martes, 11 de julio de 2023

Cuando al libro le faltan letras (Diario de guerra XXXII)

 COLABORACIÓN DE LINA ZALITOK

(german below)

(deutsch unter)


Jabalí llamó hoy a Pandino e interrumpió mi Diario de guerra XXXI que aún no he terminado. Por supuesto podéis ignorar este texto, porque es otra vez una conversación absurda en alemán, que empieza hablando de amor y termina con un apagón.


-“Pandino, hace mucho tiempo que no sé nada de ti. ¿En qué estás pensando?” – preguntó Jabalí a su amigo cariñosamente


-“En nada especial, la hermosa bailarina está bailando en mi cabeza" - respondió Pandino con calma


-“¿Qué está bailando?”


-“Se mueve rápido, su rostro está radiante, no puede parar, salta, cae, vuelve a saltar, corre, camina, corre, se detiene un segundo, de repente sus pies salen del suelo volando..." -balbuceó Pandino


-“Eh, Pandino, ¿qué te diría la hermosa bailarina si supiera cuánto la amas?”


-“Ella podría decir, 'Lo sé', o podría decir, ‘¿Cómo te atreves? Apenas nos conocemos’ o ‘¿y qué quieres que haga? ¡por favor, no vengas más a mis espectáculos!’ o ‘¡qué raro! ¿puede Pandino enamorarse de las mujeres? no sabía eso ¡no me gusta Pandino!’ o…”


-“Espera espera. Dijiste que ella sabía que existías y que eras Pandino y que se dio cuenta de que ibas a cada una de sus funciones” – interrumpió Jabalí


-“¿Entonces?"


-“Creo que ella te aprecia. Puede que no entienda tus sentimientos, pero al menos sabe que no hay nada malo en ellos”


-“Oh Jabalí, no le diré nada. No tengo ninguna aspiración con ella, sólo tienes que declararte cuando esperas algo, ¿no? al menos eso es lo que me dijo Cigüeña”


-“Pero tú no eres Cigüeña. Tú eres Pandino. No estoy seguro de que puedas guardar silencio. Siempre dices lo que sientes"


-“Jabalí, no sé cuánto tiempo más podré amarla en secreto. Quiero abrazarla en cuando la veo. Cada vez que le doy flores después de la actuación, toco su mano automáticamente. Su cuerpo es como un imán para mí, me atrae cada vez más. Al final se da cuenta de que no controlo mis movimientos y que algo flota en el aire entre nosotros”


-“Todavía puedes hacer algo por ella, piccolo Pandino”


-“Jabalí, eso está mal dicho. Piccolo Pandino es un error lingüístico en italiano. Pandino ya es un diminutivo por -ino”


-“Sólo quiero consolarte, Pandino. No seas tan aburrido por favor“


-“Sí, podría hacer más. Todavía podría hacer mucho. Y aún no está claro si ella se irá pronto”.


-“Entonces haz algo, no te rindas mientras ella está aquí”


-“Hay tantas cosas que puedo hacer… es difícil elegir una”


-“¿Por ejemplo?”


-“Puedo escribirle un poema, llevarle flores otra vez, puedo darle un libro, puedo invitarla al teatro o a un concierto (necesito más coraje para eso, pero podría intentarlo) puedo cocinar algo para ella, puedo..."


-“Querido Pandino, deja de pensar. Por favor, elige una cosa y hazla”


-“Y si ella se va... sabes, estoy preparado para eso. Ya lo he aceptado. Si ella se va, aprenderé un idioma extranjero. ¿Dijo Goethe (¿o quién?) que el hombre es hombre tanto como lenguas extranjeras es capaz de hablar? si aprendo otro idioma volveré a ser una persona y me aseguraré de que esta nueva persona no esté enamorada de la hermosa bailarina”


-“¿Qué tal si aprendes a bailar? el baile también es un idioma”


-“No, la bailarina es ella, no yo. Yo soy Pandino. Además no quiero tener tantas cosas en común con ella. De todos modos, con mucha frecuencia ya siento que somos una persona en dos cuerpos”


-“¡Qué dices! sois diferentes en muchas cosas” – dijo Jabalí con impaciencia


-“A veces me parece que pienso lo mismo que ella”


-“No, esto no puede ser. Nadie piensa igual que tú, definitivamente tus pensamientos son diferentes. Creo que algunos de tus pensamientos ya no están al dente. Los cocinaste demasiado tiempo. Baja el fuego”


-“¡No se dice así en alemán! ¡cuán ignorante llegas a ser!”


-“No sé cómo decirlo correctamente. La cosa es que corres el riesgo de quemar tu mente. Después de todo, es hora de apagar el fuego y cocinar un plato nuevo. ¿Quizás sin fuego? ¿una ensalada?”


-¡Tú y tus metáforas! ¡Salvaje como un jabalí! no hay lugar aquí para una ensalada ¿entonces? vale, lo pillo. Aprenderé un nuevo idioma”


-“Buena idea. Acabemos de una vez con el tema del amor. ¿Cómo van los cortes de energía en Kiev?” preguntó Jabalí, preocupado


-“Hay menos. Pero incluso si se va la luz, ya no uso velas”


-“¿Usas linternas?”


-“Sí”


-“¡Ay Pandino! qué rápido has perdido el romanticismo”


-“No sé, ya no tengo ganas. En algún momento, los cortes de energía se convertirán en una rutina. Las velas no traen alegría en ningún momento. Solo necesito algún tipo de luz, me da igual si es del sol, de una antorcha o de una vela”


-“¿Y la luz de la luna?"


-“También. Pero en las ventanas del apartamento donde ahora vivo con Linochka, no he visto la luna desde hace mucho”


-“Es que tienes una luz interior demasiado fuerte. Apágala un poco y podrás disfrutar de la luz de las velas”


-“¿Te preocupa que al final de la guerra no haya gastado todas las velas o qué?”


-“Bueno, quién sabe cuándo acabará la guerra. Además, como siempre, compraste sólo las justas. ¿Cuántas en total? ¿cuatro? es triste que ya no disfrutes de la luz de las velas"


-“Ahora puedo ver bastante bien en la oscuridad”


-“Ajá. ¿Y si la hermosa bailarina se va lejos? ¿qué harás entonces?”


-“Ya lo pensaré. Pero estoy preparado: he comprado unas luces de colores por si vuelvo a tener problemas para ver en la oscuridad”


-“¿Guirnaldas pequeñas?”


-“¡Sí! lucecitas, todas de colores" -dijo Pandino feliz


-“¿Funcionan a pilas?”


-“Exacto, a pilas. ¿De que otra forma iban a funcionar? depender de la electricidad es preocupante. Las guirnaldas que han de enchufarse dejan de lucir cuando no hay electricidad” -se impacientó Pandino


-“¡La nevera deja de ser una nevera y se convierte en un simple armario!” – se rió Jabalí


-“¡Exacto! el microondas pierde sus ondas, la lavadora no centrifuga, la aspiradora se llena de polvo, del secador de pelo no sale aire y…”


-“¡Y el libro que lees pierde letras por la noche! se convierte en  oscuridad”


-“Hasta que encienda la vela o la linterna”


-“¿Puede un libro perder letras?”


-“Momentáneamente, desde luego"


-“Se dice que aprender es luz y no aprender es oscuridad... ¿cómo podrías aprender en la oscuridad?" -se preguntó Jabalí


-“Si no puedes aprender, tienes que amar. Si no puedes amar, entonces tienes que aprender. Cuando estoy sin amor, aprendo. Entonces se vuelve a encender una luz. Estoy aprendiendo un nuevo idioma y el mundo volverá a estar bien. Al menos tengo ciertas reglas gramaticales en las que confiar. Lo demás puedo ignorarlo”


-“Siempre hay excepciones"


-“Las excepciones molestan para aprender. Pero bueno, puedes tolerar algunas anomalías”


-“Aprender es luz, lo recordaré” -dijo Pandino con calma


-“¿Cuando la hermosa bailarina deje de bailar en Kiev?" - preguntó Jabalí

-“Exactamente. ¿Qué idioma debería aprender? ¿qué opinas? ¿árabe? ¿turco? ¡oh! ¿japonés de nuevo?” – Pandino ardía de entusiasmo


-“¡Cuidado! ¡has vuelto a poner el fuego al máximo!”





(texto original)


Cinghiale called Pandino today and interrupted my WarDiary #31 which is not finished yet. You can of course ignore this one, because it is again a random conversation in German starting from love and ending with a blackout.

„Pandino, ich habe von dir lange nichts gehört. Was denkst du so?“ – fragte Cinghiale seinen Freund fürsorglich.

„Nichts Besonderes, in meinem Kopf tanzt die schöne Tänzerin.“ – antwortete Pandino ruhig.

„Was tanzt sie denn?“

„Sie bewegt sich schnell, ihr Gesicht ist strahlend, sie kann nicht stoppen, sie springt, fällt, spring wieder, rennt, geht, läuft, hält für eine Sekunde, reißt ihre Füße plötzlich vom Boden ab…“ plapperte Pandino.

„Eh, Pandino, was würde dir die schöne Tänzerin sagen, wenn sie erfahren hätte, wie sehr du sie liebst?“

„Sie würde vielleicht sagen: „Ich weiß“ Oder sie würde sagen: „Was erlauben Sie sich? Wir kennen uns kaum.“ oder „Was soll ich mit dieser Information tun? Kommen Sie bitte nicht mehr zu meinen Vorführungen!“ oder „Wie seltsam! Können sich Pandini in Frauen verlieben? Das wusste ich nicht. Ich steh doch nicht auf Pandini!“ oder…

„Warte, warte. Du hast doch gesagt, dass sie weiß, dass du existiertest und dass du Pandino warst und dass sie bemerkt hat, dass du zu jedem ihrem Performance gingest.“ – unterbrich Cinghiale.

„Und nun?“

„Ich denke, sie schätzt dich. Es kann sein, dass sie deine Gefühle nicht verstehen würde, aber zumindest gibt es an deinen Gefühlen nichts Schlechtes.“

„Ach Cinghiale, ich sage ihr doch nichts. Ich habe kein Ziel. Man muss nur etwas sagen, wenn man ein Ziel hat, oder? So hat mir zumindest der Storch gesagt.“

„Du bist aber kein Storch. Du bist Pandino. Ich bin nicht sicher, dass du weiter schweigen kannst. Du sagst doch immer das, was du fühlst.“

„Cinghiale, ich weiß nicht, wie lange noch ich sie so unbemerkt lieben kann. Ich möchte sie so sehr umarmen, wenn ich sie sehe. Immer wenn ich ihr nach der Vorführung Blumen gebe, berühre ich ihre Hand. Das passiert automatisch. Ihr Körper ist für mich wie ein Magnet, mit einer immer stärkeren Anziehungskraft. Irgendwann bemerkt sie, dass ich meine Bewegungen nicht ganz kontrolliere und dass es in der Luft zwischen uns etwas Ungewöhnliches gibt.“

„Du kannst doch noch etwas für sie machen, piccolo Pandino.“

„Cinghiale, das geht so nicht. Piccolo Pandino ist auf Italienisch ein sprachlicher Fehler. Pandino ist schon piccolo, wegen -ino.“

„Ich möchte dich nur trösten, Pandino. Sei nicht so langweilig bitte.“

„Ja, ich könnte noch etwas machen. Ich könnte noch eine Menge machen. Und ob sie bald wegfährt, ist ja noch unklar.“

„Dann mache etwas, gehe weiter, solange sie da ist.“

„Ich kann doch so vieles machen. Es ist schwer eine Wahl zu treffen.“

„Zum Beispiel?“

„Ich kann für sie ein Gedicht schreiben, nochmal Blumen schenken, ich kann ihr ein Buch schenken, ich kann sie ins Theater oder zum Kinzert einladen (dafür bräuchte ich mehr Mut, aber ich könnte es doch versuchen), ich kann für sie etwas backen, ich kann…“

„Lieber Pandino, stopp zu denken. Nimm bitte eine Sache und mach das.“

„Und wenn sie wegfährt… Weißt du, ich bin dazu schon bereit. Ich habe es schon akzeptiert. Wenn sie wegfährt, lerne ich zum Beispiel noch eine Fremdsprache. Hat Goethe (oder wer?) gesagt, dass der Mensch so viele Male Mensch ist, wie viele Fremdsprachen er kennt? Wenn ich noch eine Fremdsprache lerne, werde ich nochmal ein Mensch. Dann gewährleiste ich, dass dieser neue Mensch in die schöne Tänzerin nicht verliebt ist.“

„Wie wäre es, wenn du tanzen lernst? Tanzen ist doch auch eine Sprache.“

„Ne, sie ist die Tänzerin, ich nicht. Ich bin Pandino. Ich möchte vermeiden, zu viele Gemeinsamkeiten mit ihr zu haben. Ich fühle mich schon sowieso zu oft so, als ob wir eine Person in zwei Körpern wären.“

„Che dici! Ihr seid doch auch in vieeelen Sachen unterschiedlich.“ – sagte Cinghiale ungeduldig.

„Manchmal scheint es mir, dass ich genauso wie sie denke.“

„Nein, das kann nicht sein. Niemand denkt mehr als du. Deine Gedanken sind bestimmt anders. Ich glaube, einige von deinen Gedanken sind nicht mehr al dente. Du hast sie zu lange gekocht. Mache das Feuer schwach.“

„So sagt man auf Deutsch nicht! Manchmal wundere ich mich, wie ungebildet du bist!“

„Ich weiß nicht, wie man es richtig sagt. Die Sache ist, du riskierst, deine Gedanken anzubrennen. Es ist doch Zeit, Feuer auszuschalten und ein neues Gericht zu kochen. Vielleicht mal ohne Feuer? Einen Salat?“

„Du und deine Metaphern! Wild wie ein Wildschwein! Salat passt hier nicht, was soll das? Ich sage doch. Ich werde eine neue Fremdsprache lernen.“

„Gute Idee. Jetzt haben wir wieder nur über Liebe gesprochen. Wie geht es dort in Kyjiw mit Stromausfällen?“ – fragte Cinghiale besorgt.

„Es gibt weniger Stromausfälle. Aber selbst wenn es sie gibt, benutze ich keine Kerzen mehr.“


„Benutzt du Taschenlampen?“

„Ja.“

„Ach Pandino! Wieso bist du so schnell so unromantisch geworden?“

„Ich weiß nicht, ich habe keine Lust mehr. Irgendwann werden auch Stromausfälle Routine. Kerzen bringen auch irgendwann keine Freude. Ich brauche nur irgendwelches Licht, ob Sonnenlicht, Taschenlampenlicht oder Kerzenlicht ist eigentlich egal.“

„Und Mondlicht?“

„Auch. Aber in den Fenstern der Wohnung, wo ich jetzt mit Linotschka wohne, habe ich seit langem keinen Mond gesehen.“

„Du hast aber momentan zu starkes inneres Licht. Drehe es etwas ab. Dann kannst du wieder das Kerzenlicht mehr genießen.“

„Machst du dir Sorgen, dass ich bis zum Ende des Krieges nicht alle Kerzen verbrenne, oder was?“

„Na ja, wer weiß, wann das Ende ist. Außerdem hast du wie immer keine Vorräte gemacht. Wie viele Kerzen hast du insgesamt gekauft? Vier? Es ist nur traurig, dass du das Kerzenlicht nicht mehr genießt.“

„Ich kann jetzt auch in der Dunkelheit ganz gut sehen.“

„Aha. Und wenn die schöne Tänzerin wegfährt? Was machst du dann?“

„Ich denke später daran. Ich habe mich aber schon ein bisschen darauf vorbereitet: ich habe ein paar Lichterketten gekauft, falls ich dann wieder in der Dunkelheit schlecht sehe.“

„Lichterketten?“

„Ja, Lichterketten, ganz bunt!“ sagte Pandino glücklich.

„Mit Batterien?“

„Genau, mit Batterien. Wie sonst? Es ist beunruhigend, stromabhängig zu sein. Lichterkette mit einem Stecker hört doch plötzlich auf, Lichterkette zu sein, wenn es keinen Strom gibt,“ Pandino wurde ungeduldig.

„Kühlschrank hört auf, Kühlschrank zu sein und wird nur ein Schrank!“ – lachte Cinghiale.

„Stimmt! Mikrowelle verliert ihre Wellen und Waschmaschine dreht die Wäsche nicht und der Staubsauger bedeckt sich mit Staub und aus einem Haartrockner kommt keine Luft und…“

„Und das Buch in deinen Händen verliert abends Buchstaben! Es wird zu Dunkelheit.“

„Bis ich die Kerze anzünde oder Taschenlampe einschalte.“

„Kann ein Buch Buchstaben verlieren?“

„Für einen Augenblick, bestimmt.“

„Man sagt: Lernen ist Licht, Nichtlernen Finsternis…Wie kann man eigentlich in Finsternis lernen?“ - fragte sich Cinghiale.

„Wenn man nicht lernen kann, muss man lieben. Wenn man nicht lieben kann, dann muss man lernen. Wenn ich keine Liebe mehr habe, dann lerne ich. Dann bekomme ich wieder Licht. Ich lerne eine neue Fremdsprache und die Welt wird wieder in Ordnung sein. Zumindest habe ich dann bestimmte grammatikalische Regeln, auf die ich stützen kann. Alles andere kann ich ausblenden.“

„Es gibt doch immer Ausnahmen.“

„Ausnahmen tun beim Lernen weh. Aber gut, ein paar Anomalien kann man doch vertragen.“

„Lernen ist Licht – das merke ich mir, genau“ sagte Pandino beruhigt.

„Für die Zeit, wenn die schöne Tänzerin nicht mehr in Kyjiw tanzt?“ – fragte Cinghiale.

„Genau. Welche Sprache soll ich lernen? Was denkst du? Arabisch? Türkisch? Oh! Wieder Japanisch?“ – brannte Pandino mit Enthusiasmus.

„Vorsicht! Du leuchtest wieder zu viel!“

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