sábado, 7 de abril de 2018

Una piedra, una oración, algunas lágrimas


Ya que el año pasado no fui capaz, este año me había propuesto encontrar la tumba de Yoni como fuera. Llegué tempranito al Monte Herlz, pregunté y volví a preguntar pero nadie sabía indicarme el sitio exacto. Sí, está en el cementerio militar pero ahí hay cientos de tumbas y Yoni es un héroe en Israel, ¡alguna manera tiene que haber de encontrarle!

Al final me dije a mí misma: “muy bien, tenemos todo el día, voy a ponerme a leer los nombres de las lápidas uno por uno, yo no salgo de aquí sin rezar en la tumba de Yoni”. Y me puse a leer los nombres uno por uno, que para algo he aprendido a leer en hebreo. En algo más de hora y media le había encontrado.


La emoción que sentí es indescriptible, cuando leí su nombre caí de rodillas, me incliné sobre su tumba y lloré. Durante un buen rato no quería ni podía parar de llorar, menos mal que estaba sola y nadie me vio. Luego empecé a contarle cosas. Lo sé, estoy algo zumbada, pero lo que de verdad necesitaba era contarle cosas, no que me respondiera. Le conté que cuando conocí su historia  me impresionó tanto que tuve que relatarla en mi blog y estuve más de un año preparando ese artículo; le conté por qué llevo tres años volviendo a Israel cada primavera; le conté que nunca he sido capaz de visitar la tumba de mi padre, pero ahora por fin me siento con fuerzas para hacerlo. Toqué la tierra que le cubre, estuve un buen rato acariciando la hierba que crece en su tumba, sintiendo que esa hierba es la vida nacida de él. Recé a mi manera. Yo no creo en Dios pero creo en Yoni, y le recé a él.

En Israel la gente no suele dejar flores en las tumbas, no les gusta que las flores vivas se marchiten allí, así que dejan siempre piedras. El año pasado yo había recogido una piedrecita de la playa de Tel Aviv, preciosa, y la guardé todo el año. La puse sobre su nombre.

Ahora entiendo que me costara tanto encontrar la tumba, y a la vez confirmo que cuanto más grande es una persona, más humilde es su imagen. Yoni está allí como un soldado más, una pequeña placa de mármol indica que recibió una condecoración, pero por lo demás su tumba es exactamente igual que el resto, sencilla a más no poder. Yo esperaba que estuviera entre Golda Meir y Shimon Peres con un altar rodeándole, pero también me gusta que esté donde está: el mejor soldado de Israel enterrado sin distinciones, en formación junto a todos sus compañeros caídos, ése es el sitio que habría elegido él de haber podido hacerlo.

Treinta años tenía Yoni el 4 de julio de 1976, y cada vez que pienso en la tragedia que fue su muerte, soy consciente también de la bendición que fue su vida, soy consciente de que el mundo es un poco mejor gracias a que él ha existido.

El sol de invierno acariciaba ese día el cementerio militar del Monte Herlz, en Jerusalén, y nunca me habría ido de allí. Quizá de alguna manera, nunca me fui.

La tumba de Yoni, con mi mochila a los pies



domingo, 4 de febrero de 2018

Mujeres que comen


Mujeres que comen, mujeres que cocinan, mujeres que dan de comer.

Mujeres que disfrutan preparando un arroz al horno, que se embriagan con el olor del pan recién hecho, que frente a un tarro de miel piensan en alimento y no en calorías.

Mujeres que cuando hablan de comida dicen tocino, arroz, huevos, azúcar, y no yogur desnatado o hamburguesa de soja.



Mujeres recias, contundentes, de armas tomar, mujeres que saben mandar sin necesidad de proclamarse feministas.

Mujeres pizpiretas a los veinte, maduras a los treinta, en su punto a los cuarenta, sabias a los cincuenta, imparables a los sesenta, matriarcas a los setenta, venerables a los ochenta, dulces a los noventa… eternas, mujeres eternas.

Mujeres de anchas caderas y generosos pechos, de rotundas y amorosas curvas. Madres nutrientes de buena crianza, abuelas que calientan entre sus pechos las gotas para el oído del nieto.

Mujeres de piel suave, cuerpo fuerte y corazón valiente.

Mujeres eróticas, mujeres hechas de carne y no de plástico.


Mujeres de brazos en jarras, de andares firmes y ojos seductores. Mujeres que con un buen escote y la cara lavada, levantan a su paso las miradas de los hombres.

Mujeres de chocolate, mujeres lácteas, mujeres de manzanas frescas.

Mujeres felices con la familia sentada a la mesa, disfrutando de un cocido casero en día de fiesta.

Mujeres de merengue y melocotón, de manteca, de almendras, de hortalizas, de buen aceite de oliva, de pernil y de torrija, de garbanzos, de paella, de magdalenas caseras, de patatas fritas y de gazpacho.


Mujeres redondas, mujeres que comen.

Mujeres que comen y dan de comer.

jueves, 14 de diciembre de 2017

La suegra de Harry

Como a estas alturas ya sabrá todo el mundo, mi Harry de mis amores se casa y no conmigo. Snif. Tras superar la fase reglamentaria PORQUÉ HARRY PORQUÉ SNIF SNIF HELADO DE CHOCOLATE PORQUÉ HARRY PORQUÉ SNIF SNIF… la verdad es que nunca le había visto tan feliz y me alegro muchísimo por él. Además ha roto su habitual dinámica de rubitas descafeinadas y se casa con una mujer guapa, lista y estupenda, así que no ha sido tan grave y estoy encantada esperando la boda.

Harry y Meghan
Y a lo que íbamos, como todo el mundo también sabe Harry perdió a su propia madre siendo él muy niño, así que es lógico que sienta un cariño especial por la madre de Meghan tal y como ha demostrado desde que la conoce. Pues por lo visto hay gente a la que eso no le parece demasiado bien y se han ensañado con la pareja. Cuando se conoció la relación entre ellos, meses antes de que se hiciera oficial, la prensa huronera empezó a hurgar en la familia de Meghan y ¡oh sorpresa! encontraron un filón al descubrir que su madre es negra. Vergonzoso que hoy en día algo así aún sea motivo del más mínimo comentario, pero comentarios ha habido para dar y vender. De repente madre e hija se vieron asediadas por hordas de fotógrafos que no las dejaban ni a sol ni a sombra, se encontraron con su imagen publicada en todos los medios y lo peor, acompañada de los comentarios más racistas, aberrantes y malintencionados que se pueda imaginar. Y no los hacía el tonto de la semana en twitter, no, los hacían periodistas de carrera en prensa internacional.

La pareja, con la madre de Meghan 
Si bien Meghan es una actriz conocida que no extraña las cámaras, la situación se desbordó completamente y el sufrimiento de su madre, a la que todo esto además le viene de nuevo, es fácil de imaginar. Como era de esperar semejante acoso racista a una mujer negra ha hecho saltar las alarmas. Los “blacks lives matter”, los luchadores contra el racismo, las oenegés, las feministas, las afrofeministas, Linda Sarsour, las organizadoras de la Marcha de Mujeres… todos y todas silenciosos cual meretrices y mirando para otro lado. Ni media palabra, como si no fuera con ellos. Ha tenido que salir la Casa Real Británica, que ya manda narices, la Casa Real Británica a poner orden y callar bocas, simplemente diciendo que estaban teniendo una actitud racista y que ya estaba bien, que dejaran en paz a la pobre mujer. Y no la han dejado en paz, pero al menos los insultos racistas se han acabado que no es poco.

Así que nada, después de que tanto los presuntos periodistas como los presuntos activistas contra el racismo se hayan retratado ellos solos una vez más, sólo me queda desear a Harry y a Meghan que sean muy felices y a la señora Radlan que se lo tome con paciencia. Tener a ese pedazo de hombre por yerno, bien vale una poca.

martes, 21 de noviembre de 2017

Banderas, medallas y un par

Queridos hombres, mujeres y seres intermedios,

ando un poco desganadilla para escribir últimamente, supongo que ya lo habéis notado  pero mira, de vez en cuando algún acontecimiento me motiva y aquí estoy. Sucedió el mes pasado en los Emiratos Árabes, se celebraba en la ciudad de Abu Dhabi un Gran Slam de judo organizado por la Federación Internacional, y no sé a qué miembro de la susodicha se le ocurrió la brillante idea de adjudicar la organización del evento a tal ciudad y a tal país, pero vamos, que se cubrió de gloria. Resulta que a los emiratíes no les gustan los judíos, y por tal motivo se cogen de vez en cuando unas rabietas de niño pequeño que es un gusto. Rabietas racistas y con muy malas intenciones, no confundamos, pero a ellos se les permite y todo el mundo chitón. Inimaginable la que se lía si algo así pasa en un país europeo, pero al racismo árabe nadie le pone límites ni barreras y ahí está.

Los judokas llegando al aeropuerto de Tel Aviv

Pues nada, que va la federación de los Emiratos y decide que no le da la gana que los judokas israelíes lleven en sus trajes de competición la bandera o el nombre de su país, y tampoco que la bandera sea izada o que suene el himno de Israel si alguno de sus deportistas consigue una medalla. Los muy cretinos se quedan tan anchos y la Federación Internacional les advierte de que todas las delegaciones deben ser tratadas de la misma manera, sin que exista discriminación… pero ahí se queda. Lo de sancionar a un país árabe que manifiesta conductas indudablemente racistas para qué, acabáramos, que se aguanten los judíos y todo arreglado.

Los atletas israelíes tenían motivos más que de sobra para mandar a la porra a los Emiratos, a la Federación Internacional y a la insigne progenitora de todos ellos, pero en vez de eso agarraron el avión, se fueron a Emiratos y se pusieron a competir y a ganar medallas. O sea, israelí way of life, en estado puro.

Tal Flicker, el héroe del día
Y aquí empieza lo sublime. Los judokas Tohar Butbul, Ori Sasson, Peter Paltchik y Gili Cohen ganaron medallas de bronce en sus categorías, y subieron al podio izándose en su nombre la bandera de la Federación Internacional. Además Tohar tuvo que aguantar que su rival árabe le denegara el saludo después del combate pese a que es obligatorio por reglamento, igual que le pasó Ori en los JJOO de Río. Pero luego llegó Tal Flicker y con Tal Flicker la medalla de oro, y se acabaron las contemplaciones. En lo alto del podio esta criatura, con veinticinco añitos y un par de huevos, se puso a cantar por su cuenta el himno israelí, la bellísima Hatikvá, mientras las cámaras lo enfocaban en primer plano y de fondo sonaba esa cosa horrible a la que llaman el himno de la Federación. Aplaudí a rabiar cuando lo vi en Youtube, eso es un campeón y lo demás son tonterías. En un país hostil, donde han tratado de ningunearte y de humillarte, tú vas, les ganas a todos y te pones a cantar tu himno en el podio porque sí, porque tú lo vales y tu país también. A tus pies Tal Flicker, me quito el sombrero y me canto una Hatikvá a viva voz en tu honor. Olé y olé y olé.

Señores del turbante: les fastidia, lo sé, les fastidia mucho pero se me aguantan. Por más que ustedes no lo reconozcan, por más que lo odien, por más que intenten destruirlo una y otra vez, por más que se pongan a fingir que no existe, esa patraña sólo les vale a ustedes. Aunque no puedan llevarlo en sus judogis, Flicker y sus compañeros sí llevan en el corazón un país al que representar, se llama Israel. Y qué país, señores, qué país.

Para la posteridad, el video del momento.


sábado, 19 de agosto de 2017

Barcelona



Tenía que pasar y lo raro es que haya tardado trece años. Trece años en los que la Policía y la Guardia Civil no han parado de detener yihadistas para tener que soltarlos enseguida por presunción de inocencia, falta de pruebas, beneficios penintenciarios o cualquier gilichorrez de nuestro estado de bienestar que hace a los malos reírse de nosotros a carcajada limpia. Y con razón. Cada vez son más, cada vez tienen más medios, suelen cobrar ayudas y subvenciones varias para no tener que molestarse ni en buscar trabajo, y así poder dedicarse plenamente a planear y ejecutar el asesinato de quienes les pagan las ayudas. Además tienen el apoyo incondicional de esa media España timorata e ignorante que les hace la propaganda sucia: se come con la boca abierta que los malos sólo son pobre gente a la que alguien arrebató sus derechos; se inventa la “islamofobia” y la esgrime sin ningún pudor ante cualquiera que ose decir aquello de “hombre, algo tendrán que ver los atentados con el islam…”; rebusca bajo las piedras de la historia cualquier atentado de terrorismo no islámico para ponerlo como ejemplo una y mil veces; se convence de que el islam es equiparable hoy en día al cristianismo porque hubo unas cruzadas y una inquisición en la época medieval y vamos, le falta ponerse el burka y convertirse al islam por solidaridad, para luchar contra la islamofobia que es lo que más les preocupa a esos españoles de bien. Los muertos no, la islamofobia.

Deteniendo a un yihadista
Hemos vivido estos años con relativa tranquilidad en España gracias a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Los mismos que acabaron con ETA se han dejado la piel para impedir otro gran atentado en España y han impedido miles, pero estaba claro desde el principio que no puede haber un policía detrás de cada español y eso los malos lo saben mejor que nadie, ya no intentan mega atentados tipo Torres Gemelas y prefieren hacer algo más pequeño como atropellos y apuñalamientos, pero que sin embargo resulta mucho más terrorífico puesto que hace ineficaces las medidas de seguridad para grandes eventos. Cualquiera puede ir por la calle y ser atropellado o apuñalado, no hay manera de protegerse de ello.

Y con el atentado han llegado, cómo no, los oportunistas haciendo gala de una cara tan dura que no me explico cómo no se les cae a trozos. Empezando por la Comisión Islámica de España que ha tenido la santa barra de enviar un comunicado expresando su repulsa al atentado y su compromiso a luchar contra “cualquier clase de terrorismo”. Y ello me recuerda a los acertados exhabruptos de Oriana Fallaci cuando oía semejante estupidez y parece que la oía mucho: (“¡¡¡Cómo os atrevéis raza de ignorantes!!! ¿qué es eso de cualquier clase de terrorismo? ¿acaso hay más terrorismos? ¿acaso hay un terrorismo católico, esquimal, budista, mormón, judío, maorí, apache, luterano, animista? ¡¡¡SOIS VOSOTROS LOS TERRORISTAS, PANDA DE CRETINOS!!!”)


Casi que hasta me alegro de que la Sra. Fallaci muriera hace once años porque si no igual habría muerto hoy del monumental cabreo al ver las redes sociales. Porque rizando el rizo de lo esperpéntico y la hipocresía en vena, no sólo la Comisión Islámica ésta de las narices, también (y háganme el favor de leer esto sentados no se me vayan a marear) también la UNRWA y la OLP se han unido a esta ola imparable de repudio a la violencia y han manifestado su solidaridad con las víctimas. Esos grandísimos hijos de su perra madre se creen que nos chupamos el dedo y que no sabemos quien inventó el terrorismo palestino, la OLP, y quien lo sigue apoyando y financiando hoy en día, la UNRWA entre otros. Se creen que nunca oímos hablar de Ma´alot, ni de los atletas de Munich, ni de la familia Salomon. Se creen que no sabemos lo que pasa en las escuelas gazatíes de la UNRWA, ni que esconden y disparan misiles desde allí, ni que enseñan a los niños cómo apuñalar judíos. Se creen que somos tontos y en parte tienen razón, actuamos como tontos cuando leemos sus falsas condenas a los atentados y no les saltamos al cuello. Pero mira, ya lo hizo la Fallaci y al final a quien le saltaron al cuello fue a ella.

La OLP se solidariza
Así como los kamikazes japoneses inventaron los ataques suicidas, los musulmanes palestinos inventaron los atropellos como ataque terrorista, y los han estado practicando en Israel durante varios años antes de exportarlos a Europa, así que las asociaciones musulmanas en general, y las propalestinas en particular se pueden meter su sucia hipocresía por donde les quepa, que a la gente con más de dos neuronas no nos cabe por ningún sitio.

Lo cierto es que las redes sociales acaban reflejando siempre lo mejor y lo peor, como la vida misma. Junto al estúpido hashtag #YoTeAcompaño, podemos encontrar hilos brillantes como el que reproduzco a continuación con permiso de su autor. El hashtag pretende proteger a los musulmanes que se puedan sentir amenazados por la islamofobia si alguien les mira mal tras los atentados; el hilo es una recopilación de comentarios buenistas tras un atentado islámico, pero cambiando “islam” por “extrema derecha”, dos conceptos que se parecerían bastante si no fuera por el trato tan diferente que se les da en los medios y en las redes. Juzguen ustedes mismos.









Sólo me queda tirar un poco de las orejas a nuestros queridos políticos, siempre tan bienintencionados como desacertados en este tema. Señores políticos, como ciudadana me consuela mucho verles solidarizarse en twitter con las víctimas del atentado, pero ahora quiero que hagan algo más. Quiero que:

1. Controlen estrictamente nuestras fronteras, envíen a la Legión si hace falta,  estarán encantados. Que no entre nadie en Europa sin su pasaporte y previa comprobación de que no tiene antecedentes por conductas yihadistas en su país de origen. Acojamos  como refugiados únicamente a las personas que provengan de zonas en conflicto, y dando prioridad a aquellas minorías religiosas perseguidas (ejemplo: cristianos).

2. Endurezcan el Código Penal o complementen con un Pacto Antiyihadista valiente, eficaz y políticamente incorrecto. Deportación inmediata de los extranjeros que cometan algún delito y prisión indefinida e INCOMUNICADA  para los españoles que cometan delitos relacionados con el terrorismo. Cumplimiento íntegro de las penas, sin límite de 30 años y sin permisos.

3. Hagan que se considere “delito de terrorismo” no sólo la comisión de atentados, sino también su ideación, financiación, apoyo, apología, justificación, inducción y ocultación de información a las fuerzas del orden.

4. Impongan limitaciones a la práctica del “islam moderado”. Cuanto mayor es la población de musulmanes “moderados”, mayor es y más se envalentona la de “radicales” así que el islam debería dejar de ser tenido en cuenta como algo que permite acogerse a la libertad de culto.  No permitan vestimenta ni rezos islámicos en lugares públicos, no permitan la apología ni la publicidad islámica. Controlen de manera  exhaustiva TODAS las mezquitas y cierren de inmediato aquellas que se consideren cercanas al yihadismo; detengan al iman y abran ficha policial de todos sus fieles con la consiguiente investigación de cada uno de ellos.

5. Impidan que las mezquitas se financien con dinero de otros países, Y MUCHO MENOS con dinero público español.

6. Corten relaciones comerciales y diplomáticas con todos aquellos gobiernos que no estén firmemente comprometidos (teoría y práctica) en luchar contra el yihadismo. Si nos quedamos sin petróleo, iremos en bicicleta, pero al menos podremos pasear por La Rambla tranquilos.


Atropello terrorista en Jerusalén
Tengo muy claro que en las próximas elecciones votaré al partido que más serio me parezca en sus propuestas antiterroristas, al que llame a las cosas por su nombre y al que entienda que hay que atacar el problema de raíz, y que la raíz es la creciente islamización de Europa. Me da igual que sea “Marxistas-leninistas revueltos lo petamos” o “España 3000 del Caudillo”, la actitud frente al terrorismo islámico de cada partido va a ser mi único criterio a la hora de votar, y me atrevo a decir que si no el único, va a ser un criterio importante en el voto de todos los españoles que no quieran acabar bajo un camión o bajo un burka. Y somos más de los que parece, tomen nota señores políticos. Tomen nota.


viernes, 30 de junio de 2017

Islamofobia y otras moderneces

Antiguamente una fobia era una fobia, un trastorno mental como dios manda. Había montones, se podía tener fobia a casi todo, y siempre provocaba un sufrimiento importante en quien la padecía, llegando a veces a incapacitar gravemente la vida de una persona. Hoy en día eso ha cambiado. No sé a quien se le ocurriría la brillante idea de llamar “fobia” al desagrado o rechazo a cualquier cosa, pero se lució. Una de estas neofobias, quizá la más estúpida es la llamada homofobia, o fobia a los homosexuales y a la homosexualidad. Digo estúpida porque en primer lugar es difícil que alguien sufra un ataque de pánico con sólo ver a un gay, mientras que un aracnófobo sí puede fácilmente sufrirlo frente a la visión de una araña. 

Aracnofobia

Los homófobos no se asustan ante las personas LGTB sino que las desprecian y las atacan, y eso no convierte en enfermos a los homófobos, les convierte únicamente en unos perfectos cretinos. 


Pero claro está, con el advenimiento de estas neofobias parece que haya llegado también una epidemia de fobofobia (palabro que me acabo de inventar): todo el mundo ha de justificarse cuando expresa una opinión y ésta podría, ser sospechosa de alguna incorrección política o neofobia. Nadie quiere que le consideren homófobo o xenófobo, palabras que se han convertido en el insulto más socorrido de los multiculturalistas progretolerantes, y no dudan en utilizarlo a todas horas sin ningún pudor ni conocimiento de causa. Menos mal que “racista”, “machista” y “facha” aún mantienen su significado original y no parece que hayan sido transformados en fobias. De momento.

Y con esto vamos llegando al meollo de la cuestión, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y que siempre hay algún tren en marcha al que subirse, ha nacido una nueva palabra que me llama mucho la atención y que oímos cientos de veces, normalmente en contextos que la convierten en una acusación terrible: islamofobia. Ahí le has dado. Cualquier persona que profese una religión o defienda unas ideas políticas, con total seguridad en algún momento oirá críticas hacia ello, por algo vivimos en una sociedad con libertad de expresión y uno es libre de criticar lo que le dé la gana. Excepto al islam. Como se te ocurra expresar el más mínimo resquemor al respecto te vas a estar oyendo llamar islamófobo hasta que las ranas críen pelo. Y si bien como ya se ha comentado antes la mal llamada homofobia es algo completamente absurdo, el miedo o rechazo al islam es la reacción más lógica de alguien que, viviendo en una sociedad occidental, se interese e intente conocer algo mejor el islam. No me quiero extender porque los asiduos a este blog ya han leído un montón de veces mis críticas hacia esta peliaguda religión, simplemente recordar que su trato a las mujeres, niños y minorías, así como su respeto por los derechos humanos, deja siempre muchísimo que desear. Y añadir que el islam no es sólo una religión, es una forma de vida que abarca todos los aspectos, desde el gobierno de un país a los momentos íntimos de una pareja, con unas leyes muy estrictas y severísimos castigos para quienes las incumplen.


Convirtiendo a los infieles

Y lo peor de todo no es esto, y tampoco los terribles atentados que llevamos tiempo viendo y viviendo en Europa, lo peor es el espíritu proselitista del islam, ese ciego empeño en convertir a todo el mundo a golpe de cimitarra si hace falta, como ya hizo su admirado profeta. Y no es ningún consuelo que la mayoría de los musulmanes sean gente pacífica, eso no ha parado nunca los pies a quienes no lo son, y con el aumento de la población musulmana y la normalización de sus costumbres, aumenta también la proporción de aquellos que están dispuestos a matar, a torturar y a someter al resto con tal de expandir su credo. Da miedo, mucho miedo. No hay más que echar un vistazo al mundo árabe y sus primaveras, para ver con claridad lo que se nos viene encima a los europeos.

“Islamofobia: término creado para proteger a un grupo ideológico que no está amenazado por nadie.”

Ésta es la mejor definición que he leído jamás. El victimismo arafatiano se ha adueñado de los musulmanes que viven en occidente, sean o no inmigrantes, y van llorando por las esquinas lo mucho que les discriminan, les maltratan y no les dejan practicar su religión. Practicar su religión significa implantar la sharia no sólo para los musulmanes, para todo el mundo; significa cargarse de un plumazo nuestras leyes, nuestra constitución, nuestra sociedad libre que tantos años y tanta sangre ha costado conseguir, para establecer una teocracia terrible bajo gobierno de cuatro sádicos zumbados; significa que las mujeres pierdan la libertad para vestirse como quieran, para casarse con quien quieran, para ejercer una profesión y ganar su propio dinero; significa andar colgando de las grúas a los homosexuales o a cualquier varón mínimamente sospechoso de serlo; significa que una mujer violada es la responsable de esa violación y será castigada por haber provocado sexualmente a su agresor.

No democracia, sólo queremos islam
¡JODER! (con perdón) ¡claro que no se les deja practicar su religión! ¿cómo íbamos a permitir en occidente todas esas salvajadas? El problema es que eso no lo dicen, se limitan a quejarse de que les miran mal por llevar velo o chilaba y a calificar cualquier crítica como “delito de odio”, para ellos es lo mismo decir “el islam es machista” que apalear a alguien por ser esquimal, lo mismito. Y cuando sean mayoría y puedan establecer la sharia de manera democrática, lo vamos a pasar muy mal.

Similitudes 
Si mañana un grupo neonazi apareciera en televisión quejándose de que aquí mucha libertad pero no les permiten matar judíos ni llevar esvásticas, todos nos horrorizaríamos; si mañana viéramos a un militante del KuKusKlan quejarse de que le discriminan porque nuestra ley le prohibe pegar a los negros y llevar a su hijo al colegio con el capirote puesto, alguien le explicaría de inmediato que en nuestra sociedad todo el mundo tiene derecho a que nadie le pegue, y que su hijo no puede llevar al colegio una prenda que simboliza la humillación y el maltrato a otras personas. Pero con el islam pelillos a la mar, los imanes predican lo que les da la gana no sólo en las mezquitas, también en medios de comunicación y redes sociales, mientras los musulmanes moderados y los superprogres inmediatamente llaman “islamófobo” a quien les tosa.

Pues va a ser que soy islamófoba. Quiero una sociedad libre, no quiero que nadie me obligue a profesar una religión; quiero casarme con quien quiera, cuando quiera y si quiero; no deseo que nadie mate a gays, a negros, a infieles o a judíos; si una mujer es violada quiero que se castigue al violador y no a ella; quiero vivir en una democracia donde las leyes salgan de un parlamento y no de la mente enferma de un fanático analfabeto. Va a ser que soy nazífoba, kukusklanófoba, racistófoba, machistófoba, tiranófoba e islamófoba. Y a mucha honra.

miércoles, 1 de marzo de 2017

Por qué no soy feminista

“Mi marido no es guapo, ni falta que le hace”

Me ha venido a la cabeza esa frase cuando he pensado en el primer y principal motivo por el que no soy feminista: básicamente porque no me hace ninguna falta. He tenido la suerte de nacer en un país occidental en el siglo XX y he estudiado lo que he querido, he trabajado en lo que he querido, he estado en pareja o sin ella cuando he querido… por resumir, he hecho toda mi vida lo que me ha dado la gana y jamás he tenido ningún problema por ser mujer, ningún inconveniente o dificultad que no hubiera tenido siendo hombre.

Ahora bien, pasando del egoísmo a la solidaridad, está claro que ésa no es la situación de la mayoría de mujeres en el mundo y que el feminismo debe existir no por mujeres como yo, que nos bastamos y nos sobramos, sino por mujeres en otras circunstancias que sí tienen una vida mucho más difícil por ser mujeres. Y aquí es donde empiezan los problemas, porque un movimiento que en teoría debería estar creando un mundo más justo, en la práctica deja muchísimo que desear. Y es por eso que muchas mujeres (y hombres) con fuerza, con voz y con ganas, deciden no apoyar al feminismo organizado.


DISCRIMINACIÓN POSITIVA
 
Discriminar a las mujeres está mal, discriminar a los hombres es igualdad de oportunidades

Entiendo que la discriminación positiva puede ser necesaria en algún momento concreto y en alguna circunstancia especial, pero en general me parece tan mala como la negativa porque no deja de perpetuar una situación de discriminación, además de señalizar a quien la requiere como “menos apto” para conseguir lo que otros consiguen sin ayuda. Y sin embargo las feministas justifican la discriminación positiva hacia las mujeres como una compensación por los años de heteropatriarcado machista en los que hemos estado ninguneadas y hemos sido tratadas como ciudadanas de segunda clase, y eso lo dicen feministas de veinticinco años hablando en primera persona, como si hubieran pasado su vida picando piedra en la mina en vez de disfrutando de becas, sanidad gratuita y leyes de violencia de género. En fin, nena, que si tus bisabuelas levantaran la cabeza…


EL TRABAJO DOMÉSTICO Y LA BRECHA SALARIAL

El trabajo doméstico es trabajo, y tanto que lo es, pero cuando exigen a gritos su remuneración, las feministas son las primeras que están dando por sentado que es trabajo femenino y ahí es donde me dejan ojiplática de nuevo. El trabajo doméstico de la casa propia es de todos los que habitan en ella, sin excepción y cada uno en la medida de sus posibilidades. No existe ningún gen mutante en el cromosoma Y que impida a ningún hombre del mundo coger una escoba, una plancha o un biberón y utilizarlos en su debida forma. Y cuando digo todos los que habitan en la casa, digo todos incluyendo niños y abuelos, cada uno lo que pueda pero todos los miembros de la familia tienen esa responsabilidad. Hay hombres que no parecen tenerlo demasiado claro, pero es que hay mujeres que tampoco: las oigo presumir de lo buenas amas de casa que son, de lo limpio que lo tienen todo (ellas en singular, sin incluir a los maridos); las oigo decir que su marido es muy bueno porque “me ayuda en la faena de la casa y me deja salir a tomar café con mis amigas” (me encanta esa frase) o las oigo por el contrario quejarse de que “no ayuda nada” mientras ella friega-guisa-cambiapañal todo a la vez y el maromo se toca los huevos en el sofá frente a la tele.

Y luego las feministas para arreglarlo exigen un sueldo para el ama de casa a cargo del dinero público, claro, para que ella pueda tener cierta independencia económica en pago por “su trabajo” mientras él se los sigue tocando tranquilamente en el sofá, y todos contentos. Ale pues ¿problema solucionado? ¿en serio?

La brecha salarial es uno de esos temas con mil interpretaciones, susceptible de que cada uno extraiga la información que quiera y la utilice a su conveniencia. No es verdad que por hacer el mismo trabajo si eres mujer cobras menos, eso está prohibido por la ley, lo que sí es verdad es que si coges por una parte a todas las mujeres que trabajan, y por otra a todos los hombres que trabajan, al sumar los sueldos de unos y de otras resulta que las mujeres cobran menos. ¿Por qué? pues porque suelen tener empleos menos cualificados y por lo tanto menos remunerados. 

¿Están las mujeres menos cualificadas que los hombres para ejercer cualquier profesión? en absoluto, pero muchas mujeres siguen teniendo claro que su salario es menos importante que el de su pareja, que han de ocuparse además en solitario de las tareas de la casa, y que si uno de los dos en algún momento ha de aparcar su vida profesional para dedicarse a la crianza de los niños, será necesariamente ella y no él. Y teniendo eso tan claro es lógico que se ponga menos interés y se tenga menos ambición en la vida profesional de una y es más probable que la mujer acabe teniendo un empleo menos remunerado que el de su pareja masculina, al final es la pescadilla que se muerde la cola. ¿Es injusto? sin duda, ¿es culpa del machismo y del heteropatriarcado? en parte sí, pero digo yo que las mujeres en tanto que seres adultos y pensantes algo tendremos que decir al respecto. El machismo no nos obliga a priorizar nuestra vida familiar sobre la profesional, sólo nos sugiere que lo hagamos, pero somos nosotras quienes tomamos nuestras decisiones.


 
CONTRA EL HOMBRE

Ya lo dijo mi paisano Toni Cantó, que el feminismo no puede hacerse contra el hombre y más razón que un santo tenía. Algunas feministas son lesbianas furibundas y les repugna la idea de practicar sexo con un hombre, hasta ahí perfecto, pero incluso las más acérrimas lesbianas ¿no tienen padre? ¿no tienen hermanos, primos, hijos, amigos, compañeros de trabajo varones por los que sientan un cierto aprecio? ¿son todos tan odiosos que no podemos aceptar que algunos de ellos también sufran violencia en su hogar? ¿son tan malvados que podemos echarles la culpa sin pestañear de todas las actitudes machistas que hayan sufrido todas las mujeres del mundo a lo largo de la historia? Esa actitud me recuerda un poco a la clásica gañanada de bar, la que suele soltar un tío espatarrado con un whisky en una mano y un puro en la otra, y que reza así: “las tías son todas unas zorras”. Y a mí me entran ganas de preguntarle al  neandertal de turno: “¿todas, todas? ¿tu madre también?”.

Así que no me vale, queridas feministas, hombres y mujeres vamos todos juntos en el mismo barco, y hemos de sacar adelante todos juntos esta sociedad en que vivimos y que es el futuro de nuestros descendientes. Dejemos de echar la culpa de todo a quien no la tiene, y concentrémonos en quienes sí la tienen, que es más difícil y más políticamente incorrecto, pero mucho más efectivo y justo.


GRACIAS AL FEMINISMO

A algunas las saca de quicio que una mujer no milite en movimientos feministas, ¡que incluso se atreva a criticarlos de vez en cuando!, que no esté a favor del aborto ni de la ley de violencia de género, que sea de derechas, que no ponga a parir a “los tíos” así en general en cuanto abre la boca, que quiera tener familia numerosa o incluso lo más imperdonable, que si estando sentada en un bar con un amigo piden una cerveza y una fanta, si le sirven a ella la fanta no empiece a informar a gritos al camarero de lo heteronormativo patriarcal que ha sido su comportamiento, sino que se limite a intercambiar las bebidas y no le dé ninguna importancia. Y es que para ser una buena feminista no sólo hay que querer la igualdad de oportunidades para todos, ni querer proteger a las mujeres en aquellas situaciones en las que puedan estar desprotegidas, no, qué va. Parece que nadie es una buena feminista si no se ha quedado embarazada para luego abortar y demostrar así que su cuerpo le pertenece; si de cada cinco palabras que dice, una no es “heteropatriarcal” o “heteropatriarcado”; si vota al PP o Ciudadanos; si decide criar a sus hijos con biberón en vez de amamantarlos; si no acusa constantemente a todos los hombres de todos los males del mundo; si no está vigilante con mil ojos a la caza de algún presunto micromachismo, para saltar directamente a la yugular del presunto micromachista sin darle tiempo a decir buenos días.


No, las mujeres que no cumplen esos requisitos son constantemente acusadas de machistas y de fachas por las “verdaderas” feministas, que como buenas antifascistas jamás admiten una sola crítica y tienen claro que la libertad de expresión es válida únicamente para ellas (nótese la ironía, por favor). Inmediatamente viene lo de “gracias al feminismo puedes votar y trabajar”, “si eres mujer deberías defender siempre a las mujeres” y “si no apoyas nuestra lucha, al menos cállate”, tres clásicos feministas de libro equiparables en frecuencia y oportunidad al ya comentado e insuperable “sois todas putas” de cualquier gañán que se precie.

Y sí, gracias al feminismo podemos votar y trabajar, y estamos muy agradecidas a las mujeres y hombres que hicieron eso posible hace unos años, pero nadie tiene derecho hoy en día a autoproclamarse portavoz de aquella gente y en su nombre decirme a mí lo que tengo y lo que no tengo que hacer con mi vida. Estar agradecida no significa perder la capacidad de pensar por una misma, así que tú, feminista veinteañera que hablas de “lucha” cuando lo único que haces es gritar, abortar y enseñar las tetas, tú no tienes la menor idea de lo que es una lucha de verdad. No eres capaz de entender lo que tuvieron que pasar las sufragistas, ni las primeres mujeres científicas, escritoras o artistas, ni tus bisabuelas en la posguerra, ni tantas y tantas mujeres que son quienes hicieron posible que hoy podamos votar y trabajar. Ellas, no tú, así que menos lobos con la lucha feminista y ni se te ocurra decirle a nadie que se calle al respecto, por mucho que te fastidie su opinión ya sea hombre o mujer. Si no sabes rebatir sus ideas con argumentos, plantéate que a lo mejor quien debería estar un rato calladita, eres tú.


MUJERES CONTRA LA ISLAMOFOBIA

Ésta la he dejado para el final porque es sin duda mi favorita, y por supuesto la razón de más peso para alejarme y discrepar de los movimientos feministas. Dejando aparte la estupidez en sí misma que es la palabra “islamofobia”, ya hablaremos de ello otro día si se tercia, me fascina y me escandaliza a partes iguales ese contubernio de las feministas con el islam, esa tolerancia mangánima hacia lo intolerable, ese buen rollito de libertad para todas y todos. Es que me suena como sonaría un negro yéndose de copas con el KuKusKlan, o un judío defendiendo el derecho de los nazis a tener sus ideas y sus cámaras de gas.


A ver pardillas, ¿es que no habéis leído el corán, donde dice que una mujer vale la mitad que un hombre porque es palabra de alá y punto en boca? (Sura 2.282) ¿no habéis leído donde aconseja a los maridos que peguen a las mujeres desobedientes? (Sura 4.43) ¿no habéis visto nunca fotos de lapidaciones a adúlteras, de latigazos a víctimas de violación, de matrimonios entre hombres adultos y niñas pequeñas? ¿qué pensáis que es el islam? ¿qué creéis que significa el velo islámico? cuando defendéis la libertad para usarlo en occidente estáis defendiendo el derecho de los negros a estar encadenados, el derecho una maltratada a que su marido le pegue, el derecho de un trabajador a cobrar 50 euros al mes por 80 horas semanales. Vamos, que os estáis pasando los derechos por el forro, especialmente aquellos que tanto ha costado conseguir y por los que debemos estar tan agradecidas, porque el velo islámico significa la anulación de todos esos derechos. Algunas sí queremos mantener esos derechos, y por eso nos aterra lo que el islam hace a las mujeres mientras vosotras os dedicáis a echar piedras sobre el tejado de vuestras hijas y nietas; porque nosotras igual no lo veremos, pero a ellas nadie las va a respetar cuando les pongan un burka encima y las obliguen a dejar de trabajar o a casarse con su violador. No les valdrá de nada decir “mi abuelita que era feminista apoyaba al islam”, las maltratarán igual y si tenéis alguna duda echad un vistazo al mundo árabe, y comparad la situación de las mujeres antes y después de cada revolución islámica. Para que os quede bien claro como feministas, aquello a lo que NO os estáis enfrentando.


Así que si de verdad queréis defender a las mujeres, dejad de quemar sostenes y empezad a quemar velos y a despotricar contra el islam, esa teocracia fanática disfrazada de religión que se dedica a maltratar a las mujeres por ley. Es la única opción cuando una feminista tiene dos neuronas y dos ovarios.