sábado, 28 de mayo de 2011

Intolerante y nazi


Pues sí, a mis cuarenta y uno, después de vivir treinta y seis de ellos en democracia he descubierto que soy una intolerante, ferviente admiradora de Hitler y Mengele, racista, afiliada al partido nazi, al facha, al PSOE, amiga íntima de Pajín, idiota perdida por creerme lo que dice la OMS en cuestiones de salud, egoísta como yo sola y valga la petulancia, rabiosa, maleducada y xenófoba. Además me encanta insultar a la gente que nunca se ha metido conmigo, y quiero, y exijo que en todo el mundo y en todas partes se haga lo que a mí me dé la gana, pasando de la opinión de los demás. También vivo en los mundos de Yupi, padezco Síndrome de Asperger, soy subnormal, estoy enferma, debería ingresar en un frenopático, ir al psiquiatra, medicarme, vivir mi vida y dejar vivir a los demás aunque me estén metiendo el dedo en el ojo, y JAMÁS DE LOS JAMASES denunciar a alguien que comete un delito y me perjudica directamente, porque eso es de chivatos, de cobardes y de traidores. 
 
 
Y todo esto lo he descubierto gracias a que un día, navegando por el facebook, vi en una página de fumadores, varios comentarios en la línea de que “el tabaco no perjudica a nadie, no es tan malo para la salud como dicen, y no afecta a los fumadores pasivos”, y claro, entré a decir lo que pienso al respecto, adjuntando el correspondiente enlace al correspondiente estudio de la OMS sobre el tabaco, no vayan a pensar que soy yo sola la que lo pienso. Y se lió parda. Y recibí todos esos calificativos, viendo a la vez que quien los soltaba exigía democracia y tolerancia.
 

Si alguien conoce la página y conoce mi sarcasmo habitual, le será fácil deducir que no sentaron bien mis opiniones, ni el hecho de que las contrastara con datos. Y he de reconocer para ser justos que yo decidí entrar al trapo y sacar toda la mala leche acumulada durante años de exposición al tabaco de otros: aunque no sea la mejor actitud, algun@ que otr@ lo merecía.
 
Pues SÍ, SÍ Y SÍ, soy TREMENDAMENTE INTOLERANTE con el humo del tabaco, y quiero, y exijo que haya una ley que lo prohiba en cualquier sitio público, abierto, cerrado o con mamparas. Y como vivo en un país civilizado, y me gustaría que lo fuera más aún, también quiero que esté prohibido escupir a la cara de otros, darles collejas, derramar salsa ketchup encima de sus ropas, o tirarse pedos delante de su cara. Y conste que me limito a enumerar actividades bastante molestas para quien las sufriera, pero que no pondrían en peligro su salud en ningún caso, efecto añadido que sí produce el humo del tabaco.
 



Y NO, NO QUIERO que haya bares de fumadores y de no fumadores, de propinadores de collejas y de no propinadores de collejas, de escupidores y de no escupidores, de tiradores de pedos y de no tiradores de pedos. Quiero que en los bares, restaurantes, discotecas, teatros, en la calle, en los vehículos.... en fin, en TODOS los sitios públicos, nos comportemos TODOS civilizadamente, vayamos a cenar, tomar una birra y disfrutar de nuestro ocio; y dejemos para el ámbito privado nuestras actividades molestas e insalubres, el que las tenga. En mi opinion eso es saber convivir, y lo demás son tonterías.

jueves, 26 de mayo de 2011

Historia, literatura.... y cine I

 

Mira que me repatea. Para empezar afirmo y declaro que no me gusta especialmente el séptimo arte, aunque he de reconocer que he disfrutado a veces viendo algunas películas. Lo que me repatea, lo que no soporto, es la falta de imaginación y el tremendo morro de los guionistas, que recurren constantemente a obras literarias y hechos históricos para alterarlos y quitarles todo su sentido original. En aras de la comercialidad, del puritanismo y de lo políticamente correcto. Y que conste ante todo, que considero muy libre a un artista de hacer algo comercial, puritano y políticamente correcto, si es lo que como artista quiere hacer, pero ¡leches! ¡que invente una historia original! ¡o que lleve al cine una obra vendible y de intacta moral! Pues no. Lo que hacen es convertir “Lolita” en una historia de amor asexuado; emparentar a Aquiles y Patroclo, que por arte de magia ahora resulta que eran primos; presentar a Heinrich Harrier como un padre amantísimo de su abandonado hijo, con escena moña-lacrimosa y regalito del Tíbet incluido; hacer la cirugía estética a Pelagia y a Frida Kahlo para transformarlas en dos bellezones (esto me escandaliza especialmente, al tratarse de dos mujeres, una real y otra ficticia, cuya impactante belleza radica en su adorable fealdad) y por supuesto convertir en un apuesto galán al simpático, torpe y regordete capitán Corelli. Me tiro de los pelos.


Ya he dicho que no me gusta el cine, pero quienes me conocen saben de mi pasión por la literatura. Amo a los libros, amo a sus autores, siento auténtica adoración por cualquier historia que consiga conmoverme; puedo leer, y releer, y volver a releer algunos de mis libros amados y siempre les encuentro algo nuevo, algo distinto que no fui capaz de ver o de sentir en las anteriores lecturas, siempre me quedan ganas de volverlos a releer. Por eso para mí, la palabra SACRILEGIO, en vez de tener connotaciones religiosas, define exactamente lo que hacen algunos malditos cineastas con las historias que otros artistas gestan y paren. Y eso está muy, muy feo.

Y como me suele pasar cuando algo me toca la fibra sensible, ya se me ha hecho demasiado largo el post, y aún me quedan muchísimas cosas que decir, así que declaro inaugurada la serie intrabloguera “Historia, literatura.... y cine”, para ir contando más cosas y poniendo ejemplos concretos. Y de paso releo y me redocumento. 
 

viernes, 20 de mayo de 2011

Reencuentro

Uno de esos momentos que te alegran la jornada, y no había empezado precisamente bien. 
 
Un reencuentro con un muy querido amigo.

 
Una sorpresa en el trabajo.

 
Un abrazo sincero, de los que siempre nos hemos dado tú y yo, con toda el alma.

 
Una mirada de tus ojos miopes, que me derriten.

 
Un volcán.

 
Una emoción intensa y revivida.

 
Un algo que no puede ser, y sin embargo es.

Gracias por aparecer, por estar, por no haberte ido nunca.
Sabes que te adoro, y sé que me adoras. Todo lo demás no tiene importancia.

viernes, 13 de mayo de 2011

Pobrecito Bin Laden

El otro día, comiendo en el bar intercepté la conversación entre las dos personas que estaban en la mesa de al lado (es lo que tiene comer sola). Uno de ellos, echaba pestes de los norteamericanos, así en general, porque habían matado a una persona inocente y desarmada, además de violar la soberanía de Pakistán. Vamos, que te daba la sensación de que habían matado sin más a un señor con barba que paseaba por la calle... no, señores, no. La prepotencia de los EEUU la conocemos de sobra y no la voy a discutir, pero de ahí a que el pobrecito Bin Laden fuera inocente y desarmado, hay un mundo. El multimillonario Osama Bin Laden, ex amiguísimo de anteriores gobiernos estadounidenses, se ocultaba junto a sus varias esposas, hijos y nietos en un lujoso complejo cerca de la capital de Pakistán, acorazado, fortificado y repleto de soldados de alá armados hasta los dientes y dispuestos a morir matando para defender a su jefe. Si a él no le pillaron en ese momento con el kalashnikov en la mano, fue por casualidad o porque su salud ya no se lo permitía, pero en los vídeos le hemos visto todos, armado de tal guisa y amenazándonos por ser occidentales en vez de musulmanes, algo que ni él ni nosotros hemos elegido. En cuanto a la soberanía de Pakistán... no me imagino yo a los boinas verdes de la CIA diciéndole al gobierno pakistaní: “estimados amigos: vamos a cargarnos a nuestro amiguito común, el superterrorista al que lleváis años ocultando en vuestro país, pero porfa, no se lo digáis, que es una fiesta sorpresa, y si se entera se nos fastidia la misión ultrasecreta...” va a ser que no me los imagino, sobre todo porque antes de que hubieran podido cerrar la boca, el tío Laden se habría esfumado a otro país cuya inviolable soberanía le habría protegido y amparado diez años más, y no, no mola.

Que quede clara una cosa: en esta maldita guerra mundial que es la lucha contra el terrorismo se han hecho, se hacen y lamentablemente se seguirán haciendo canalladas en ambos bandos, no me creo lo de “nosotros somos los buenos y ellos los malos”, pero entre los dos bandos hay diferencias notables, y la primera y más importante es la elección de objetivos. Ni siquiera el cerril de George Bush hijo hubiera sido capaz de estrellar un avión de pasajeros saudí contra La Kaaba de La Meca, sabiendo que mataba instantáneamente a cinco mil civiles; mientras Bin Laden orquestó sin ningún escrúpulo, no sólo los atentados de las torres y el pentágono, sino también los de Madrid, Londres, Kenia, Tanzania, el fallido de Berlín... y tantos otros. Cuando se conocieron las atrocidades cometidas por soldados estadounidenses contra prisioneros de guerra iraquíes en la cárcel de Abu Ghraib, todo occidente montó en cólera y exigió al gobierno de Bush una explicación y un juicio a los culpables, aún a sabiendas de que, de darse la situación a la inversa, los soldados iraquíes no habrían sido más condescendientes con los soldados norteamericanos. Cuando se supo que en Irak, Al Quaeda y compañía decapitaban a sus “enemigos”, es decir, a civiles occidentales que eran secuestrados mientras trabajaban, en muchos países árabes comenzaron a venderse en los mercaditos los vídeos de las decapitaciones....
 
...en fin, que en una guerra “los malos” son todos en realidad, pero aún así hay gobiernos y gobiernos, hay ejércitos y ejércitos, hay pueblos y pueblos. Me atrevo a decir que ni siquiera al día siguiente de los atentados de Madrid, sumidos como estábamos todos los españoles en la rabia y el dolor, hubiéramos jaleado la decapitación de un argelino, egipcio, marroquí o pakistaní cuyo único delito fuera ser musulmán.

Así que me alegro, me alegro de que el ejército de los yuesei haya matado a Bin Laden, y no me dan ninguna lástima ni el pobrecito ni sus allegados. El único pero, la única objeción que pongo, es que me parece muy peligroso que alguien se adjudique el derecho a matar a otro alegremente por muy terrorista que el otro sea, porque ayer fue Bin Laden  y mañana puede ser... cualquiera. Pero hay que reconocer que ésas son cosas que a veces pasan en una guerra, donde no siempre hay tiempo para detenciones y juicios, y recordemos que Bin Laden había declarado la guerra a occidente, incluyéndonos en uno de los bandos a quienes no tenemos especial interés en exterminar al mundo islámico, pero menos aún en dejarnos exterminar por él, que es en última instancia lo que pretenden los fanáticos del islam.

Así que por esta vez, por una vez, enhorabuena y gracias, gobierno de los EEUU. Y a ver si a partir de ahora somos previsores, y ni una muerte así, ni los hechos que la provocaron, se repiten jamás.

sábado, 7 de mayo de 2011

La gran boda de Guille y Cati


Debo confesar que siento debilidad por la familia real británica. Son tan monos.... no sé, son como de opereta, parece que se vean obligados a juntar en ellos todos los defectos y debilidades de sus súbditos y encima a hacerlos públicos.... el caso es que no quería perderme por nada del mundo la boda de Guillermo y Kate, el nietísimo de la reina y su chica. Él es  hijo de mi adorada Diana de Gales, y ella una plebeya  monísima de la muerte, que en la práctica viene siendo ya su mujer, puesto que hace ocho años que viven juntos, pero claro, es la monarquía británica, hay que casarse por la iglesia, de blanco, con flores y lazos. Por ellos que no quede.

Los paparazzi cojoneros, muy en su estilo, publicaron unos días antes de la boda, con intención de desprestigiar a Guillermo, unas fotos suyas de hace tiempo, en las que el chico está en calzoncillos, dejándo que una bailarina no mucho más vestida lo envuelva en una boa y corriéndose una juerga del copón. ¡¡Diossssss qué bueno está!!!! menudo cuerpazo se gasta el nene, ¿y querían desprestigiarlo?????? ¡¡¡¡ lo que han hecho es que todas queramos ser Kate la noche de bodas!!!!!! Además, el Guille se parece a su madre y es guapo a rabiar, por mucho que Anarosa diga que anda escaso de pelo ¡qué sabrá ella de pelos!  
 
 
Pero a mí, quien me pone de verdad es su hermano Harry, es mi braguetazo platónico. Me explico: si mi intención fuera pegar un braguetazo de verdad, tendría que contar con mis posibilidades reales (de realidad, que no de realeza) y pensar en algún abuelete forrado de mi entorno, al que pudiera tener ocasión de camelarme. Lo bueno del braguetazo platónico, es que puestos a que sea platónico, te buscas a uno que además de tener pasta esté bueno  ¡¡y ese es mi Harry!! que por cierto iba guapísimo vestido de capitán de los ejércitos (o algo así).

Y Camilla, ¡¡Camilla estaba espectacular!! me encanta esa mujer y ya tiene narices que me gusten las dos, Diana y Camilla con lo diferentes que son. Si cuando yo digo que tengo algo con la royal family.......

En fin, que muchos años de felicidad para Guille y Kate, y que me cuiden bien a Harry, ahora que parece que ha sentado un poco su pelirroja testa. Aunque también podría hacer una última locura y encamarse con una morenaza española casi de la edad de su madre, y vivir con ella un tórrido romance, y ponerle un pisito en Londres y..... uishhhhhh, que me embalo, dejémoslo estar. Platónico, platónico.

lunes, 25 de abril de 2011

Íntimo y triste

 
Hoy hace diez años que murió mi padre. Le echo de menos, le echo de menos tanto que todavía me sigue doliendo, y sin embargo me sorprende mi propia capacidad de supervivencia. Si alguien me hubiera dicho alguna vez que podría vivir diez años sin mi padre, no le habría creído, o le habría preguntado “¿cómo se hace eso?”

El caso es que, además de llorar como una cría, estos días estoy reflexionando mucho acerca de todas las cosas que he hecho en diez años, y me enorgullezco y me cabreo a la vez; me enorgullezco porque he hecho tantas cosas, he vivido tanto, he aprovechado y he perdido tanto el tiempo, he sido tan feliz y tan desgraciada... me cabreo porque él no ha estado aquí, ni para disfrutar todas las cosas que hago y le gustan, ni para respetar todas las que hago y no le gustan.

El día que se estrenó la primera obra musical que compuse, una pequeña pieza para flauta y piano, al terminar de tocarla los intérpretes pidieron a la compositora (o sea, a mí) que se pusiera de pie, algo habitual en estos eventos, y el público nos aplaudió, tanto a ellos como a mí. Me hicieron una foto, y mi cara refleja en ese momento toda la satisfacción del trabajo bien hecho y terminado, la alegría del reconocimiento del público, el alivio de haber podido acabar la obra contra reloj y de que haya gustado a un público compuesto casi exclusivamente por músicos..... pero mi padre no estaba allí para vivir esa experiencia conmigo.

Tiempo después, estrené otra obra en mi pueblo, en el Teatro Auditorio, que estaba a rebosar: la familia, los amigos, la gente del pueblo que conocieron y quisieron a mi padre, todos estaban allí. Ese día me costó llorar sólo por dentro; los aplausos me halagaban tanto como me dolían, pesaba igualmente en mí la satisfacción y la rabia de que él no pudiera estar allí. Habría sido el padre más feliz del mundo. No puedo dejar de nombrar al presentador del acto, que al acabar todo el concierto vino a saludarme y me obsequió con el piropo más bello que me han dicho jamás: “eres maravillosa, igual que tu padre”.

En fin, no me quiero extender más, sólo decir que hoy he sentido la urgente necesidad de hacer algo que a mi papi le hubiera encantado. Como es un proyecto a muy largo plazo, posiblemente (espero) para toda mi vida, no digo más y ya os iré contando.

sábado, 23 de abril de 2011

El gilipollas de la semana


Antes los insumisos eran otra cosa. Quienes ya no somos tan jóvenes, aún recordamos a aquellos que se negaban a realizar el servicio militar obligatorio, exponiéndose a ser detenidos y acabar en la cárcel. Y muchos de ellos acabaron, efectivamente en la cárcel, de donde los sacó la amnistía general que siguió a la supresión de la “mili” obligatoria. Entonces la insumisión era una cosa seria; quizá la conducta de los insumisos no fuera la más sensata, pero hay que reconocer que le echaban huevos, y asumían las consecuencias.

Hoy en día se autoproclama insumiso un fulano al que la ley ya no permite intoxicar a sus clientes y trabajadores en su bar con el humo del tabaco. Se coge la rabieta del siglo, y todo chulo él, con la torpe excusa de estar defendiendo su negocio, monta el circo en los medios de comunicación, se crea dos o tres grupitos de apoyo en facebook, se hace retratar con el puro en la boca, en plan cacique de antaño, obtiene sus quince minutos de gloria, y eso sí, en cuanto las autoridades le arrean un multazo de 150.000 euros (25 millones de las antiguas pesetas, que se dice pronto) y le cierran el chiringuito, agacha la cabecita, apaga el puro, se baja los pantalones, se la endiña entera, vuelve a abrir el bar y aquí no fuma ni el vaquero de winston. Con un par.
Amo a ver, piltrafilla, qué pasa, ¿has hecho ya la cuenta de los clientes que tienes que perder con la ley antitabaco para llegar a perder los 150.000 euros que te han clavado de un plumazo? ¿te diste cuen, de que si te cierran el restaurante no tendrás que despedir a algún trabajador, tendrás que despedir a TODOS tus trabajadores, y buscarte un curro de camata en un bar donde nadie fume?


Bien, chico listo, bien. El 99% de los hosteleros hicieron esos cálculos en su momento, les gustara o no la ley, y la acataron. Ahora sus negocios siguen funcionando como antes. Si el menda, antes de salir en la tele, hubiera usado su calculadora y su cerebro (o lo que quede de él, tras tantos años de exposición al tabaco), se hubiera ahorrado que “El Jueves” le proclamara “El gilipollas de la semana”, amén de la supermulta que tiene que pagar y el rídículo que ha hecho.

Los insumisos de antaño consiguieron que se modificara la ley, y nadie tuviera que formar parte del ejército de manera obligatoria. Con héroes como el tontolaba este y sus secuaces, benditos sean, tenemos ley antitabaco para toda la eternidad. Nuestros pulmones lo agradecerán.