está ESPECTACULAR, tan espectacular  que viéndole a él casi te olvidas de la historia... y menos mal, porque a la historia le han echado encima toneladas y toneladas de azúcar.
 

Vayamos por partes: la novela original es más bien un relato largo de Jim Harrison, que no se llama “Leyendas de pasión” sino “Leyendas de otoño”, y de tierna y hermosa historia tiene lo que yo de torero. Es dura, muy dura, muy agria, muy dolorosa. Un reflejo fiel de la América más profunda, la que nutre su tierra con la sangre y las vísceras de sus hijos. Jim Harrison, al contrario que el director de la película, Edward Zwick, no hace ascos a mostrar sin tapujos la muerte, la violencia y el sexo. No oculta que Tristan Ludlow a los quince años se emborrachaba y frecuentaba prostitutas, igual que no oculta la psicosis que padece la hermosa y frágil Susannah. No es su cándido y desmedido amor por Tristan lo que acaba llevándola a la tumba, es su locura.
 
 
Susannah nunca se promete a Samuel, se promete y se casa directamente con el salvaje de Tristan, que poco después la abandona para reunirse con su abuelo en Cuba y dedicarse al tráfico de armas, a emborracharse y a irse de putas en cada puerto donde atracan su goleta. Fascinante el personaje del abuelo inglés, alter ego de Tristan y padre del coronel Ludlow, al que en la peli ni se nombra. Fascinante la personalidad del mismo Tristan, que empieza luchando contra los alemanes en la Primera Guerra Mundial y acaba luchando contra el mundo... pero sobre todo contra sí mismo.
 

Tristan es una auténtica tormenta de sentimientos contrapuestos. Capaz de amar y odiar con la misma intensidad, vive al borde del abismo permanentemente, pero ante todo y sobre todo, vive sufriendo. Nadie siente el dolor como él. Ni la terrible enfermedad mental de Susannah, ni los celos de Alfred, ni la rabia contenida del capitán Ludlow, ni la histeria y la promiscuidad de su madre son comparables al inconmensurable dolor de Tristan. Su sufrimiento empapa la novela en todo momento, al igual que la sangre y el alcohol. Tristan no sabe dejar de sufir, y por eso mata a humanos y animales, desafía al gobierno en cuanto tiene ocasión, y abandona una y otra vez a sus seres queridos, o más bien cree abandonarlos tratando de evitar que su propio sufrimiento les destroce.
 



Tristan se declara irremediablemente ateo a los doce años, tras pillarse un tremendo cabreo con Dios y con su madre (la madre de Tristan, no la de Dios) porque la buena señora prefiere pasar el invierno en la ciudad, tirándose a su jovencísimo amante, en vez de visitar a su marido y a sus hijos en el rancho. Tristan blasfema, sale a cazar, reniega de dios, y cuando su madre regresa como todos los años en primavera, pasa unos días sin dirigirle la palabra y enfadadísimo con ella. Al final la perdona, pero le advierte que jamás podrá perdonar a dios. Y todo eso con doce añitos, apuntando maneras el chaval.
 

Tristan, en fin, es un auténtico indomable. Sus padres desisten de educarle desde bien pequeño y no hay una sola norma que se avenga a cumplir. No tiene moral, él es un arrebato de sentimientos en su estado más puro. Despliega la misma violencia al asesinar sin un pestañeo a tres contrabandistas rivales, que candidez al amar a la luz de la luna a la pequeña Isabel, de dieciséis años, quien por supuesto en la película tiene veinte y aparenta treinta, no vayamos a herir susceptibilidades americanas. Tristan no tiene límites y nadie consigue jamás doblegarle; ni el gobierno, ni dios, ni la vida. A los tres los desafía constantemente y sólo la muerte le vence al final, a sus ochenta y cinco años y en pleno invierno, viejo, cansado, solo y sin dejar de empuñar su viejo cuchillo de caza. Tristan Ludlow es un hombre que da mucho miedo, pero que a la vez te enamora. Tanto o más que Brad Pitt.
 





sábado, 28 de mayo de 2011

Intolerante y nazi


Pues sí, a mis cuarenta y uno, después de vivir treinta y seis de ellos en democracia he descubierto que soy una intolerante, ferviente admiradora de Hitler y Mengele, racista, afiliada al partido nazi, al facha, al PSOE, amiga íntima de Pajín, idiota perdida por creerme lo que dice la OMS en cuestiones de salud, egoísta como yo sola y valga la petulancia, rabiosa, maleducada y xenófoba. Además me encanta insultar a la gente que nunca se ha metido conmigo, y quiero, y exijo que en todo el mundo y en todas partes se haga lo que a mí me dé la gana, pasando de la opinión de los demás. También vivo en los mundos de Yupi, padezco Síndrome de Asperger, soy subnormal, estoy enferma, debería ingresar en un frenopático, ir al psiquiatra, medicarme, vivir mi vida y dejar vivir a los demás aunque me estén metiendo el dedo en el ojo, y JAMÁS DE LOS JAMASES denunciar a alguien que comete un delito y me perjudica directamente, porque eso es de chivatos, de cobardes y de traidores. 
 
 
Y todo esto lo he descubierto gracias a que un día, navegando por el facebook, vi en una página de fumadores, varios comentarios en la línea de que “el tabaco no perjudica a nadie, no es tan malo para la salud como dicen, y no afecta a los fumadores pasivos”, y claro, entré a decir lo que pienso al respecto, adjuntando el correspondiente enlace al correspondiente estudio de la OMS sobre el tabaco, no vayan a pensar que soy yo sola la que lo pienso. Y se lió parda. Y recibí todos esos calificativos, viendo a la vez que quien los soltaba exigía democracia y tolerancia.
 

Si alguien conoce la página y conoce mi sarcasmo habitual, le será fácil deducir que no sentaron bien mis opiniones, ni el hecho de que las contrastara con datos. Y he de reconocer para ser justos que yo decidí entrar al trapo y sacar toda la mala leche acumulada durante años de exposición al tabaco de otros: aunque no sea la mejor actitud, algun@ que otr@ lo merecía.
 
Pues SÍ, SÍ Y SÍ, soy TREMENDAMENTE INTOLERANTE con el humo del tabaco, y quiero, y exijo que haya una ley que lo prohiba en cualquier sitio público, abierto, cerrado o con mamparas. Y como vivo en un país civilizado, y me gustaría que lo fuera más aún, también quiero que esté prohibido escupir a la cara de otros, darles collejas, derramar salsa ketchup encima de sus ropas, o tirarse pedos delante de su cara. Y conste que me limito a enumerar actividades bastante molestas para quien las sufriera, pero que no pondrían en peligro su salud en ningún caso, efecto añadido que sí produce el humo del tabaco.
 



Y NO, NO QUIERO que haya bares de fumadores y de no fumadores, de propinadores de collejas y de no propinadores de collejas, de escupidores y de no escupidores, de tiradores de pedos y de no tiradores de pedos. Quiero que en los bares, restaurantes, discotecas, teatros, en la calle, en los vehículos.... en fin, en TODOS los sitios públicos, nos comportemos TODOS civilizadamente, vayamos a cenar, tomar una birra y disfrutar de nuestro ocio; y dejemos para el ámbito privado nuestras actividades molestas e insalubres, el que las tenga. En mi opinion eso es saber convivir, y lo demás son tonterías.

jueves, 26 de mayo de 2011

Historia, literatura.... y cine I

 

Mira que me repatea. Para empezar afirmo y declaro que no me gusta especialmente el séptimo arte, aunque he de reconocer que he disfrutado a veces viendo algunas películas. Lo que me repatea, lo que no soporto, es la falta de imaginación y el tremendo morro de los guionistas, que recurren constantemente a obras literarias y hechos históricos para alterarlos y quitarles todo su sentido original. En aras de la comercialidad, del puritanismo y de lo políticamente correcto. Y que conste ante todo, que considero muy libre a un artista de hacer algo comercial, puritano y políticamente correcto, si es lo que como artista quiere hacer, pero ¡leches! ¡que invente una historia original! ¡o que lleve al cine una obra vendible y de intacta moral! Pues no. Lo que hacen es convertir “Lolita” en una historia de amor asexuado; emparentar a Aquiles y Patroclo, que por arte de magia ahora resulta que eran primos; presentar a Heinrich Harrier como un padre amantísimo de su abandonado hijo, con escena moña-lacrimosa y regalito del Tíbet incluido; hacer la cirugía estética a Pelagia y a Frida Kahlo para transformarlas en dos bellezones (esto me escandaliza especialmente, al tratarse de dos mujeres, una real y otra ficticia, cuya impactante belleza radica en su adorable fealdad) y por supuesto convertir en un apuesto galán al simpático, torpe y regordete capitán Corelli. Me tiro de los pelos.


Ya he dicho que no me gusta el cine, pero quienes me conocen saben de mi pasión por la literatura. Amo a los libros, amo a sus autores, siento auténtica adoración por cualquier historia que consiga conmoverme; puedo leer, y releer, y volver a releer algunos de mis libros amados y siempre les encuentro algo nuevo, algo distinto que no fui capaz de ver o de sentir en las anteriores lecturas, siempre me quedan ganas de volverlos a releer. Por eso para mí, la palabra SACRILEGIO, en vez de tener connotaciones religiosas, define exactamente lo que hacen algunos malditos cineastas con las historias que otros artistas gestan y paren. Y eso está muy, muy feo.

Y como me suele pasar cuando algo me toca la fibra sensible, ya se me ha hecho demasiado largo el post, y aún me quedan muchísimas cosas que decir, así que declaro inaugurada la serie intrabloguera “Historia, literatura.... y cine”, para ir contando más cosas y poniendo ejemplos concretos. Y de paso releo y me redocumento. 
 

viernes, 20 de mayo de 2011

Reencuentro

Uno de esos momentos que te alegran la jornada, y no había empezado precisamente bien. 
 
Un reencuentro con un muy querido amigo.

 
Una sorpresa en el trabajo.

 
Un abrazo sincero, de los que siempre nos hemos dado tú y yo, con toda el alma.

 
Una mirada de tus ojos miopes, que me derriten.

 
Un volcán.

 
Una emoción intensa y revivida.

 
Un algo que no puede ser, y sin embargo es.

Gracias por aparecer, por estar, por no haberte ido nunca.
Sabes que te adoro, y sé que me adoras. Todo lo demás no tiene importancia.

viernes, 13 de mayo de 2011

Pobrecito Bin Laden

El otro día, comiendo en el bar intercepté la conversación entre las dos personas que estaban en la mesa de al lado (es lo que tiene comer sola). Uno de ellos, echaba pestes de los norteamericanos, así en general, porque habían matado a una persona inocente y desarmada, además de violar la soberanía de Pakistán. Vamos, que te daba la sensación de que habían matado sin más a un señor con barba que paseaba por la calle... no, señores, no. La prepotencia de los EEUU la conocemos de sobra y no la voy a discutir, pero de ahí a que el pobrecito Bin Laden fuera inocente y desarmado, hay un mundo. El multimillonario Osama Bin Laden, ex amiguísimo de anteriores gobiernos estadounidenses, se ocultaba junto a sus varias esposas, hijos y nietos en un lujoso complejo cerca de la capital de Pakistán, acorazado, fortificado y repleto de soldados de alá armados hasta los dientes y dispuestos a morir matando para defender a su jefe. Si a él no le pillaron en ese momento con el kalashnikov en la mano, fue por casualidad o porque su salud ya no se lo permitía, pero en los vídeos le hemos visto todos, armado de tal guisa y amenazándonos por ser occidentales en vez de musulmanes, algo que ni él ni nosotros hemos elegido. En cuanto a la soberanía de Pakistán... no me imagino yo a los boinas verdes de la CIA diciéndole al gobierno pakistaní: “estimados amigos: vamos a cargarnos a nuestro amiguito común, el superterrorista al que lleváis años ocultando en vuestro país, pero porfa, no se lo digáis, que es una fiesta sorpresa, y si se entera se nos fastidia la misión ultrasecreta...” va a ser que no me los imagino, sobre todo porque antes de que hubieran podido cerrar la boca, el tío Laden se habría esfumado a otro país cuya inviolable soberanía le habría protegido y amparado diez años más, y no, no mola.

Que quede clara una cosa: en esta maldita guerra mundial que es la lucha contra el terrorismo se han hecho, se hacen y lamentablemente se seguirán haciendo canalladas en ambos bandos, no me creo lo de “nosotros somos los buenos y ellos los malos”, pero entre los dos bandos hay diferencias notables, y la primera y más importante es la elección de objetivos. Ni siquiera el cerril de George Bush hijo hubiera sido capaz de estrellar un avión de pasajeros saudí contra La Kaaba de La Meca, sabiendo que mataba instantáneamente a cinco mil civiles; mientras Bin Laden orquestó sin ningún escrúpulo, no sólo los atentados de las torres y el pentágono, sino también los de Madrid, Londres, Kenia, Tanzania, el fallido de Berlín... y tantos otros. Cuando se conocieron las atrocidades cometidas por soldados estadounidenses contra prisioneros de guerra iraquíes en la cárcel de Abu Ghraib, todo occidente montó en cólera y exigió al gobierno de Bush una explicación y un juicio a los culpables, aún a sabiendas de que, de darse la situación a la inversa, los soldados iraquíes no habrían sido más condescendientes con los soldados norteamericanos. Cuando se supo que en Irak, Al Quaeda y compañía decapitaban a sus “enemigos”, es decir, a civiles occidentales que eran secuestrados mientras trabajaban, en muchos países árabes comenzaron a venderse en los mercaditos los vídeos de las decapitaciones....
 
...en fin, que en una guerra “los malos” son todos en realidad, pero aún así hay gobiernos y gobiernos, hay ejércitos y ejércitos, hay pueblos y pueblos. Me atrevo a decir que ni siquiera al día siguiente de los atentados de Madrid, sumidos como estábamos todos los españoles en la rabia y el dolor, hubiéramos jaleado la decapitación de un argelino, egipcio, marroquí o pakistaní cuyo único delito fuera ser musulmán.

Así que me alegro, me alegro de que el ejército de los yuesei haya matado a Bin Laden, y no me dan ninguna lástima ni el pobrecito ni sus allegados. El único pero, la única objeción que pongo, es que me parece muy peligroso que alguien se adjudique el derecho a matar a otro alegremente por muy terrorista que el otro sea, porque ayer fue Bin Laden  y mañana puede ser... cualquiera. Pero hay que reconocer que ésas son cosas que a veces pasan en una guerra, donde no siempre hay tiempo para detenciones y juicios, y recordemos que Bin Laden había declarado la guerra a occidente, incluyéndonos en uno de los bandos a quienes no tenemos especial interés en exterminar al mundo islámico, pero menos aún en dejarnos exterminar por él, que es en última instancia lo que pretenden los fanáticos del islam.

Así que por esta vez, por una vez, enhorabuena y gracias, gobierno de los EEUU. Y a ver si a partir de ahora somos previsores, y ni una muerte así, ni los hechos que la provocaron, se repiten jamás.

sábado, 7 de mayo de 2011

La gran boda de Guille y Cati


Debo confesar que siento debilidad por la familia real británica. Son tan monos.... no sé, son como de opereta, parece que se vean obligados a juntar en ellos todos los defectos y debilidades de sus súbditos y encima a hacerlos públicos.... el caso es que no quería perderme por nada del mundo la boda de Guillermo y Kate, el nietísimo de la reina y su chica. Él es  hijo de mi adorada Diana de Gales, y ella una plebeya  monísima de la muerte, que en la práctica viene siendo ya su mujer, puesto que hace ocho años que viven juntos, pero claro, es la monarquía británica, hay que casarse por la iglesia, de blanco, con flores y lazos. Por ellos que no quede.

Los paparazzi cojoneros, muy en su estilo, publicaron unos días antes de la boda, con intención de desprestigiar a Guillermo, unas fotos suyas de hace tiempo, en las que el chico está en calzoncillos, dejándo que una bailarina no mucho más vestida lo envuelva en una boa y corriéndose una juerga del copón. ¡¡Diossssss qué bueno está!!!! menudo cuerpazo se gasta el nene, ¿y querían desprestigiarlo?????? ¡¡¡¡ lo que han hecho es que todas queramos ser Kate la noche de bodas!!!!!! Además, el Guille se parece a su madre y es guapo a rabiar, por mucho que Anarosa diga que anda escaso de pelo ¡qué sabrá ella de pelos!  
 
 
Pero a mí, quien me pone de verdad es su hermano Harry, es mi braguetazo platónico. Me explico: si mi intención fuera pegar un braguetazo de verdad, tendría que contar con mis posibilidades reales (de realidad, que no de realeza) y pensar en algún abuelete forrado de mi entorno, al que pudiera tener ocasión de camelarme. Lo bueno del braguetazo platónico, es que puestos a que sea platónico, te buscas a uno que además de tener pasta esté bueno  ¡¡y ese es mi Harry!! que por cierto iba guapísimo vestido de capitán de los ejércitos (o algo así).

Y Camilla, ¡¡Camilla estaba espectacular!! me encanta esa mujer y ya tiene narices que me gusten las dos, Diana y Camilla con lo diferentes que son. Si cuando yo digo que tengo algo con la royal family.......

En fin, que muchos años de felicidad para Guille y Kate, y que me cuiden bien a Harry, ahora que parece que ha sentado un poco su pelirroja testa. Aunque también podría hacer una última locura y encamarse con una morenaza española casi de la edad de su madre, y vivir con ella un tórrido romance, y ponerle un pisito en Londres y..... uishhhhhh, que me embalo, dejémoslo estar. Platónico, platónico.